Ofrece académico de la UAM la primera síntesis del pensamiento filosófico mexicano

Cultura

Un análisis de la marcha, el carácter, el sentido y los problemas de la filosofía en México –siguiendo corrientes filosóficas aún presentes en los debates y que se han verificado en las últimas décadas– ofrece el libro del doctor Gustavo Leyva Martínez, académico del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El objetivo del texto La filosofía en México en el siglo XX es entender una parte importante de lo que “hemos sido y somos como país, de los proyectos y las propuestas que desde esa ciencia se han planteado para su comprensión, así como la manera en que se ha reflexionado sobre las creencias y los conocimientos”.

La publicación, de más de mil páginas, fue editada por el Fondo de Cultura Económica y aborda las diversas configuraciones de “nuestras prácticas en el campo de la filosofía”, sobre los modos de legitimación y articulación institucionales y, por supuesto, la crítica entre las corrientes y las posturas filosóficas.

En la presentación del texto, el doctor Enrique Dussel Ambrosini, profesor Emérito de la Casa abierta al tiempo, señaló que Leyva Martínez es un filósofo continental con una sólida formación en las corrientes alemanas que ha escrito un libro innovador por constituir “la primera síntesis del pensamiento filosófico en México del siglo XX”.

El académico de la Unidad Iztapalapa celebró que se haya escrito la primera historia de las ideas filosóficas del siglo XX con un excelente nivel y dos estilos por la lectura de los autores, y la cual cita las obras de los grandes autores desde una perspectiva nueva mediante una vasta explicación del pensamiento europeo.

La edición –clave para el estudio de la disciplina en México– centra muy bien cómo los creadores latinoamericanos o mexicanos se han inspirado en los europeos, en una dilucidación bien lograda por el doctor Leyva Martínez.

Dussel Ambrosini habló de la conveniencia de abordar con mayor profundidad qué pensaron los filósofos del siglo XX sobre la modernidad y la posmodernidad, tratar la descolonización epistemológica y filosófica, así como analizar los planteamientos para evitar una visión eurocentrista.

El maestro Gabriel Vargas Lozano, también docente del Departamento de Filosofía de esa sede universitaria, consideró que el libro sirve como referencia para orientar el análisis de la filosofía mexicana, ya que el autor ubica esta área de estudios en un contexto socio-histórico cultural.

En el texto el tema del marxismo está bien analizado con los diversos autores mexicanos que han aportado a la materia y su influencia en las ciencias sociales, entre ellos Pablo González Casanova y Agustín Cueva.

Vargas Lozano apuntó que la filosofía en México se institucionalizó hacia mediados del siglo XX con las escuelas y facultades, pero se encuentra fragmentada en su interior y aunque ha experimentado a lo largo de la anterior centuria un proceso de internacionalización en cuanto a sus métodos y temas, hace falta una crítica a las filosofías del exterior y un análisis de la descolonización.

La doctora Carmen Trueba Atienza, investigadora del citado Departamento de la Unidad Iztapalapa, manifestó que le causó especial interés el excurso sobre la filosofía y lo sagrado, donde se ocupa de María Zambrano y de Ramón Xirau, por lo que esas páginas son muy valiosas.

Además consideró relevante la sección dedicada al filósofo Luis Villoro sobre lo místico y la confluencia de la poesía con la filosofía, pues se reconoce su valor real.

Para el doctor Jesús Rodríguez Zepeda, académico del Departamento de Filosofía de la Unidad Iztapalapa, Leyva Martínez rehace las discusiones latinoamericanas, encuentra en ellas temas comunes con lo nacional y reconstruye los paradigmas mundiales de la filosofía, incluidos el positivismo, el neopositivismo y las filosofías analítica y continental para mostrar cómo se incrustan en ellos los trabajos filosóficos mexicanos.

En la actividad celebrada en la Casa Rafael Galván de la UAM, Rodríguez Zepeda anotó que la obra es de obligada lectura para entender la historia de la filosofía, “que nos envuelve y condiciona en nuestros proyectos, y es un reconocimiento del trabajo de antecesores en ese campo”.