Perros, monos y otros animales hicieron posible la conquista del espacio

Cultura

*Especialista de la Unidad Iztapalapa de la UAM participó en la Semana de la Cosmonáutica 2021

Como en toda ciencia, los animales han servido como monitores de riesgo para los seres humanos y el desarrollo de la carrera espacial no fue la excepción, aseguró el doctor Eduardo Casas Hernández, investigador del Departamento de Ciencias de la Salud en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en la Semana de la Cosmonáutica 2021.

Al dictar la conferencia Oda a los astronautas desconocidos: de perros y monos a gusanos afirmó que la perra soviética Laika se conoce como el primer animal en viajar al espacio y morir ahí, pero antes hubo chimpancés, ovejas, patos, gallos y moscas de la fruta.

Estos intentos se remontan a tiempos distantes como lo muestran los trabajos de Leonardo Da Vinci, quien sentó varios principios básicos que servirían en el futuro para ese fin. Los primeros ensayos por subir al cielo se dieron con globos aerostáticos gracias al invento de los hermanos Montgolfier en 1783 y sus primeros tripulantes fueron una oveja, un pato y un gallo.

En la Segunda Guerra Mundial se desarrolló tecnología bélica que dio pie a los cohetes que luego traspasarían la órbita terrestre. La guerra fría entre Estados Unidos y la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) también estableció la carrera espacial, no con fines altruistas o científicos, sino para competir por el dominio, señaló el profesor de la UAM.

Estados Unidos utilizó misiles V2 incautados a los alemanes al término de la Segunda Guerra Mundial para mandar animales fuera de la órbita; en 1947 enviaron moscas de la fruta, y la nave logró superar la línea de Karman que establece el límite entre atmósfera y espacio exterior, lo que hoy en día delimita la altura para los vuelos aeronáuticos de los astronáuticos.

En 1948 remitieron al mono macaco rhesus Albert, pero murió asfixiado debido a que la nave sólo alcanzó los 63 kilómetros de altura. Después en una misión similar que llegó a 134 kilómetros de altura, Albert II sobrevivió al viaje, sin embargo, luego de haber cruzado la órbita de manera exitosa, el paracaídas de la cápsula falló, se estrelló y el animal feneció.

Entre 1940 y 1950 los estadounidenses siguieron enviando monos al espacio para el estudio de este tipo de viajes, y dos de cada tres animales perecieron, ya fuera durante la misión o durante el reingreso. En 1951 se estableció otro hito en esta clase de investigación cuando la URSS trasladó y recuperó a dos perros vivos, aunque ese fue un vuelo suborbital con una trayectoria parabólica.

El año de 1957 marca un punto de inflexión en la historia de la humanidad, porque se lanzó el satélite Sputnik, lo cual provocó un pánico masivo pues la gente pensaba que ese sería el medio para atacar con bombas. El satélite se mantuvo en el espacio alrededor de cinco meses, y luego regresó a la Tierra, donde se desintegró.

Después continuó el desarrollo de tecnologías que apuntaban al objetivo de enviar humanos, pero para sus primeras pruebas decidieron que fueran animales. Por alguna razón, la URSS dispuso trabajar con perros, mientras que Estados Unidos lo hizo con monos como organismos complejos de prueba. Los soviéticos reutilizaban a los canes para varias misiones, varios de ellos sobrevivieron y sucumbieron de viejos.

Dos meses después del lanzamiento del Sputnik 1 y en constante competencia con lo que hacía el país rival, la Unión Soviética lanza el Sputnik 2, que llevaría como tripulante a la famosa Laika, una perra callejera que tenía unos tres años y pesaba alrededor de 5 kilogramos; le diseñaron un traje espacial rudimentario y llevaba una serie de sensores para monitorear sus signos vitales; estos demostraron que ella sufrió de un intenso estrés.

No se esperaba que el canino retornara a la Tierra con vida, pues no se habían desarrollado sistemas adecuados de recuperación del satélite; ocurrió también un defecto en el aislamiento térmico de la cápsula que produjo una elevación de la temperatura por arriba de los 40 grados centígrados, no tolerable para la vida de los mamíferos. Cinco horas después del lanzamiento y habiendo cumplido nueve órbitas, desaparecieron los signos vitales de Laika; ahora se sabe que murió por el estrés y la alta temperatura.

Después de que los soviéticos enviaran a Laika, los estadounidenses respondieron con un mono ardilla al que llamaron Gordo, que estuvo ocho minutos en la ingravidez y sobrevivió al reingreso, pero el rescate de la cápsula fue fallido y el animal falleció. En 1959 lograron recuperar al macaco Able y a la mono ardilla Miss Baker, que se convirtieron en los primeros seres vivientes en regresar a la Tierra.

En 1960 los soviéticos realizaron un vuelo orbital de dos perros junto con un conejo, ratones, ratas y moscas, y todos se recuperaron sanos y salvos. Con ello se adquiría mayor confianza para eventualmente mandar a seres humanos, los que ya eran reclutados y sometidos a intensos entrenamientos.

Después de Laika hubo diez perros más que los soviéticos enviaron a misiones orbitales y suborbitales antes del primer ser humano, el 12 de abril de 1961, con un regreso exitoso. De esa forma, el registro del primer cosmonauta en hacer un viaje orbital lo registra el soviético Yuri Gagarin, a bordo de la cápsula Vostok 1; tan sólo 23 días después, el astronauta estadounidense Alan Shepard recorrió en el Mercury Redstone 3 en un vuelo suborbital.

Para noviembre de ese mismo año, lanzaron a otro chimpancé en lo que sería el primer vuelo orbital de Estados Unidos. En febrero de 1962, el astronauta John Glen fue el primer estadounidense en orbitar la Tierra, hazaña que ya había cumplido la URSS diez meses antes.

El doctor Casas Hernández cuestionó si es ético enviar animales al espacio, Laika fue la primera muestra de que no era lo correcto. Ahora existe un acuerdo internacional que establece condiciones adecuadas para el uso exclusivo de roedores para estas indagaciones.