Port Authority, la mirada de Danielle Lessovitz

Cultura

Port Authority, la primera película de Danielle Lessovitz, narra la complicada historia de amor entre Paul, un adolescente que acaba de llegar a Nueva York, y Wye, una joven bailarina de voguing y miembro de la comunidad queer del «ballroom». La directora estadounidense, egresada de la prestigiosa Tisch School of Arts de la universidad de Nueva York, explora los temas de la libertad de elección, la identidad y las presiones sociales en esta película producida por Martin Scorsese.

Cuéntenos cómo nace esta película.

Hace como diez años vi un vídeo en la televisión y casi inmediatamente tuve la idea para esta historia de amor. Tenía el arco narrativo en la cabeza, pero como sucede con tantas otras ideas, la dejé a un lado.

Unos años más tarde me mudé a Nueva York y asistí a un «ball». Las actuaciones de los bailarines, rodeados por sus familias intergeneracionales «elegidas» me conmovieron y la idea volvió a cobrar vida.
Hablé con mi directora artística, Helen Zünd, fue un gran apoyo. Necesité casi un año para decidirme a escribir la historia. El primer borrador lo terminé en menos de dos semanas.

 

¿Cómo fue el ambiente durante el rodaje? ¿Podría contarnos alguna anécdota?
Así fue el ambiente.

¿Qué aprendió durante el rodaje de esta película?
Creo que la lección más importante es que siempre hay una oportunidad, incluso cuando tenemos la impresión contraria. Eso fue lo que me dijo nuestro director de fotografía, Jomo Fray, cuando comenzamos los preparativos, y es algo que comprendí plenamente cuando comenzamos a filmar. A veces sentía que era necesario precipitar ciertas cosas, pero el espacio que creé para permitir que otras cosas existieran otorgó a la película una vitalidad que no hubiese podido escribir o anticipar.

 

¿Qué la motivo a ser directora? ¿Cuáles son sus influencias?
Quería encontrar una manera honesta de expresar lo que veía y experimentar, dar sentido a sentimientos muy complejos y comunicarlos de la mejor manera posible. Hacer cine es una extensión natural de la poesía, algo que me atrae muchísimo. Soy como un pintor, creo retratos de personajes que cambian con el paso del tiempo. La realización es la mejor manera de ser curioso y jugar con varias personas a la vez.

¿Qué opina de la situación actual del cine en su país?
Este proyecto es una coproducción franco-estadounidense. Pude ver cómo funcionan y colaboran los dos países. Me di cuenta de que la industria del cine en Estados Unidos se orienta más hacia el producto: se hace énfasis en el éxito comercial de la película.

En Francia hay una importante tradición de cine de autor, y parece que para los directores es posible tomar más riesgos y gozar de mayor libertad.
Hemos aprovechado lo mejor de ambos mundos. Las dos industrias intentan hacer lugar para más perspectivas y proyectos dirigidos por mujeres. En Estados Unidos es más difícil ser tomada en serio como directora, pero eso tal vez cambie.