Últimos días para conocer la vida cotidiana del pasado en la exposición Tiempo de labor, juego y ocio

Cultura

La exposición Tiempo de labor, juego y ocio representa una oportunidad de acercarse y conocer obras que muestran cómo pasaban el tiempo, se divertían, trabajaban o jugaban los europeos entre los siglos XVII y XX. Está abierta al público hasta el domingo 22 de septiembre en el Museo Nacional de San Carlos, ubicado en Puente de Alvarado núm. 50, colonia Tabacalera, Ciudad de México.
Escenas de hombres y mujeres que trabajan en el campo, mineros tomando un descanso después de una dura faena o imágenes que remiten al ámbito rural, conviven con piezas que hablan de la fiesta, la música y el baile.
Al recorrer Tiempo de labor, juego y ocio se puede conocer qué hacía la gente perteneciente a diversos estratos sociales para ganarse la vida o durante su tiempo de ocio, por medio de piezas que presentan temas rurales con ligeros tintes sociales, costumbristas, realistas o lúdicos.
A través de pinturas, dibujos y grabados, y a partir del binomio trabajo-tiempo libre, se busca reconstruir el pasado y convertir el arte en un documento histórico con obras de grandes artistas europeos, como Jan Brueghel de Velours, Pierre Ribera, Joaquín Sorolla, Eduardo Chicharro, Jean Béraud y Charles Michel, que conviven con juegos de mesa y marionetas de las colecciones Carlos Monsiváis y Rosete Aranda.

Imágenes de mineros, floristas, campesinos y vendedores ayudan a conocer cómo realizaban sus labores los hombres y las mujeres del pasado, y cómo el juego representó un aspecto fundamental en la vida social europea, en la que se otorgaba esencial importancia a los momentos lúdicos y recreativos, a las reuniones y a las fiestas.
Quienes vivieron entre los siglos XVII y XVIII acostumbraban a acudir a espectáculos de toda índole: desde procesiones religiosas hasta festejos militares, pasando por coronaciones, bodas o bautizos. En estos actos no faltaban los juegos populares, aristocráticos, de contemplación o participación.
Algunas obras recuerdan el papel de la mujer dentro de las sociedades aristocráticas: podían recibir una educación formal, lecciones de música, convivir con amistades de su abolengo y organizar tertulias, siempre y cuando no olvidaran su función primordial: convertirse en esposas abnegadas y amorosas madres.
Esta exposición propone una reinterpretación del acervo del Museo Nacional de San Carlos, en diálogo con piezas de archivos privados e institucionales, como las de los museos Nacional de Arte y del Estanquillo, las galerías Windsor y Cristóbal, y la Colección Pérez Simón.