El acoso escolar homofóbico y transfóbico afecta el derecho a la educación de niñas, niños y adolescentes. Tiene impacto en el proceso de enseñanza-aprendizaje y afecta a toda la comunidad estudiantil, pues daña la libertad, integridad y dignidad de todas y todos.
Mejor conocido como bullying, el acoso escolar es toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce en el ámbito escolar de forma reiterada. Específicamente, el acoso por homofobia y transfobia es un tipo particular de violencia dirigido a personas (niñas, niños y adolescentes) por su orientación sexual y/o identidad de género (OSIG).
En la Encuesta sobre Discriminación por motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género (ENDOSIG 2018), se indica que 87 por ciento de las personas que contestaron la encuesta tuvieron que esconder su OSIG en la escuela y 92 por ciento ante su familia.
Casi 9 de cada 10 (88 por ciento) señaló que identificó conductas de burla o molestia hacia otra persona por su OSIG en el espacio escolar. En tanto que 27 por ciento comentó haber vivido agresión física por OSIG en la escuela.
Adicionalmente, una cuarta parte de las personas encuestadas (25 por ciento) señaló que se le negó la posibilidad de estudiar o seguir estudiando por su identidad de género.
Estos datos revelan la importancia de que en nuestro país se estén desarrollando políticas públicas para lograr que las escuelas sean espacios de inclusión y desarrollo para las personas gays, lesbianas, trans e intersexuales.
