Marco Bellocchio retoma un profundo dolor de la historia de Italia en Esterno Notte (Exterior Night)

Cultura

Diecinueve años después de Buenos días, noche (Buongiorno Notte) (2003), Marco Bellocchio retoma un acontecimiento traumático de la historia política de su país: el asesinato del ex primer ministro Aldo Moro a manos de las Brigadas Rojas en 1978. Por primera vez en su carrera, el cineasta se sirve del formato de miniserie de televisión para crear Esterno Notte (Exterior Night), el contraplano a su famoso largometraje.

¿Qué le hizo decidir volver al meollo de este trágico acontecimiento político?

La chispa surgió con motivo del cuadragésimo aniversario del asesinato. Ese aniversario fue objeto de numerosos programas de televisión y artículos en Italia. En esa ocasión, volví a ver imágenes de Aldo Moro tomadas en los días previos a su secuestro por parte de las Brigadas Rojas. Me llamó especialmente la atención verle con su mujer en la playa o posando con los niños en un campamento de verano. Siempre vestía su traje de dos piezas, chaqueta y corbata. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de hacer el contraplano cinematográfico de Buenos días, noche (Buongiorno Notte), cuya historia se desarrolla junto a Aldo Moro, desde su cautiverio.

¿Qué le interesó esta vez?

Quería que descubriéramos los hechos desde fuera, junto a todos los demás protagonistas que no aparecen en Buenos días, noche (Buongiorno Notte): el papa Pablo VI, Francesco Cossiga —ministro del Interior de la época—, su esposa Eleonora y la pareja de terroristas que participaron en su secuestro.

¿Por qué, pasados cuarenta años, su muerte sigue persiguiendo a Italia?

Todos los editorialistas políticos coinciden en que el asesinato de Aldo Moro, unido al hecho de que no se preveía ningún compromiso con las Brigadas Rojas para liberarlo, desencadenó una crisis política sin precedentes. Los principales partidos políticos que había gobernado Italia, especialmente la Democracia Cristiana —a la que pertenecía Aldo Moro—, se vieron sumidos en una crisis. La política italiana cambió gradualmente. El sistema parlamentario y el poder de estos partidos se debilitaron. La coyuntura era propicia para la aparición de nuevas fuerzas.

«Los papeles desempeñados por algunos de los protagonistas merecían que se les dedicara más tiempo. Me pareció que el formato de miniserie de televisión era el más adecuado para ello».

Si no hubiera sido asesinado Aldo Moro, ¿cree que alguien como Berlusconi habría hecho aparición en la escena política?

Es posible. La ambición de Aldo Moro de llegar a un acuerdo con el Partido Comunista para desbloquear la complicada situación política y social en la que se encontraba el país resultó ser una estrategia que le costó la vida. En ese momento, había fuerzas reaccionarias tanto en la derecha como en la izquierda que no querían el cambio que él intentaba implementar, ya que pondría en peligro su progreso. Al negarse a negociar con los terroristas para ser liberado, en cierto modo optaron por que muriera.

¿Por qué se sirvió del formato de miniserie de televisión de seis episodios?

Los papeles desempeñados por algunos de los protagonistas merecían que se les dedicara más tiempo y me pareció que era el formato más adecuado para ello. Decidí dedicar un episodio a cada uno de ellos. También quería adentrarme en un universo que nunca antes había explorado.

Usted no fue el único que escribió el guion. ¿Cómo procedieron?

Trabajamos en colaboración con historiadores. En primer lugar, tuvimos que documentarnos muchísimo. Queríamos que todo lo que apareciera en pantalla hubiera ocurrido realmente. Evidentemente, en la historia, siempre hay zonas grises y hemos tenido que compensarlas recurriendo a nuestra imaginación.