Teatro El Galeón Abraham Oceransky cumple 47 años de ser el recinto por excelencia para la vanguardia y la experimentación del arte escénico

Cultura

El Teatro El Galeón Abraham Oceransky del Centro Cultural del Bosque cumplirá este 20 de noviembre 47 años de ser testigo de las expresiones más vanguardistas y experimentales del arte escénico mexicano y extranjero. Ubicado en el Centro Cultural del Bosque (CCB), fue el último en integrarse a esta unidad formada por ocho recintos dedicados al teatro, la danza y las artes multidisciplinarias desde finales de los años 50 del siglo XX.
El CCB, dependiente del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) fue diseñado a finales de la década de los años 50 por los arquitectos Pedro Ramírez Vázquez y Ramiro González Delsordo. Alberga en sus 45 mil metros cuadrados el Auditorio Nacional y los teatros El Granero Xavier Rojas (1956), Julio Castillo (1957), Sala Xavier Villaurrutia (1957), Orientación (1958), Plaza Ángel Salas (1959) y Teatro de la Danza Guillermina Bravo (1969). La Sala CCB se abrió en 1996.
En 1972 se incorporó el Teatro El Galeón, que hoy lleva el nombre de su fundador, Abraham Oceransky (Ciudad de México, 4 de diciembre de 1943), quien lo inauguró en noviembre de aquel año con la puesta en escena de su obra Simio.
Durante cerca de 50 años, el Teatro El Galeón se ha convertido en el recinto en el que los integrantes de la comunidad teatral actor, tienen integrés de llegar a trabajar, por la gran carga simbólica que representa, pues en su espacio se han presentado desde grupos independientes, hasta algunos de los más destacados teóricos del teatro como Peter Brook y Tadeuz Kantor, así como montajes del legendario Centro de Experimentación Teatral (CET) del INBAL, que fundó y dirigió Luis de Tavira desde mediados y hasta finales de los años 80.
El recinto fue creado, previamente, por iniciativa de un grupo de estudiantes de la Escuela de Arte Teatral y de la Academia de Danza del INBAL, quienes a principios de los años 70, en colaboración con el arquitecto Carlos Perdomo, decidieron acondicionar una bodega de la Unidad Artística y Cultural del Bosque a fin de contar con un espacio adecuado para sus ensayos.
El entonces nuevo foro, dirigido por César Pérez Soto, tuvo el nombre de Laboratorio Teatral Foro Independiente, el primero de su tipo en México. En 1972 Abraham Oceransky lo adaptó como teatro polivalente y lo estrenó con la puesta en escena de Simio.
En su trayectoria, ha recibido obras como Ubu rey, dirigida por Peter Brook, así como las puestas en escena del CET: De película, dirigida por Julio Castillo; María Santísima, por Luis de Tavira; Grande y Pequeño, de Botho Strauss, y Querida Lulú, dirigida por Ludwig Margules, entre otras.
Este foro ha sido objeto de múltiples acciones de rehabilitación y restauración a lo largo de los años. En 1978 se ampliaron la capacidad de las graderías y las dimensiones del foro; en 1984 y 1997 se realizaron obras que permitieron una mayor flexibilidad y versatilidad de su espacio.
Fue intervenido nuevamente en el 2000, en el marco de la rehabilitación integral de la Unidad del Bosque, y fue reinaugurado en el mes de diciembre de ese mismo año con la puesta en escena de la obra De monstruos y prodigios. La historia de los castrati, de Jorge Kuri, con la compañía teatro de Ciertos Habitantes.
En noviembre de 2018, el Teatro El Galeón recibió oficialmente el nombre de su fundador, el dramaturgo, director de escena, músico y escritor Abraham Oceransky en una ceremonia en la que se develó una placa alusiva.
En esa ocasión, Oceransky se declaró un soñador: “Sueño cosas hermosas y desde que empecé a hacer teatro no he tenido pesadillas, ni tampoco sufro, a pesar de que hay cosas que me duelen. Siempre he pensado que el teatro no es el espacio físico sino lo que sucede dentro. En cualquier lugar que haya un actor, un verdadero actor, ahí está el teatro. Con eso en mente empezamos a utilizar el espacio que hoy es El Galeón”.
Rememoró que “en 1972 vivíamos para el teatro y todos éramos teatro, por eso investigábamos todo el tiempo una palabra, un gesto, un movimiento, para iniciar una nueva posibilidad”. Egresado de la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBAL, señaló: “Los teatros no son tumbas y esto me da aliento para perseguir mi próximo sueño: seguir creando para el público, porque el artista es un creador incansable, por eso hay que decirle a la gente que el teatro no es menor que los deportes. Sin cultura no hay país”.
Y remató: “Mi idea de hacer teatro surgió de un sueño infantil. Cuando era niño vi una película sobre un hombre que plantaba manzanas, y así hacía que la gente se sintiera muy feliz. Quería hacer lo mismo, pero en teatro”, enfatizó.
El pasado 11 de noviembre, Abraham Oceransky sumó un nuevo reconocimento por sus aportaciones al arte y la cultura de México: fue declarado Premio Nacional de Arte y Literatura 2019 en el ramo de Bellas Artes por sus valiosas aportaciones a la renovación el teatro nacional.
En el acta del Jurado que le otorgó el más recinete reconocimiento a Oceransky, se asentó: “Son destacables y significativas sus contribuciones a la construcción y renovación de recintos teatrales en el país; su labor como formador de artistas, tanto nacionales como extranjeros, en todas las ramas de las artes escénicas; las más de cien obras que ha producido y dirigido; además de numerosos programas de televisión y su contundente trayectoria como dramaturgo”.