Una alimentación sencilla, económica y sabrosa prevendría la obesidad

Cultura

La enseñanza a la población de la gran diversidad de alimentos saludables permitirá prevenir los problemas de salud asociados a la obesidad, subrayó la doctora María Esther Eloísa Gómez durante la charla que ofreció en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Una alimentación sana es posible mediante hábitos sencillos, económicos y sabrosos, sin recurrir a dietas milagrosas ni privarse de nada, ya que la clave es conocer los diferentes grupos y su función, dijo la especialista en nutrición al dictar la plática Obesidad y sobrepeso: un problema de salud que se puede controlar.

Muchos padecimientos están vinculados a la mala nutrición –obesidad, osteoartritis, hipertensión arterial, derrames cerebrales, infartos y cáncer– por lo que es necesario concientizar a la población sobre estos temas y vigilar los hábitos al comer.

La alimentación debe ser completa, equilibrada, inocua, suficiente y variada, es decir, cumplir con las necesidades específicas de las diferentes etapas de la vida, promoviendo así el correcto desarrollo y para lograr este cometido hay guías como el plato del buen comer, un diagrama que ilustra los diferentes tipos de alimentos y la mejor manera de combinarlos.

En éste se clasifican tres grupos: frutas y verduras, cereales y leguminosas y alimentos de origen animal que permiten planear las comidas y las colaciones para que sean ricas en nutrientes y de bajo índice calórico.

La especialista explicó que el primero es la fuente principal de vitaminas y minerales y permite el buen desarrollo y funcionamiento del organismo, por ello es esencial que las frutas y verduras representen la mitad del plato.

Los cereales proporcionan energía para tener fuerza y desarrollar las actividades diarias, también son fuente de otros nutrientes, por lo que “debemos consumir las cantidades adecuadas y no eliminarlos de nuestra dieta”.

Los alimentos de origen animal y las leguminosas dan al cuerpo las proteínas necesarias para afirmar o reponer músculos, piel, sangre y huesos, permitiendo además su adecuado desarrollo.

Otra herramienta “que nos permite vigilar nuestro consumo es la jarra del buen beber”, que se compone principalmente de agua, leche semidescremada y bebidas de soya, así como café o té, evitando los refrescos y las bebidas azucaradas.

Finalmente la nutrióloga recomendó fraccionar las comidas en cinco tiempos, además de evitar el consumo de productos con alta densidad energética, incluidos jugos, frituras y repostería.

Otras recomendaciones son servir porciones en platos pequeños, establecer horarios fijos de alimentación, fomentar la adecuada masticación, consumir alimentos ricos en fibra y evitar el consumo de alcohol.

Además de aumentar la actividad física, vigilar el horario y el ambiente de las comidas y contar con la asesoría de un profesional de la salud, “que nos hará un plan de alimentación de acuerdo con nuestras necesidades”.