Túumben Paax festeja más de una década de trabajo continuo con álbum de aniversario

Cultura

Como parte de su celebración por más de una década de labor artística continua, el sexteto vocal Túumben Paax presentó su disco Túumben Paax. Décimo aniversario, el sábado 11 de mayo en el Salón de Recepciones del Museo Nacional de Arte (Munal).
“Este álbum –integrado por diez obras, cinco de ellas comisionadas– comparte un poco de la trayectoria del ensamble vocal que se dedica a la promoción de la música nueva”, señaló Rodrigo Cadet, director artístico de la agrupación.
“Es un disco muy humano porque las piezas pasan por distintas emociones y recorren diversos temas que ocupan a la sociedad mexicana, como los feminicidios, en Una calle para tu nombre de Julio Morales, o lo femenino, en Soy de Jean Angelus Pichardo, pero también momentos alegres, como La muerte sonriente de Diana Syrse; cuasi religiosos, con el Agnus Dei de Cesare Valentini, o que nos hacen reflexionar sobre nuestra herencia prehispánica, en Xopan Cuícatl”.
Agregó que, para el ensamble conformado por las sopranos Lucía Olmos y Lorena Barranco, y las mezzosopranos Carmen Contreras, Marcela Robles, Julieta Beas y Betzabé Juárez, este festejo es una muestra de persistencia y tenacidad “para hacer arte, porque uno tiene que tener mucha confianza en sí mismo, mucho valor, pero, sobre todo, constancia, y no dejarse vencer por las adversidades relacionadas con cuestiones presupuestales o de difusión. Esta es la consolidación de más de diez años de trabajo, con el estandarte del arte como un frente de batalla contra la ignorancia, la violencia y la injusticia”.
Cadet resaltó que, a través de este disco, “el público mexicano podrá conocer música vocal que se escribe en la actualidad y se encontrará con seis talentosas voces mexicanas que interpretan una variedad de técnicas vocales muy interesantes porque a veces alcanzan sonidos percusivos o efectos asombrosos y divertidos de escuchar, además de las historias contenidas en algunas de las letras”.
Por su parte, el pianista Arturo Valenzuela (autor de Plenitud y ofrenda, incluida en este álbum) abordó el “destacado trayecto” de la agrupación mexicana y señaló que “este disco simboliza un esfuerzo de diez años, lo cual es meritorio por el enorme esfuerzo que este tipo de empresas culturales requieren, especialmente en el medio musical”.
El también investigador señaló que este álbum es importante porque los discos de música vocal sólo aparecen de manera esporádica: “En México hay poca producción discográfica de música vocal mexicana, y todavía menos los hay del género contemporáneo y de compositores jóvenes. Por ese motivo es tan importante la consolidación de este disco y los diez años de la agrupación”.
En tanto, Francisco Cortés –compositor de Veleidad, pieza que también forma parte del álbum– hizo un recorrido descriptivo por las obras del disco: “Quizá la más abstracta sea Prisma de Lilia Vázquez, ya que usa vocalizaciones y no tiene ningún texto. Funciona como si fuese un cuarteto de cuerdas o una orquesta, pero con el valor del hermoso timbre de la voz.
“Una gran ventaja de la música vocal es que utiliza el texto a través de un lenguaje que sí es capaz de otorgar significados concretos. Por lo tanto, funciona para darle un piso y amplificar la voz de quien escribe el texto. En ocasiones puede ser un poeta y en otras el mismo compositor. La pieza de Cadet –Xopan Cuícatl– es una obra con un bellísimo texto de Nezahualcóyotl, en la cual habla de un ruiseñor que canta y una serie de aves que contestan este canto. La música extiende la voz de Nezahualcóyotl y, mediante el uso de texturas aleatorias que generan armonías complejas y tonalidades simples y puras, le ofrece movimiento y significado a la música. Lo mismo sucede con la pieza de Valentini. Este disco tiene mucha variedad. Incluye obras atonales y tonales”.
Para Cortés, “una obra necesaria del disco es la de Julio Morales, en la que trata de dar volumen, presencia, a esta petición casi utópica, de súplica, de que exista una calle en la que una mujer transite segura y sin miedo. Este álbum es necesario para la cultura, para nuestro entendimiento como mexicanos, y es también un viaje fantástico a través de toda clase de sonoridades: complejas, simples, alegres, tristes. El recorrido musical ofrece una experiencia de contemplación, reflexión, aventura y celebración”.