Surrealismo y folclor en el Día de Muertos en la UAM

Cultura

Acordonadas de dos en dos y pegaditas, las flores de cempasúchil dieron marco a pinturas representativas de Leonora Carrington, a quien el Centro de Difusión Cultural Casa de la Primera Imprenta de América de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) consagró la edición 2019 de su tradicional ofrenda, en un maridaje perfecto entre arte surrealista y folclor para engalanar el mexicanísimo Día de Muertos.

Envuelto en humo de sándalo y copal, el altar a la artista plástica portaba las banderas de México y Gran Bretaña, las dos naciones que la vieron crecer, y al lado una grandiosa orquesta de calacas en cerámica, latón y plata aseguraba una bienvenida musical digna de tan ilustre difunta visitante.

A los costados, elementos de gran significado para la homenajeada: pinceles, pomos de pintura, cartas de tarot, cuarzos, velas y el esqueleto en cartonería de uno que otro gato que la acompañó en vida.

El piso –cubierto de colorido aserrín– hizo las veces de mantel para canastas llenas de dulces, frutas y verduras que, más que adornar, antojaban a quien miraba con detenimiento el rostro de la autora surrealista, mientras un cielo pletórico de papel picado revoloteaba con el viento. La inventora del atole –escultura en bronce– parecía cobrar vida para ser ella misma quien repartiera un poco de la ancestral bebida y el no menos típico pan de muerto.

Estudiantes de la Escuela de Artesanías del Instituto Nacional de Bellas Artes –que por quinto año consecutivo colaboró con la Casa de la Primera Imprenta de América en la instalación– confeccionaron piezas de gran manufactura: cráneos forrados con mosaicos turquesa, pantallas en técnica de vitromosaico, sillas intervenidas con pequeños cráneos de cerámica o tzompantli y otras más en textiles cuyos patrones semejaban tumbas y cempasúchil.

Inspirado en la época de finales del siglo XIX e inicios del XX, así como en los olores de noviembre, Iker Palma modeló en plastilina catrinas deslumbrantes denominadas Damas Porfirianas que, desde distintos puntos, daban la bienvenida al recinto y decoraban el altar mayor, que incorporó una ofrenda pequeña a las almas de los niños, en particular a Tita, fallecida hace décadas en la casona, que no ha dejado de rondar para hacer una que otra travesura.

El Centro Cultural Casa de las Bombas de la Unidad Iztapalapa convocó a un Fandango para los muertos, al que acudieron vecinos de esa alcaldía para concursar con calaveritas literarias en honor a artistas plásticos mexicanos; escuchar historias de terror; disfrutar espectáculos de marionetas, puestas en escena y la pieza de ballet Danza macabra, así como la exposición de fotografía y pintura Entre musas y catrinas, lumbre divina.

También se llevó a cabo la danza-teatro Día de muertos, a cargo de la compañía Frederik, que impresionó con sus atuendos alados y máscaras tenebrosas, en un recorrido de la huesuda para llevarse consigo almas en pena.

La Unidad Cuajimalpa organizó un certamen de calaveras literarias en homenaje al filósofo Miguel León-Portilla; una charla sobre fotografía y rituales fúnebres, y una plática sobre el papel del panteón de Dolores durante el Porfiriato, mientras que la Unidad Lerma llamó a la comunidad a participar en su 1er. Concurso de ofrenda de muertos y las unidades Azcapotzalco y Xochimilco se sumaban a la celebración. UAM Radio 94.1 FM invitó a los radioescuchas a grabar composiciones en verso alusivas a la festividad para transmitirlas en su programación.