Museo del Palacio de Bellas Artes: 85 años como referente de la plástica mexicana e internacional

Cultura

Cuando el 29 de septiembre de 1934 se inauguró oficialmente el Palacio de Bellas Artes (PBA), también se abrió el ahora llamado Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA), el primer recinto de arte en México dedicado a exhibir objetos artísticos para su contemplación.
El recinto del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) se creó con el propósito de reunir en sus salas de exhibición lo más sobresaliente del arte mexicano de todos los tiempos y mostró también lo que en ese momento era la máxima representación de la plástica nacional: el muralismo.
A 85 años de su inauguración formal, el Museo del Palacio de Bellas Artes es hoy el más importante recinto para la exhibición del arte plástico en todas sus manifestaciones, nacional e internacional, y un referente obligado en la historia de la plástica mexicana, ya que de sus acervos se han alimentado otros recintos surgidos a lo largo del siglo XX.
En la actualidad, además de su colección permanente de 17 obras murales, cuenta con salas de exhibición temporal, en las cuales se ha presentado obra de los más importantes exponentes del arte del siglo XX en un diálogo abierto hacia el futuro.
El Teatro Nacional, hoy Palacio de Bellas Artes, se concibió como un espacio dedicado a la ópera y a conciertos, en sus inicios no se pensó en este recinto como un museo.
En 1931 el arquitecto mexicano Federico Mariscal retomó el proyecto de un edificio que debía destinarse a fomentar y difundir el arte y la cultura en general, por lo que el nuevo Palacio de Bellas Artes debía incluir varios espacios: un Museo de Artes Plásticas con sala de conferencias anexa y una sala para exposiciones temporales; un Museo de Artes Populares y un Museo del Libro y Biblioteca.
Fue hasta 1932 cuando el secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Montes de Oca, quien mantuvo ese cargo durante el mandato de Plutarco Elías Calles, Emilio Portes Gil y Pascual Ortiz Rubio, cuando encomendó a Alberto J: Pani, -quien fuera secretario de Hacienda y Crédito Público en 1932-1933, durante la presidencia de Pascual Ortiz Rubio y de Abelardo L. Rodríguez- que el ingeniero Pani, no obstante haber dejado su cargo, continuó el 27 de septiembre de 1933 como encargado de la Dirección General de la obra para la conclusión del Palacio de Bellas Artes.
Se retomó el proyecto de museo a partir de la concepción de que debía ser más que un Teatro Nacional, a fin de responder a una necesidad social y de utilidad pública y constituirse en símbolo de una nueva ideología surgida de la Revolución Mexicana, así fue como el Palacio de Bellas Artes dio un fuerte impulso a la pintura, en especial al muralismo, por lo que de inmediato ofreció sus muros a dos de sus máximos exponentes: Diego Rivera y José Clemente Orozco.
Por otro lado, el acervo del nuevo museo se nutrió de colecciones gubernamentales, adquisiciones, legados, donaciones, herencias particulares, instituciones o dependencias gubernamentales y de los acervos de la antigua Academia de San Carlos.
De esta forma, el Museo de Artes Plásticas del Palacio de Bellas Artes se inauguró el 29 de septiembre de 1934 con exposiciones de pintura, escultura, arte prehispánico, grabado y dibujo en el Museo de Artes Plásticas, el Museo de Artes Populares, Sala de Estampas Mexicanas, Sala de Códices Precolombinos y Catálogo de Pinturas: Sección Colonial, además de los murales El hombre controlador del universo de Diego Rivera y La eterna lucha de la humanidad por un mundo mejor (Katharsis) de José Clemente Orozco.
Referente clave del movimiento muralista mexicano
La valiosa colección de obra mural se incrementó cuando en 1945 se invitó a David Alfaro Siqueiros a pintar dos muros: La nueva democracia y, 11 años después, El tormento y apoteósis de Cuauhtémoc. Rufino Tamayo realizó El nacimiento de nuestra nacionalidad en 1951 y El México de hoy en 1952. En 1963, González Camarena creó una de las grandes obras del muralismo mexicano: Liberación o La humanidad se libera de la miseria.
