Pelecha: el cruel ayuno de las gallinas enjauladas

Agricultura

En México, las gallinas utilizadas en la industria del huevo no solo sufren las graves consecuencias del encierro en jaulas sino también el estrés y enfermedades que ocasiona la práctica de la muda forzada mediante el ayuno, una de las prácticas más crueles de la industria, que consiste en privarlas de agua y alimento hasta por más de 7 días con el objetivo de acelerar su próximo ciclo de postura y así apresurar el proceso de producción a costa de una gran sufrimiento para ellas.

Según datos de SAGARPA, una de cada tres gallinas muere durante la pelecha por ayuno y las que sobreviven tienen que soportar vivir hacinadas aproximadamente hasta por 6 meses más, durante un segundo ciclo de postura, sin un solo instante de alivio ni espacio para descansar en esas minúsculas jaulas que agravan todas las consecuencias del cruel ayuno, en total más de dos años encerradas sin poder siquiera extender sus alas.

Esta común y cruel práctica hoy queda al descubierto, gracias al equipo de investigaciones de Igualdad Animal México que accedió a 4 granjas productoras de huevo en el estado de Jalisco y documentó por primera vez en México, como la muda forzada está matando a las gallinas. Lo que hallaron los investigadores en estas granjas sobre esta abusiva práctica, es sin duda, algo que va en contra del bienestar animal y de los consumidores.

En “La vida en una Jaula” investigación anterior de Igualdad Animal México, se documentó ampliamente las implicaciones del enjaulamiento de las gallinas y ahora con esta nueva investigación se saca a luz otra de las verdades ocultas de la industria del huevo en México, en la cual las necesidades más básicas de los animales, como comer o beber, les son arrebatados en nombre de la ganancia del productor.

En las impactantes imágenes recopiladas por los investigadores se puede observar:

Gallinas con inflamación de la cloaca, con presencia de pus y sangre;

Problemas en la piel de las gallinas y plumaje sucio;

Gallinas con picos mal cortados, patas dañadas y con malformaciones;

Aves que agonizan sin atención veterinaria;

Gallinas con síntomas comunes de estrés: vocalización, pupilas dilatadas, comportamientos de huida y saltos entre ellas;

Gallinas muertas, incluso en estado de putrefacción, otras que deambulan fuera de las jaulas, entre los desechos;

Hasta 6 gallinas por jaula;

Extremidades de gallinas atoradas entre las jaulas;

Temperatura 35-37°C dentro de la granja con sensación de sofocamiento mientras las gallinas no tienen acceso al agua;

Insuficiente ventilación en el lugar, sin acceso a luz natural o sol directo;

Pésimas condiciones sanitarias dentro y alrededor de la granja: pus, sangre, cadáveres, orina y heces, sin un área de desinfección para el personal;

Trabajadores que no cumplen medidas de seguridad e higiene. No usan uniforme especial, toman los huevos sin guantes ni un lavado previo de manos y los cadáveres se manipulan sin protección;

Jaulas en mal estado, oxidadas y sucias.

“El conjunto de pruebas que hemos destapado en Igualdad Animal son una denuncia pública contra esta práctica que causa más sufrimiento a los animales. Los consumidores tienen el derecho a saber cómo se produce lo que consume, es así como se pueden tomar decisiones compasivas con los animales.”