Si no se invierte en la educación de los niños rohinyá, se pone en riesgo la esperanza de toda una generación

Internacional

En un informe sobre los menores rohinya refugiados, UNICEF describió las dificultades que afrontan a diario esos niños y sus familias para sobrevivir e instó a invertir para crear oportunidades educativas en la zona de campamentos de Bazar Cox.

El Fondo de la ONU para la Infancia subrayó este viernes la necesidad urgente de que los niños de la minoría rohinyá de Myanmar refugiados en Bangladesh puedan gozar del derecho a la educación e instó a invertir para crear oportunidades educativas en la zona de campamentos de Bazar Cox, donde vive la mayoría de esa población.

En un informe sobre los menores rohinyá refugiados, UNICEF describió las dificultades que afrontan a diario esos niños y sus familias para sobrevivir y advirtió que el hacinamiento en los campamentos genera desesperación y pone en riesgo las esperanzas de toda una generación.

La publicación se presentó al cumplirse dos años de la llegada de unos 745.000 civiles rohinyá a Bangladesh para huir de la persecución y la violencia en Myanmar y su principal objetivo es urgir a que se invierta en educación y enseñanza de oficios a los niños de ese colectivo.

Simon Ingram, uno de los autores de los autores del informe, viajó recientemente a Bazar Cox, donde constató que los refugiados piden un espacio en los campamentos donde los niños puedan estar a salvo y tengan un ambiente propicio para empezar a recuperarse del trauma que les causó tener que huir de Myanmar.

“Lo que tratamos de decir en el informe es que hay una profunda necesidad de que estos niños tengan una educación formal que los prepare para el futuro, y sonar la alarma porque el tiempo se escapa y se corre el riesgo de tener una generación de rohinyas sin escuela ni educación que no podría ayudar a su comunidad a avanzar hacia una vida mejor”, apuntó.

No basta con que sobrevivan

La directora ejecutiva de UNICEF, por su parte, afirmó que no basta con que los menores rohinyá sobrevivan.

“Es crítico que se les eduque y ayude a desarrollar las habilidades que necesitarán para tener un mejor futuro”, dijo Henrietta Fore.

Agregó que, sin las oportunidades adecuadas, los niños y jóvenes pueden sucumbir ante los narcotraficantes y tratantes de personas que les prometen ayudarlos a salir de Bangladesh.

El estudio de UNICEF destaca el peligro de acoso y abuso que encaran las mujeres y niñas, sobre todo en la noche, y afirma que la educación puede dar a las menores las herramientas para evitar flagelos como el matrimonio infantil.

Condiciones deplorables

Las agencias humanitarias han destacado constantemente las deplorables condiciones en que viven los refugiados rohinyás, particularmente en la temporada de monzones, cuando las lluvias llegan a destruir sus viviendas de bambú y lonas.

Entre el 21 de abril y el 18 de julio de este año, las autoridades de los campamentos de Bazar Cox reportaron 42 heridos y 10 muertos, seis de ellos niños, debido a las tormentas.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), pese a las grandes carencias, Bangladesh ha llevado a Bazar Cox servicios públicos básicos como los cuidados de salud y nutrición, agua, instalaciones de saneamiento e higiene.

“Sin embargo, a medida que la crisis de refugiados se prolonga, los niños y jóvenes precisan más que eso; requieren educación de calidad que les permita aspirar a una vida mejor”, insiste el informe de UNICEF.

De acuerdo con las cifras del Fondo, unos 280.000 niños de entre 4 y 14 años reciben algún tipo de apoyo educativo. De esa cantidad, 192.000 acuden a más de 2.100 centros de aprendizaje, pero más de 25.000 menores “no están inscritos en ningún programa”, resaltó.

Más preocupante aún es que casi ningún adolescente de entre 15 y 18 asiste a los centros de educación.

UNICEF indicó que los jóvenes de ese grupo de edad que estudiaban en Myanmar se encontraron sin oportunidad de continuar haciéndolo al llegar a Bazar Cox y no hay señales de que puedan reanudar la escuela en algún momento.

En este sentido, UNICEF y otros organismos de la ONU llamaron a los gobiernos de Bangladesh y Myanmar a utilizar sus recursos nacionales educativos -programas de estudio, manuales de capacitación y métodos de evaluación- para ofrecer un sistema de aprendizaje más estructurado a los niños rohinyás.

“Proveer materiales educativos y de capacitación es una tarea enorme y sólo se puede llevar a cabo con el respaldo de todos los actores involucrados, pero no podemos fallarle a toda una generación de niños cuyo porvenir está en juego”, puntualizó la titular de UNICEF.