Más de 40 niños del Ensamble Comunitario de Alientos y Percusiones transforman la Galería José María Velasco en sala de concierto

Cultura

La sala de exposición de la Galería José María Velasco del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBAL) se convirtió en escenario para que la Secretaría de Cultura hiciera extensivo un concierto a la población de la colonia Morelos, en el que el Ensamble Comunitario de Alientos y Percusiones del Centro Histórico Tepito CDMX, perteneciente al Movimiento Nacional de Agrupaciones Musicales Comunitarias del Sistema Nacional de Fomento Musical de la dependencia federal, ofreciera un Concierto.

Desde temprana hora empezaron a llegar los pequeños músicos vestidos con pantalón negro con tirantes, camisa blanca y corbata roja de moño, acompañados por padres, hermanos, familiares y amigos que fueron a disfrutar de esta gala musical que permitió corroborar la calidad de la enseñanza musical que han adquirido.

Cada una de las piezas provocó una salva de aplausos, Owen, quien toca el teclado escribió un rap y el público debía corear “ensamble de Tepito”, en otra pieza había que hacer movimientos de “corro, bajo, subo y brinco”, por lo que los asistentes fueron parte de la coreografía.

“Un paso adelante, para un futuro mejor, sin violencia”, exclamó uno de los pequeños trompetistas del Ensamble Comunitario antes de iniciar la interpretación de la pieza One Step Beyond, de Prince Buster, la cual fue seguida de C Jam Blues, de Duke Ellington; One Step Beyond, de Prince Buster; Watermelon Man, de Herbie Hancock; Seven Nation Army, de Jack and Meg White; Up Town Funk, de Mark Ronson, y Ran Kan Kan, de Tito Puente.

Hacemos música en comunidad

“He buscado repertorio agradable a los niños, además de que ellos incluyan mensajes, son piezas que permiten que el público participe, por lo que hacemos música en comunidad, en vibra positiva y unión”, dijo Daniel Iván Pérez Navarro, director del ensamble.

Comentó que el resto de las agrupaciones de Fomento Musical están enfocadas a la música clásica y ellos son el primer ensamble de alientos y percusiones que da apertura al repertorio popular, lo que va fortaleciendo su identidad y el gusto por la música latina.

En el barrio se dice que la salsa es indispensable, ellos además tocan rock, ska, jazz y saben improvisar, esto da fortaleza a su autoestima y capacidad creativa.

Cuarenta y tres niños de 6 a 17 años integran el grupo que en el mes de julio cumplirá apenas dos años de haberse formado, del total, 16 son mujeres.

El director, también muy joven, egresado de la Escuela Superior de Música de la UNAM, comentó que hace cinco años que se graduó y desde entonces ha trabajado en programas de educación socio formativa a través de la música en Chiapas, Guadalajara, San Luis Potosí, Nogales.

El Cendi Francisco González Bocanegra es el lugar donde acuden, de lunes a viernes tres horas diarias, los estudiantes a tomar sus clases gratuitas de instrumento, saxofón, trompeta, trombón, tuba, percusiones, piano y bajo eléctrico, clases seccionales y los viernes de ensayo general para montar repertorio.

Independientemente de formarlos como músicos, les queremos aportar valores, que los fortalezcan, respeto, trabajo en equipo, identidad y proyección positiva del barrio a través de la música, dijo el director.

Señaló que iniciaron con 12 niños, número que ha crecido al igual que sus presentaciones, han acudido al Faro de Oriente, Centro Cultural de España en México, mercados y otros lugares que la alcaldía les consigue.

“Lo que buscó ahora es la conectividad, que los chicos ubiquen los recintos donde se expone el arte para que ellos se empiecen a sentir familiarizados y sepan que ellos también pertenecen a la comunidad artística”.

Los orgullosos padres no dejaban de tomar fotos y video. La mamá de Zaide, de 8 años, quien toca el teclado, comentó que el cambio que ha experimentado su hija es extraordinario, “ha subido sus calificaciones y nos ha unido más como familia, todos la apoyamos, estamos muy contentos”.

Luz, mamá de Owen y de Zahori, que tocan percusiones y maracas, dijo que sus hijos están muy felices, les ha ayudado mucho para su autoestima y recreación. “Si se portan mal los amenazo con que no van a ir a la clase de música, no se la quieren perder”.

Joel Bayón dijo que tres de sus hijos participan en el ensamble, dos tocan saxofón alto y otro marimba. “Les hace tener valores, conviven con niños de su edad y la música les ayuda a desarrollar sus hemisferios cerebrales, están más atentos y comprenden mejor las cosas que estudian. Estamos satisfechos con los resultados que han tenido en apenas 10 meses”.