Un casco azul de El Salvador envía un mensaje de paz desde los cielos de Mali

Internacional

En una entrevista con Noticias ONU con motivo del Día Internacional del Personal de Paz de las Naciones Unidas, el teniente piloto aviador Luis Alfonso Amaya Medrano nos cuenta su día a día en Mali, desde sus tareas para mantener la paz hasta lo que más echa de menos de su tierra o lo que hace durante su tiempo libre.

Tiene 29 años, pilota helicópteros y tiene su base en Tombuctú. Es el teniente piloto aviador Luis Alfonso Amaya Medrano, de 29 años, que pertenece al contingente de El Salvador desplegado dentro de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali, también conocida como MINUSMA.

Sí me gustaría volver a servir en otra misión de la ONU, ya que sé que con lo poco que yo aportó, estoy aportando a la paz mundial.

Con motivo del Día Internacional del Personal de Paz de las Naciones Unidas, que se celebra todos los años el 29 de mayo, este casco azul cuenta a Noticias ONU su día a día en la Misión, desde sus tareas para mantener la paz y la calma en el país, hasta lo que más echa de menos de su tierra o lo que hace con su tiempo libre.

¿Cuáles son tus principales responsabilidades como casco azul?

Actualmente estoy sirviendo en Tombuctú en la unidad de helicópteros armados de El Salvador como casco azul y mi misión es proporcionar apoyo aéreo, demostración de fuerza, proteger las fuerzas que están en tierra y llevar a cabo evacuaciones cuando sea necesario de acuerdo a los planes establecidos por el escalón superior.

¿Cómo es un día típico en la Mali?

Un día típico para mí aquí en Mali comienza a las 5:30 de la mañana aproximadamente. Me levanto a hacer ejercicio, luego aseo personal, desayuno. Durante la mañana, un día sí un día no, podríamos decir, tenemos clases de vuelo para mantenernos siempre activos en nuestros conocimientos y nunca perder eficiencia en ninguna manera. Luego viene el almuerzo.

Aproximadamente hay de dos a tres misiones de vuelo a la semana. En ellas, uno apoya durante todo el día. Se podría decir que, en un día de misión de vuelo, nuestra mañana empieza a las 5:30 para realizar el briefing. Posteriormente, a las 6:30 despegamos y empezamos la misión con reconocimientos a través de todos los ejes que nos indican brevemente en el briefing. Luego de eso, visitamos lugares.

Un ejemplo, siempre empezamos las misiones de vuelo aquí en Tombuctú, volamos hacia Duenza, revisamos que todas las calles estén despejadas, que no hayan colocado explosivos, que no haya actividades sospechosas. Aterrizamos en el campamento de Duenza, esperamos para que la aeronave sea recargada de combustible y, posteriormente, hacemos una escolta de convoy, protegiéndolo desde el aire para que todos los suministros que necesitan los campamentos, en especial Duenza, Tombuctú y hasta Mopti, sean provistos sin ningún problema.

¿Tienes mucha interacción con la población local?

Con la población local, mi interacción digamos que no es mucha; pero casi siempre que andamos volando, les hacemos ver que estamos ahí. Por ejemplo, descendemos un poco la altitud de vuelo y muchos niños salen a saludarlos, y desde el aire siempre los saludamos. Es una experiencia muy bonita.

¿Cuál sería tu mensaje para la juventud de Mali?

Mi mensaje para la juventud de Mali sería que se mantengan unidos, que siempre busquen el camino de la paz y que nosotros estamos aquí para apoyarlos, que somos sus amigos y que en cualquier cosa que podamos proveer paz a este país que tanto lo necesita, estamos para servir.

¿Crees que estás haciendo un cambio en la vida de la gente ordinaria?

Siento que sí estoy haciendo un cambio positivo en su vida, ya que nosotros ayudamos a que las cosas se mantengan no muy calientes, así lo decimos en mí país; que se mantenga todo tranquilo. Además, imagino que, para mucha gente aquí, ver una aeronave que sabe que está para protegerlos ha de ser muy bueno.

¿Qué te hace más orgulloso en tu servicio en las misiones de la paz?

Lo que me hace sentir orgulloso es que mi país me haya seleccionado para venir a cumplir misiones aquí, demostrando que tienen la confianza en mí como representante de mi país y de las Naciones Unidas para mantener la paz a través de las misiones que realizamos.

¿Qué haces durante tu tiempo libre?

Durante mi tiempo libre, me gusta ir al gimnasio, ver películas, hablar con los amigos que tengo aquí en Mali, salir a comprar palomitas para ver películas -bromea- y de vez en cuando salgo a correr para mantener mi actividad física y mantener bien mi físico, porque es necesario cuando uno vuela aeronaves. Tener buena salud física para poder volar de la mejor manera.

¿Qué extrañas de casa?

Lo que más extraño de casa sería mi familia, mis amigos, todas las actividades que puedo hacer allá y no puedo hacer aquí. Pero, sin embargo, sé que el sacrificio que estoy haciendo aquí va a servir para la paz y eso también me llena de orgullo.

¿Sigues en contacto con la familia?

Sí sigo en contacto con mi familia a través de redes sociales, WhatsApp, llamadas por teléfono. Siempre trato de mantener el contacto porque es un lazo y un apoyo, y a pesar de que estás lejos trasciende la distancia y todo ese cariño siempre se siente.

¿Te gustaría servir otra vez en una misión de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas?

Por su puesto que me gustaría volver a servir. Es más, esta es la segunda ocasión que estoy sirviendo en este país. Hace dos años participé en la misión de helicópteros armados en Gao y actualmente estoy en Tombuctú. Y cada a año es una experiencia distinta y renovadora. Así que sí me gustaría servir, ya que sé que con lo poco que yo aportó, estoy aportando a la paz mundial.