Observación electoral nacional e internacional, instrumento necesario para proteger a la democracia electoral, coinciden especialistas en foro del IECM

Metrópoli

“Las redes de observación, al igual que las instituciones electorales se están reinventando, todos estamos trabajando en los mecanismos necesarios para mantener vivas nuestras democracias, a pesar de las dificultades derivadas del contexto por el COVID-19”, así lo señaló el Consejero del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), Yuri Gabriel Beltrán Miranda, durante el Conversatorio virtual: “Desafíos de las misiones de observación electoral internacional, en contextos de crisis sanitarias».

En el encuentro transmitido por el canal de YouTube del IECM, el Consejero Beltrán Miranda reconoció la importancia de proteger la salud de los votantes durante los procesos electorales, así como comunicar adecuadamente los protocolos sanitarios instrumentados por las instituciones electorales y de salud.

Sostuvo que en el marco de la crisis por el COVID-19, voces expertas se reunieron para exponer y analizar las experiencias nacionales e internacionales en el tema de la observación electoral, así como proponer las posibles soluciones ante las dificultades financieras y logísticas que las misiones de observación enfrentan por la pandemia.

En su intervención, el director del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos, Gerardo de Icaza, expuso que la OEA desplegó misiones de observación electoral durante la pandemia en Surinam, la Guyana y República Dominicana. “El reto fue llegar a estos lugares, pues los costos de las misiones se incrementaron. Otro problema fue movilizar a las y los integrantes de la red dentro de cada país y uno más, fue la negociación con las autoridades de salud, pues dependiendo de la nación a observar, los requisitos para hacer el trabajo eran diferentes”.

Mencionó que durante la capacitación de las y los observadores, se cumplieron con todos los elementos de cuidado a la salud, haciendo pruebas para detectar el COVID-19 y separando a los integrantes que dieron positivo a la enfermedad. Agregó que las misiones de observación fueron más breves, no se desplegaron especialistas, las entrevistas fueron remotas y se recortó el número de centros de votación visitados durante la jornada.

Concluyó que, en términos sustantivos y cualitativos, a pesar de la pandemia, las misiones de observación pudieron recabar toda la información que habitualmente obtienen, con una metodología mixta, entre lo virtual y lo presencial. “Quizá sea esta una alternativa cuando las misiones de observación electoral no cuenten con todos los recursos para el despliegue de sus integrantes”.

En su intervención, la fundadora y directora ejecutiva del Instituto de la Democracia y Elecciones (IDEMOE), Silvana Yazbek, sostuvo que las misiones de observación electoral son un factor que contribuye a la integridad y legitimidad de los procesos, porque sus integrantes cooperan con aportes técnicos adquiridos en cada experiencia como espectadores en los comicios, los cuales pueden ser analizados comparativamente y compartidos con las autoridades electorales, en el contexto de la crisis sanitaria.

Consideró que uno de los desafíos de los países que cuentan con observación electoral, como es el caso de México con el Instituto Electoral capitalino, es darle continuidad a esta labor que otorga confianza y transparencia a los comicios y promoverla entre las naciones que aún no cuentan con ella.

Sostuvo que el papel de las redes de observación es más que relevante, quizás a diferencia de otros, porque en el escenario incierto por la pandemia es donde pueden verse afectadas las garantías constitucionales de una elección limpia. El acompañamiento de expertos de la observación ayuda a los desafíos de las instituciones electorales, las cuales tienen que atravesar por la organización de comicios en esta situación extraordinaria.

Por su parte, el director general de la consultora PS International y asociado senior en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Armand Peschard-Sverdrup, mencionó que el brote de la pandemia global por el COVID-19 no ha restado valor a la necesidad de proteger la democracia electoral, por el contrario, la pandemia ha introducido un nuevo conjunto de desafíos, tanto sanitarios, como de operación de las instituciones electorales, de participación ciudadana y de las de carácter político.

Apuntó que la emergencia sanitaria ha impactado también en la capacidad de los partidos políticos de llevar a cabo sus procesos internos y convenciones, así como realizar campañas políticas. De igual forma, reconoció que el COVID ha sido aprovechado por algunos partidos políticos para avanzar en sus intereses, por medio de posponer los procesos e influir en el voto mediante la entrega de materiales de protección sanitaria, agua, despensas o vuelos para regresar a los connacionales detenidos en otros países.

Finalmente, coincidió en que el desafío para las instituciones electorales es diseñar los protocolos para proteger la salud de las y los funcionarios de las mesas receptoras de votos, de la ciudadanía que acude a sufragar y de los observadores electorales nacionales e internacionales, así como mantener una comunicación permanente entre autoridades y ciudadanía, respecto de los pormenores de la pandemia.