- La Secretaría de Cultura federal y el INAH rindieron homenaje al connotado museógrafo mexicano
- El acto fue celebrado ante las cenizas del homenajeado, en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología
Con más de un minuto de aplausos y un público de pie, el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología (MNA) recibió las cenizas del recién fallecido museógrafo Miguel Ángel Fernández Villar (1944-2022), muestra de la admiración, respeto y cariño que cultivó entre la comunidad cultural de México.
Ante esta sensible pérdida, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), le rindió un homenaje póstumo, acto en el que la titular de la dependencia federal, Alejandra Frausto Guerrero, recordó que la museografía -que Fernández Villar consideraba “ingrata”- da la oportunidad de mostrar los tesoros de las culturas del mundo, de la manera más generosa y sabia.
Frausto Guerrero destacó que el trabajo del homenajeado “no era ni anónimo ni invisible, sino generoso con los tesoros de las civilizaciones y con alguien en quien él siempre pensó: las audiencias, en las personas y en los pueblos herederos de esas culturas, así como en las comunidades que poseen un museo”.
Visiblemente emocionado, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, afirmó que la museografía mexicana está de luto por la partida de quien iluminó esta disciplina con múltiples miradas, que cristalizaron en museos y exposiciones, las cuales son testimonio de la memoria, los sentidos, la diversidad y la creatividad del ser humano, en general, y de los pueblos y naciones, en particular.
“Miguel Ángel Fernández aportó mucho a la museografía desde el último cuarto del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Es un día triste, también, para el INAH, porque ha perdido a un baluarte, a alguien que, además de ser un gran museógrafo y un hombre talentoso, con un enorme conocimiento de la cultura universal y de las culturas mexicanas, fue también un buen funcionario y un constructor de equipos”, indicó.
En su oportunidad, Carla Fernández, hija del homenajeado, aseguró que el museógrafo, escritor e historiador vivió para los museos de México, tanto así que, durante su primera infancia, los maestros mandaron llamar a sus padres, porque ella aseguraba que vivía en el Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, recinto del cual su padre era director.
“Tuve un padre que manifestó su amor por México de una manera especial e inclusiva. A través de sus exposiciones mostró la grandeza de las civilizaciones precolombinas, así como al México colonial e independiente. Fue dueño de una visión sumamente sensible, heterogénea y actual”, compartió.
A su vez, el investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, afirmó que Fernández Villar supo, con maestría, cultura, conocimiento y sensibilidad, conocer el lenguaje de lo que estaba en sus manos para mostrarlo a las personas, con el fin de que estas pudieran entender el mensaje de otras civilizaciones.
La historiadora, María Teresa Franco, advirtió que Miguel Ángel Fernández es una figura señera en el campo de la cultura mexicana y subrayó que él podía poner cualquier tema en contexto universal, sin que perdiera un mínimo de conexión concreta con el tema específico abordado.
En el homenaje también participaron los directores de los museos Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, Salvador Rueda Smithers; del Palacio de Bellas Artes, Miguel Ángel Fernández Félix; y el arquitecto José Enrique Ortiz Lanz; además de familiares, amigos y colegas quienes acudieron para presentar su respeto al maestro.
La ceremonia concluyó con guardias de honor, la primera de ellas corrió a cargo de la familia de Miguel Ángel Fernández, acompañada por la secretaria de Cultura federal y el director general del INAH.
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