Presupuesto 2021 atiende más a intenciones políticas y electorales de AMLO, que a repercutir más allá del sexenio: PRD

Política

Tras externar su voto en contra al Dictamen relativo al Presupuesto de Egresos que se pretende manejar para el año 2021, el Partido de la Revolución Democrática en la Cámara de Diputados, denunció que la iniciativa “responde más a intenciones políticas y electorales” del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que a “buscar trascender más allá de su gestión”, y lamentó también el hecho de que este gobierno cierre las puertas al diálogo con agentes económicos y actores políticos trascendentales como los gobernadores.

Al presentar el posicionamiento del Grupo Parlamentario del PRD en este recinto, el diputado Antonio Ortega Martínez expuso además que, con estas acciones se está poniendo en riesgo el aporte que ha dado la izquierda en su conjunto, a la necesaria transformación del país.

Precisó que sirve más al país un presupuesto plural que invierta a lo largo y ancho del territorio, y no uno que dilapide el dinero en proyectos egocéntricos como el Tren Maya; el Aeropuerto de Santa Lucía y el Tren Transístmico, que dejarán como único legado “podredumbre y  desperdicio”. Y de hecho, expuso que se buscará atemperar los gastos caprichosos del Presidente, rescatando recursos que se tirarían a los mismos.

Informó que, en su caso, el Grupo Parlamentario del PRD presentaría reservas con ajustes por cerca de 50 mil millones de pesos que se traducirían directamente en más recursos para: Salud, educación; ciencia; tecnología; cultura; atención a víctimas; protección de derechos humanos; igualdad sustantiva; justicia; campo; mejoras en infraestructura hidráulica; más y mejores carreteras, así como para estados y municipios a fin de que atiendan temas de seguridad, salud, protección civil e infraestructura.

“No hace falta hacer un análisis teórico profundo para demostrar la impertinencia del presupuesto. Basta sencillamente con mostrar la cara del gobierno que está a la vista de todos: Una administración publica pauperizada y paralizada, incoherente, ineficiente, desorganizada e ineficaz, con acciones que reflejan más los caprichos del Presidente que una verdadera estrategia de Estado”, afirmó.

“Esta supremacía y preponderancia excepcional del Poder Ejecutivo, ha implicado día a día tensiones con diversos  grupos de la sociedad, rompiendo el equilibrio de su ámbito natural de acción e influencia al igual que el de los gobiernos estatales y municipales. Aunado a que están siendo desmontados muchos de los avances políticos, democráticos y económicos de décadas, a pesar de que muchos implicaron un acuerdo con fuerzas opositoras cuyos protagonistas están aquí y que hacían mejores leyes como opositores, que las pésimas que hoy urden como gobierno”, acusó.

Ortega Martínez aclaró que las y los mexicanos “no estamos ante el presupuesto de una nueva forma de gobierno, sino ante el programa de gasto personalísimo, centralista y controlador del Ejecutivo que no conjuga la estabilidad con la modernización; la austeridad con el desarrollo, la generación de riqueza con su distribución, las expectativas con su materialización; sino que este presupuesto es del Presidente y él es su único dueño”.

Al recordar que este es el último presupuesto de Egresos que autoriza  esta legislatura; el perredista dejó en claro que este instrumento no solo sirve para realizar una cuantificación de los ingresos y (en función de ello), gastar; ni tampoco es para priorizar obras, objetivos y temas del gobierno federal para -en función de ello- definir partidas y lineamientos; sino que –enfatizó- es para ordenar las prioridades de la nación, y ordenarlas coherentemente.

“Y frente a este hecho –denunció- hoy vemos una propuesta que atiende más a las intenciones políticas y electorales del presidente dejando de lado los justos reclamos y necesidades estructurales del país”.

El presupuesto público no debe ser un plan aritmético de distribución del gasto elaborado por políticos o por técnicos, sino de las oportunidades productivas y la creación de nuevas fuentes de desarrollo, trabajo y riqueza; pero lo que tenemos hoy no es una estrategia de crecimiento, sino un discurso con claros propósitos electorales. Este modelo de privilegiar la  entrega de millones de cheques a los ciudadanos sí genera un vínculo, pero no sirve para terminar con la pobreza y la desigualdad”, concluyó.