Martín Caparrós: Cuando era joven decía que escribía para olvidar

Cultura

Como parte de las actividades de la 9ª. Feria Internacional de la Lectura Yucatán se realizó la presentación de la novela Sinfín, del escritor argentino Martín Caparrós, quien, a manera de entrevista, charló con la periodista mexicana Mariana H.

Se inició la actividad hablando de cómo se siente el autor en medio de la pandemia, “en escala del 1 al 100: 6,328. No soporto más -exclamó entre risas-. Hay momentos particularmente duros, como por ejemplo ahora. La última vez que yo estuve en Yucatán fue en 1980, me hubiera dado un infinito gozo volver ahí después de 41 años”.

La base de la historia de Sinfín, ubicada en el año 2070, es algo que está sucediendo ahora. Hay personas convencidas de que la muerte es una enfermedad que se puede curar. El escritor refirió que, aunque sabemos que somos mortales, hay gente que está poniendo mucho dinero en esto, ponen parte de sus millones en investigar cómo hacer para que la vida no se acabe.

En referencia a la posibilidad de volver la teoría de la inmortalidad una realidad, Caparrós compartió que existen dos corrientes principales para lograrlo, más allá de que la novela lo retoma. Una es “los que piensan que hay que prolongar la vida de nuestros cuerpos lo más posible mediante técnicas como reemplazo de órganos, terapias, etcétera”. Están avanzando, pero da la sensación de que se puede llevar mucho tiempo y  no lograr que una vida sea eterna.

Los que sí dicen que podrían conseguirlo son quienes, convencidos, señalan la posibilidad de transferir las mentes de las personas a computadoras, donde funcionarán autónomamente; y ahí sí, para siempre, porque son máquinas que se pueden ir renovando: “Si la información de una mente está transferida entonces sigue funcionando en esa máquina”. Declaró que es la idea base del planteamiento de esta obra, siempre tuvo claridad en el camino que llevaría la historia.

“Cada que alguien muere, es una biblioteca que se incendia”. El autor expresó que la posibilidad de rescatar los cerebros es algo que siempre le ha interesado, narrando que escribió bastante antes de descubrir la forma en que redondearía la historia, pues estos cerebros podrían contaminarse al interactuar con el exterior, por ello se les mantiene aislados y se les generan realidades virtuales paradisiacas.

Para esta novela el escritor creó un argot específico, a partir de su percepción de referencias del mundo actual. Quería imaginar cómo sería el recorrido en los próximos 50 años, esa vida después de la muerte. Ese símbolo que está en la portada era originalmente el título que él pensó para el libro se lee Sián, quiere decir paraíso en chino; por sugerencia editorial quedó como Sinfín.

La historia está contada como una investigación periodística a manera de crónica: “Tenía ganas de trabajar esa especie de paradoja: la crónica, la no ficción, ha usado muchas herramientas de la ficción. Quería una novela que usara herramientas de la crónica. Una ficción de no novela”. En cuanto a su protagonista, compartió que “El personaje principal es una mujer, entre otras cosas porque, cada vez más, el periodismo se convirtió en un hecho de mujeres, después de haber sido un espacio muy masculino.”

En relación con el humor en Sinfín señaló: “siempre intento incluir alguna forma de humor dentro de lo que hablo, dentro de lo que escribo”. “Humor es poner en duda, no creerse las cosas(…), vale la pena poner en duda”. Hay situaciones en las que para que se conviertan en humor alcanza con correr un poquito el punto de vista. El humor permite repensar el asunto, reflexionar y eso vale la pena.”

“Cuando era joven y vanidoso decía que escribía para olvidar”, durante la presentación el autor aseguró que ha conseguido olvidarse de casi todo lo que escribe, por lo que no recuerda qué tantos diminutivos hay en esta obra, aunque su interlocutora confirmó que los usa: “me gusta la textura, el sabor de los diminutivos”. Respecto a su proceso creativo, el autor expresó que disfruta inventar personajes y atribuirles citas, como hizo con “Change, changes”, que le adjudicó a T.S Elliot  en el libro Contra el cambio, “yo creo que a Elliot le habría gustado escribirla, pero no se le ocurrió”.

Cuando se escribe un libro de esta naturaleza y llega una pandemia hay una lectura de coincidencias, Caparrós compartió con la audiencia que el libro se publicó en España el 4 de marzo del año pasado, justo antes de que se declarara la pandemia. Después tuvo que repensarlo a la luz de lo que nos estaba pasando y más de una vez le preguntaban al respecto, antes de que la pandemia fuera, si quiera, una sospecha. “Las coincidencias posibles entre lo que había escrito y lo que estaba pasando, a mi lo que más me impresionó es que en Sinfín, la condición para que estas vidas se mantengan es que permanezcan aisladas, que no se mezclen, que no se conecten con el resto de los cerebros, de las vidas” y  esa fue la indicación que recibimos, permanecer aislados.

Hacia el final del libro el lector se encuentra con un Código QR, que le lleva a una serie de notas del autor, a propósito de ello el también periodista señaló “no estamos utilizando para nada la potencialidad de los libros digitales, empecé porque viajaba mucho y era mucho más fácil llevar 200 libros en un dispositivo”, mencionó las muchas ventajas de leer libros electrónicos como es que caben muchos; no se requiere una luz especial; cuando se retoma la lectura siempre están en la página en la que uno se quedó; etcétera.

Ante el cuestionamiento “como escritor, como viajero, ¿cómo enfrentas la pandemia?”, Caparrós relata “el 15 de marzo -de 2020- estaba de viaje en Buenos Aires, presentando Sinfín” y a su regreso, apresurado por la pandemia, se fracturó un pie y se puso a escribir cuatro novelas. “Pero no soporto más. Quiero salir al mundo.”

Para concluir, reflexionando sobre que sucederá en torno a los procesos creativos, literaros particularmente, señaló que la pandemia servirá para la literatura. Ya hay un impacto. Hay una avalancha de textos sobre “cómo me aburrí en casa, espero que no haya demasiadas de estas. Supongo que va a haber una literatura de la pandemia. Cuando se termine vamos a querer olvidarla, da la sensación de que vamos a querer pensar en otras cosas”.