Mediante juegos, universitarios buscan preservar costumbres y raíces en comunidades indígenas

Cultura

Con el propósito de revitalizar y preservar costumbres de comunidades indígenas, así como reafirmar sus conocimiento y el amor por sus raíces, universitarios crearon el proyecto “El Juego y sus Raíces”, que consiste en desarrollar materiales ludográficos donde se involucra la cultura comunitaria mediante el diseño y la comunicación visual.

Puesta en marcha en 2017, con esta iniciativa se ha trabajado en comunidades de Oaxaca, Yucatán y la Sierra Norte de Puebla, y se han producido tres materiales: la Lotería cultural Mixteca Baja Tututepec, la Memoria Nahua y el libro cartonero Paalal: ilustrando la niñez maya, dirigidos a pequeños de educación básica.

Carmen Zapata Flores, responsable del proyecto, afirmó que con estos materiales los niños reafirmarán el conocimiento y amor por sus raíces, y cuando crezcan buscarán preservarlas.

Crear un juego es una experiencia divertida, pero también puede convertirse en una herramienta educativa y en un instrumento para la reavivación identitaria y cultural, dijo la académica de la carrera de Diseño y Comunicación Visual de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, de la UNAM.

Los universitarios iniciaron con la lotería y el memorama, y buscan nuevas opciones, no necesariamente las tradicionales, pues una de las metas es que los pequeños desarrollen destrezas mentales, creativas, estratégicas, paciencia y habilidades para resolver problemas.

“Hicimos materiales ludográficos, investigamos por qué jugamos y desde cuándo, y la resignificación de juegos tradicionales como la lotería y el memorama”. Los primeros usuarios son los niños en contextos rurales, con la idea de que interactúen con el juego y se involucren en su creación, detalló.

Este proyecto ingresó como parte de un programa de la entidad universitaria para propuestas de innovación al mejoramiento de la enseñanza. “Es una iniciativa en la que plasmé la intención de mezclar el diseño con los pueblos originarios y el apoyo a las comunidades”, explicó.

Para esta labor, trabajan de seis meses a un año con la comunidad: hacen visitas, ofrecen talleres, organizan convivencias, realizan entrevistas y charlas, así los habitantes intervienen activamente en la elaboración de los materiales. “Nos interesa que el contacto sea comunitario, para que se apropien del proyecto”, resaltó Zapata Flores.

Participación comunitaria

En el caso de la lotería, Wendy Reyes, profesora originaria de Tututepec, Oaxaca, fue el enlace con la Secretaría de Cultura de esa comunidad para trabajar en esa región. Después, cuando hicieron la Memoria Nahua se vincularon con la organización Masehual Sihuamej, integrada por artesanas de Cuetzalan, Puebla.

El libro cartonero lo desarrollaron con la comunidad maya en Dzitnup, Yucatán, por medio de un profesor que los contactó con el Consejo Supremo de la localidad.

Con integrantes del pueblo Hñähñu tienen el proyecto Jämadi: Semillas del Sol, para resignificar el juego de Serpientes y Escaleras, con elementos de esa cultura. También planean un catálogo de artesanías y un compendio de cocina tradicional que contenga lo más importante de su cultura gastronómica milenaria.