Para tener agua tenía que caminar más de 100 metros

Metrópoli

Araceli López, habitante de San Lorenzo Atemoaya, alcaldía Xochimilco, tenía que caminar más de 100 metros cargando garrafones para poder tener agua en su casa. Desde hace seis meses cosecha el agua de lluvia y asegura que usa el agua hasta para cocinar.

Ella es una de las 8 mil 798 beneficiarias del programa Cosecha de Lluvia que impulsa la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México. “El agua que captamos con el sistema que nos instalaron en casa nos sirve para bañarnos, para lavarnos los dientes, con esa agua lavo los trastes y también guiso. Somos cinco integrantes en esta casa y nadie se ha enfermado del estómago, es agua limpia», resalta.

Anteriormente Araceli y su familia improvisaron para tener su propio sistema de captación de agua de lluvia: «Era una forma muy rústica de captar el agua, mi esposo conectaba un tubo de PVC y guardábamos el agua en botes y después en cisternas, le poníamos pastillita de cloro y la utilizábamos para lavar. Sin duda la diferencia con este nuevo sistema que nos fue instalado ha sido muy grande, ya que la calidad del agua es bastante mejor porque te evitas estarle poniendo cloro e incluso un filtro casero, ahorita ya son filtros más industrializados, mejores, aparte de que este sistema tiene 5 filtros, entonces es una gran ayuda», señala la habitante de Xochimilco.

Afirma que en su familia siempre se ha fomentado la cultura de guardar, cuidar y reciclar el agua, por lo que tener este sistema gratuito en casa «nos vino a cambiar completamente la vida».

Señala que antes de que le instalaran el Sistema de Captación de Agua de Lluvia cotizó, junto con su esposo, el costo de estos aparatos y descubrió que aproximadamente oscilan en los 18 mil pesos: «Es dinero que no tienes ahorita y tampoco la solvencia como para decir me lo voy a comprar, simplemente para un tinaco te cuesta dinero y que vengan y te lo instalen de manera gratuita es lo mejor”.

El terreno donde se ubica la casa de Araceli es de acceso complicado. Recuerda que cuando llegó a vivir a San Lorenzo Atemoaya tenía que caminar, con su esposo, 100 metros con garrafones de agua. Hasta hace unos meses, agrega, para abastecerse de agua la zona donde vive sólo subían pipas chicas, de alrededor de 6 mil litros, que cuestan casi mil pesos, monto que tenían que pagar antes de que les instalaran el sistema para cosechar la lluvia.

“Es una maravilla no tener que preocuparnos por el pago de la pipa, principalmente que aquí en Xochimilco ya no hay agua, por eso yo los invitaría a captar el agua de lluvia y cuidarla porque nos estamos acabando nuestro planeta”, expresa Araceli.