Se alistan buques oceanográficos de la UNAM para una década más de vida útil

Cultura

“El Puma” y “Justo Sierra”, los buques oceanográficos de la UNAM, continuarán operando en las mejores condiciones por lo menos una década más. En una reunión de evaluación y prospectiva, el coordinador de la Investigación Científica, William Lee Alardín, señaló que con base en el diagnóstico reciben mantenimiento integral y se les dotará de aditamentos adicionales para la investigación, hasta su máxima capacidad.

En la sala de consejo de la CIC, subrayó que se busca renovar la infraestructura de operación y de investigación de los buques, tener una comunicación más amplia con los usuarios y responder de manera más eficiente a sus solicitudes.

El objetivo es proponer programas estratégicos en colaboración con la comunidad de la UNAM y de otras instituciones que colaboran en los buques, y hacer levantamientos, búsquedas, convenios en temas estratégicos que se consideren prioritarios, como energía, cambio climático y otros por definir, dijo.

Una vez armado el plan, se podrá pensar en qué clase de buques se necesitan y qué renovaciones se tienen que llevar a cabo para los próximos 40 años.

En ese sentido, Lee Alardín y Ligia Pérez Cruz, coordinadora de Plataformas Oceanográficas de la Universidad, coincidieron en que durante 2019 se respetarán las campañas oceanográficas de investigación, de acuerdo con el calendario.

Pérez Cruz recordó que “El Puma” y “Justo Sierra” fueron diseñados hace 37 años, por lo que tienen limitaciones en el crecimiento de infraestructura nueva, pero con el mantenimiento adecuado durante los próximos tres años, continuarán operando en las mejores condiciones.

“Los modernizaremos hasta donde sea posible, pero las investigaciones oceanográficas de geofísica marina cada vez requieren de equipos más sofisticados. Creo que es momento de empezar a planear la adquisición de nuevas embarcaciones específicas, de acuerdo con los objetivos de las investigaciones futuras en ciencias marinas a nivel nacional”, sugirió.

En 2006 hubo una inyección de equipo, que vino de fondos externos. Respecto al mantenimiento, hace aproximadamente dos décadas que no se hacía un diagnóstico e inversión como la actual, comentó.

Algunas investigaciones

Los buques oceanográficos realizan investigaciones de vanguardia en ambos litorales del país.

En el Pacífico mexicano se lleva a cabo una campaña relacionada con la Brecha Sísmica de Guerrero, cuyo responsable es Víctor Cruz Atienza, del Instituto de Geofísica. Es un consorcio internacional en donde participa Japón, y están instalados en parte de la brecha sísmica para monitorear los temblores con equipos de alto costo.

También en el Pacífico, a bordo de “El Puma”, se realizan proyectos relacionados con la productividad y el afloramiento de algas nocivas para la salud de la gente de la costa, expuso Pérez Cruz.

En el Golfo de México, en el buque “Justo Sierra”, se efectúan trabajos con un fuerte impacto social. Uno se relaciona con el apoyo a la Secretaría de Energía (a la parte de exploración de hidrocarburos). Varios proyectos observan cómo son las condiciones actuales en el ecosistema para evaluar los daños si ocurriera un derrame petrolero.

Otros se relacionan con la instalación de estructuras petroleras en aguas profundas, para lo cual se requiere conocer las condiciones meteorológicas y oceanográficas.

Un estudio más se vincula a la evolución del Golfo de México y el impacto de un asteroide en Chicxulub, Yucatán, hace 66 millones de años. “Es un evento en la historia de la Tierra que cambió al planeta”, resumió.

Para apoyo a la investigación, la Coordinación de Plataformas Oceanográficas implementará un proyecto de generación de datos de dióxido de carbono (CO2) disuelto en el agua, cuya información estará disponible en el portal para quienes realizan estudios sobre el cambio climático.

Soberón y la historia de los buques

La reunión tuvo como invitado al exrector Guillermo Soberón Acevedo, en cuya administración se adquirieron los dos buques: en 1980 “El Puma” y en 1982 el “Justo Sierra”.

Para tener el barco en 1976 se necesitaba dinero, así que fui con el Patronato de la Universidad. Conseguimos parte de los recursos y el resto lo pedimos al Gobierno Federal, recordó.

El entonces presidente no se negó a la iniciativa, pues según el exrector, el mandatario opinó que “en tiempos de Soberón la sociedad mexicana recuperó la confianza en la UNAM, y ésta en sí misma”.

Primero se diseñó un buque de investigación científica en Noruega. Cuando estuvo listo, el propietario del astillero propuso a Soberón hacer un segundo barco gemelo con el mismo diseño, para tener uno en cada litoral mexicano. Así, la inversión del segundo se redujo porque ya estaba el diseño, y la Universidad pudo adquirir dos.

Actualmente, evaluó Soberón, los barcos “están enfermos, y ustedes están a tiempo de planear una nueva adquisición”.

En la reunión también estuvo Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del Instituto de Geofísica.

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