Luego de diez años al aire, radio abierta avanza en su consolidación

Cultura

Diez años después de haber iniciado sus transmisiones, Radio Abierta avanza en su consolidación como un modelo de intervención comunitaria para que personas que sufren exclusión social “retomen el timbre de su voz y cuenten sus propias historias”, señaló la doctora Sara Makowski Muchnik, profesora del Departamento de Educación y Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Al participar en la Semana de Cultura Digital en la Unidad Xochimilco de esta casa de estudios, la doctora en ciencias antropológicas sostuvo que “una vieja pregunta entre los estudiosos de los procesos de comunicación es cómo incluir a quienes generalmente quedan fuera de la sociedad”, lo que se consigue mediante el uso de las nuevas herramientas que ofrece el desarrollo tecnológico.

Por todo eso producir inclusión social es la apuesta de Radio Abierta, un proyecto de intervención comunitaria que desde hace una década se realiza desde uno de los jardines de la Unidad Xochimilco donde “participan personas que padecen trastornos mentales, a los que la sociedad denomina locos”.

Uno de los rasgos interesantes del programa –que se transmite los miércoles por UAM Radio 94.1 de FM y por Internet– es la metodología de trabajo, ya que “tenemos un dispositivo sonoro (modelo de radio abierta) que crea condiciones para que las voces de personas que no son escuchadas empiecen a circular por la esfera pública”.

El espacio sonoro consiste en un círculo de varias sillas, una mesa de producción y una computadora, también hay una mesa de locutores y micrófonos con cable, “y esto de los cables no es por un tema vintage, sino que a medida que los cables se desplazan por el espacio sonoro van generando lazos sociales, entrelazando fragmentos de narrativas de quienes participan”, explicó.

Otro elemento interesante radica en que no hay un guión prestablecido y no “sabemos de qué tratará cada miércoles”, sino que se arma con los participantes, quienes proponen los temas, “así que podemos iniciar hablando de política, pero podemos terminar hablando de las hormigas”, dijo la investigadora de la Unidad Xochimilco.

Todo lo que se produce sale al exterior y hay respuesta, de manera que existe una forma de que circulen en la esfera pública digital y vuelvan al espacio sonoro con comentarios de la audiencia; “de esta manera generamos una comunidad virtual que sigue las transmisiones de la radio y creamos comunidad”, donde los mismos participantes virtuales colaboran en la construcción de narrativas, resultando en un efecto muy interesante en términos de la lógica transmedia.

Makowski Muchnik señaló que al cumplir diez años “nos hemos dado cuenta de que tenemos un modelo muy útil para otros grupos sociales que también sufren exclusión, por lo que se ha extendido a jóvenes en situación de calle, particularmente trabajamos con Radio Morelos, que también aborda esta problemática”.

Este esquema de difusión tiene muchos aspectos positivos, porque no sólo posiciona voces silenciadas o afónicas en la esfera pública digital, aquellas que por lo general no hablan en nombre propio, sino también a los usuarios de servicios de salud mental, cuyas historias clínicas son diagnosticadas por quien considera que alguien con esquizofrenia es un loco las 24 horas “y nadie es loco 24 horas”.

Esta experiencia de hacer radio coadyuva a que personas atrapadas en estos estigmas “vuelvan a retomar el timbre de su propia voz, que puedan hablar en nombre propio y contar su propia historia, no la que diga la demás gente”.

Finalmente comentó que desde hace un año tienen un proyecto con estudiantes indígenas de la Universidad Pedagógica Nacional, donde ofrecen la licenciatura de educación indígena y vienen alumnos de todas las etnias y comunidades, quienes participan hablando sus lenguas originarias, por lo tanto es una radio en distintos dialectos.