Porfirio Díaz

Deporte

Víctor Yaotzin Torres López
En mayo de 1911, Porfirio Díaz sufría de una enfermedad en las encías, padecía sordera y agotamiento físico, tenía alrededor de más de 80 años de edad, poco a poco se veía perdiendo el control político y comenzó a reflexionar sobre su renuncia a la Presidencia.
La noche del 23 de Mayo Díaz comenzó a redactar su renuncia. El 25 de Mayo a las 11 de la mañana, la Cámara de Diputados aprobó en dictamen la renuncia de Díaz.
1.- Sus ultimas horas en tierras mexicanas Porfirio Díaz pronunció dichas palabras:
“Espero, señores diputados, que calmadas las pasiones que acompañan a toda revolución, un estudio más concienzudo y comprobado haga surgir en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir, llevándose en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas. Con todo respeto”. [SIC]
2.- En la estación de trenes de Santa Clara al sur de la capital, el general de división Victoriano Huerta los escoltó hasta abandonar el país.
Las últimas protestas que recibió Porfirio Díaz durante su viaje; en Orizaba el tren fue atacado por bandoleros, pero fueron repelidos por las fuerzas federales de Huerta.
Finalmente el 31 de Mayo abordo del buque alemán YPiranga abandonó el pais. Díaz en el fondo sabía que jamás volvería a regresar a México, era su último adiós a su tierra que tanto quería.
Durante el viaje sólo se presentó un incidente en la Coruña española un grupo de manifestantes lo acusaron de genocida.
El 20 de junio de 1911, Porfirio Díaz llegó a su destino, lo recibieron un puñado de amigos, entre ellos Federico Gamboa, reconocido novelista, posteriormente Don Porfirio se interno en una clínica de Interlaken, Suiza, debido a sus malestares de dentadura, de donde salió curado los últimos días de junio de 1911.
En lucernas se arrojó al agua para salvar a un niño que se ahogaba.

3.- (Reencuentro con sus enemigos). Díaz y su familia visitaron París. Al llegar a Los Inválidos, el 20 de julio, el expresidente platicó con soldados jubilados franceses que habían peleado en la guerra de intervención cincuenta años atrás.
El general Gustave Léon Niox, encargado del edificio, escoltó a Díaz hasta la tumba de Napoleón Bonaparte, a quien el general mexicano admiraba. Niox, de pronto, sacó la espada que Bonaparte usó en 1805 durante la Batalla de Austerlitz, y la colocó en manos de Díaz, quien hizo pública su emoción por tener la espada y que este no merecía tenerla en sus manos, a lo que Niox contestó, “Nunca ha estado en mejores manos”.
4.- Viajes por Europa, los reconocimientos que recibió, luego de su viaje a Francia, recorrió todo el continente Europeo acompañado de su esposa.
En abril de 1912, fue recibido en el Palacio de la Zarzuela, Madrid, por el rey Alfonso XIII de España, quien lo invitó a residir en la Península Ibérica y le hizo entrega de una espada como obsequio.
Más tarde recorrieron San Sebastián y Zaragoza. El káiser Guillermo II de Alemania le envió a Zaragoza boletos para presenciar las maniobras militares de su ejército en Múnich, a donde llegaron en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
Tras fijar su residencia en París, los Díaz solían marcharse a Biarritz y San Juan de Luz, en la costa francesa, durante el invierno.
A inicios de 1913, comenzaron un viaje por el norte de África y su travesía los llevó a conocer El Cairo, Keneth, la Esfinge y la Gran Pirámide de Guiza.
En esta última, Díaz fue retratado en una fotografía propiedad del Archivo General de la Nación. Durante su regreso a Europa, estuvieron en Nápoles y Roma.
5.- Vivió de manera modesta, sencilla y desapercibida, dos mujeres oaxaqueñas le hacían el aseo en su casa, era una vivienda que podía pagar, su vida fue tranquila y de viajero.
6.- Tuvo conocimiento de las rebeliones y situaciones que pasaban En México, debido a que sus amigos solían ir a visitarlo, y eso le causaba nostalgia pues él sabía que al dejar el poder no cambiarían las cosas.
7.- Durante los últimos meses de 1914 y los primeros de 1915, su salud comenzó a deteriorarse seriamente y más tarde, en junio de 1915, su médico le ordenó absoluto reposo, por lo que tuvo que dejar sus diarias caminatas matinales por el bosque de Bolonia. (Le gustaban esos jardines porque le hacían recordar el Bosque de Chapultepec en la Ciudad de México).
Según los relatos de Carmen Romero Rubio, su esposo padecía de alucinaciones. Se dice que en sus últimos días de vida, el ya viejo hombre Porfirio Díaz pronunciaba repetidamente el nombre de su hermana Nicolasa.
8.- El 2 de julio, finalmente, ya había perdido la palabra y la noción del tiempo. Su médico de cabecera fue llamado al mediodía, y a las seis de la tarde con treinta y dos minutos —hora de Francia—, José de la Cruz Porfirio Díaz Mori falleció a la edad de ochenta y cuatro años.
9.- Fue enterrado en la iglesia de Saint Honoré l’Eylau, y el 27 de diciembre de 1921 sus restos fueron trasladados al cementerio de Montparnasse en París.
10.- Su último deseo era descansar en México, hubo varios intentos, pero hasta la fecha todos han sido fracasados.
Según su familia Porfirio Díaz, quería más a su país que a su familia.
Presidente Nacional de la Comisión Mexicana de la Juventud| Estudiante de Maestría en Derecho de Amparo.