A partir de ese año las autoridades culturales comenzaron a trasladar al museo otros murales, como parte de un programa de conservación y preservación. Así, llegaron los trabajos de los artistas Manuel Rodríguez Lozano, Roberto Montenegro y otros de Diego Rivera, lo que amplió la colección del museo a 17 obras plásticas, convirtiendo hoy al Museo del Palacio de Bellas Artes en un referente clave del movimiento muralista mexicano.
Cinco salas para exposiciones
Además de sus grandes murales, el Museo del Palacio de Bellas Artes cuenta con las salas Nacional, Diego Rivera, Fernando Gamboa, Paul Westheim y Justino Fernández para exposiciones temporales con lo más representativo del arte nacional e internacional.
Debido a que la Ciudad de México sólo contaba en las décadas de los treinta con un espacio como el PBA para exponer el acervo plástico, pronto resultó insuficiente para albergar todas las obras, por lo que las colecciones nutrieron los acervos del nuevo sistema de museos en México compuesto por recintos como el Museo de Arte Moderno, la Pinacoteca Virreinal, el Museo Nacional de San Carlos y el Museo Nacional de Arte.
A partir de entonces el recinto del INBAL se ha encargado de constituir la principal plataforma de acción y espacio de exhibición de artistas nacionales e internacionales a través de sus exposiciones temporales.
En 1934, luego de su inauguración, presentó también exposiciones de artistas como Roberto de la Selva, Mardonio Magaña y de pintura europea. Desde entonces la obra de los más renombrados artistas mexicanos e internacionales y de las corrientes más influyentes de la historia han estado en sus salas: Henry Cartier-Bresson, Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Jean-Michel Basquiat, Diego Rivera, Frida Kahlo y muchos otros.
En los años recientes se han presentado en sus salas de exposiciones: Louise Bourgeois. Petite Maman; En esto ver aquéllo. Octavio Paz y el arte; Leonardo da Vinci; Miguel Ángel Buonarroti; El color de los dioses (Policromía en la antigüedad clásica y Mesoamericana), Los Contemporáneos y su tiempo; Nacho López. Fotógrafo de México; El París de Toulouse-Lauttrec; El arte de la música; Roberto Montenegro. Expresiones del arte popular; Rojo mexicano. La grana cochinilla en el arte; Leo Matiz y Picasso y Rivera. Conversaciones a través del tiempo, además de Kandinsky. Pequeños mundos; Tesoros de la Hispanic Society of America; Chucho Reyes. La fiesta del color; Híbridos. El cuerpo como imaginario y en la actualidad, Brassaï. El ojo de París; Pasajero 21. El Japón de Tablada; Rodrigo Moya. México, y Francisco Icaza. Me quiero ir al mar, principalmente.
Acercar al público a una variedad de discursos visuales
El propósito del Museo del INBAL es acercar al público a una variedad de discursos visuales modernos y contemporáneos de relevancia nacional e internacional que integran desde la fotografía, la pintura, el arte objeto, la gráfica y la escultura hasta la arquitectura y el urbanismo; tanto de valores reconocidos en el mundo entero como nuevas propuestas en el arte.
El recinto mantiene un intenso programa de exposiciones temporales, cuenta con un sello editorial que difunde las investigaciones más relevantes en torno al arte nacional e internacional, y ofrece una gran cantidad de actividades para todo tipo de público.
Para celebrar el 85 aniversario del Palacio de Bellas Artes (PBA) y del Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) se presenta la exposición Uno a uno/Bellas Artes. Lake Verea, del 18 de septiembre al 8 de diciembre de 2019.
Dicha muestra es una lectura íntima del PBA a partir de la descontextualización de los detalles arquitectónicos, esculturales, decorativos y su reproducción a escala real, uno a uno, dentro de la sala de exhibición del museo. Esta exposición cuenta con 22 obras nuevas, inéditas, creadas ex profeso. Se trata de fotografías en distintas técnicas de impresión y formatos, así como esculturas y relieves en aluminio.