“Que Dios esté con todos ustedes”: La única política pública que EUA tiene contra las armas

Deporte

Carlos Gálvez
El pasado fin de semana en territorio estadounidense, se llevaron a cabo tres lamentables y mortíferos tiroteos, los cuales fueron perpetrados por ciudadanos considerados hasta ese día como “comunes y corrientes”, sacudiendo el imaginario colectivo del llamado “sueño americano” e indignando también a la comunidad internacional, reabriendo una discusión (estéril y sin futuro) en torno a una mayor regulación del uso y adquisición de armas de fuego por parte de los ciudadanos de nuestro vecino del norte.
Estos recientes, más no últimos tiroteos, se suman a la basta y aberrante “tradición” de masacres, que el pueblo norteamericano ha sufrido a lo largo de su historia reciente, en la que toda la grandeza, desarrollo, crecimiento, libertad y democracia que difunden, se ensombrecen ante el grado de odio y la facilidad con la que un individuo puede cometer actos de barbarie, peores que los que se cometen en países con menor índice de desarrollo.
Tras los ataques, el presidente Donald Trump, se lamentó por lo sucedido, enviando a través de distintos mensajes de Twitter, sus condolencias a los deudos, dichos comunicados terminaban generalmente con la frase: “qué dios esté con todos ustedes”.
El contenido de esta frase nos hace entender, que la “bendición de dios”, es la única política pública con la que EE. UU. cuenta para atender estás crisis.
Así es como Trump y sus antecesores, han puesto en primer plano a los recursos económicos generados por la industria armamentística, delegando a un segundo lugar las vidas de algunos de sus ciudadanos y/o extranjeros como fue el caso de Texas, con lo que han adoptado históricamente una postura de indiferencia respecto a la regulación de armas de fuego, para disminuir estas masacres.
Lo anterior queda de manifiesto cuando se revisan las ideas de algunos autores, especialistas en análisis y evaluación de políticas públicas, como Giandomenico Majone, quien asegura que la omisión de respuestas, respecto a un problema social que se tiene identificado plenamente por un gobierno, también debe considerarse como una política pública, ya que el “no hacer nada”, tiene costos políticos, sociales o económicos, que pueden ser evaluados y equiparados a los que se obtienen al implementar una acción gubernamental.
Son muchos los factores que pueden llevar a un individuo a cometer crímenes como los acontecidos el fin de semana, pero el consumo poco regulado, indiscriminado y casi obsesivo de armamento para uso civil en Estados Unidos, es sin lugar a dudas uno de los principales detonantes de estos actos.
No se puede soslayar el discurso de odio y miedo que Trump ha institucionalizado desde su presidencia, sin embargo; tampoco se debe culpar solo al lenguaje incendiario del insufrible mandatario, ya que, si fuera responsable de alentar los tiroteos, no sería por su discurso, sino por las omisiones que como ejecutivo ha tenido respecto a un efectivo control para el uso y manejo de armas de fuego de su población.
Si revisamos algunos trabajos de investigación o documentales producidos en aquel país, se puede advertir que ni la música, ni los videojuegos, ni las ideas políticas y en este caso ni el discurso de odio del presidente, son suficientes para llevar a cabo una matanza, más bien obedece a un desorden social que se materializa al tener tanta “libertad” para utilizar, almacenar y comprar armas de fuego.
El panorama resulta desalentador y no se observa que vaya a cambiar, “dios” deberá seguir haciendo su trabajo para evitar que como ciudadano o turista estés en el momento y lugar del siguiente tiroteo, porque de eso sí estamos muy seguros, de que ocurrirán muchos más tiroteos, pues el gobierno no está dispuesto a realizar ninguna acción para evitarlo, ya que los intereses que se tocarían están muy por encima de las vidas que han cobrado y seguirán cobrando las masacres.
Estos intereses están muy bien representados por la poderosa Asociación Nacional del Rifle o NRA por sus siglas en inglés, quienes son el verdadero obstáculo tanto en el poder legislativo como en el ejecutivo y en la ciudadanía, para realizar las adecuaciones normativas o políticas públicas, enfocadas a disminuir los daños causados.
México no pude solo darse golpes de pecho ante los lamentables acontecimientos, porque acá también tenemos nuestros propios problemas de inseguridad, masacres y matanzas que obedecen a otras circunstancias y otros actores, pero que son originados por el mismo común denominador, el cual es: el fructífero negocio de las armas en Estaos Unidos, por lo que la presión diplomática se debe realizar en los distritos foros, organismos y agrupaciones internacionales de las que somos miembros, yendo más en el sentido de la regulación y no tanto en la extradición del o los responsables.
Twitter: tromba18