Los hinchas de México convierten el Estadio 974 en un hervidero

Deporte
  • Durante el segundo encuentro del Grupo C, los innumerables aficionados mexicanos crearon un ambiente electrizante en las gradas, pese al empate sin goles en el campo.
  • México y Polonia firmaron un 0-0 en el arranque del Grupo C

  • Tanto antes como durante el encuentro, los grupos de hinchas mexicanos desplazados a Catar crearon algunos de los momentos más espectaculares en lo que va de Mundial

  • El penal que paró Ochoa a Lewandowski desató eufóricas celebraciones

Mucho antes de darse el saque inicial en el segundo partido del Grupo C de la Copa Mundial de la FIFA 2022™, entre México y Polonia, quedaba claro que el Estadio 974 estaba a punto de verse cubierto por una avalancha verde. Innumerables hinchas mexicanos, que en días anteriores habían rondado por las calles de Doha, se dirigían a animar frenéticamente a su selección.

Tres horas antes del comienzo previsto del encuentro, ya había un gran número de aficionados de México en los alrededores del estadio, donde cantaban, bailaban y celebraban juntos en grupos grandes y pequeños. De vez en cuando, algún que otro seguidor de Polonia se mezclaba entre ellos, creando olas pequeñitas de color rojo y blanco en un inmenso mar verde; pero no cabía duda de que los mexicanos estaban a punto de convertir el primer encuentro de su selección en Catar en un partido ‘en casa’.

Los locutores del estadio enardecieron aún más sus ánimos, y el ambiente en las gradas se desbordó. Conforme se iba acercando el comienzo del encuentro, los niveles de ruido en el interior del Estadio 974 tenían cada vez más decibelios. Una canción llevaba a otra y, como no podía ser menos, los hinchas del Tri también se pusieron a hacer la ola. La fiesta previa al partido se puso al rojo vivo cuando las dos selecciones saltaron al campo y los himnos nacionales empezaron a sonar.

Su apoyo también fue incondicional durante todo el partido. Cuando Chris Beath pitó un penalti a favor de Polonia en el minuto 58 tras una revisión del VAR, el árbitro australiano no podía sospechar que, con ello, contribuiría indirectamente a que el extraordinario ambiente alcanzase su clímax.

Cuando Guillermo Ochoa detuvo la pena máxima lanzada por la superestrella de Polonia, Robert Lewandowski, el estadio estalló de júbilo con un ruido ensordecedor. Era la primera vez desde 1930 que un arquero mexicano paraba un lanzamiento desde los 11 metros en un Mundial, sin contar las tandas de penaltis. Un estruendo atronador envolvió el Estadio 974 en medio de un ambiente absolutamente electrizante, con el que te resultaba imposible incluso oírte pensar…

Cierto es que el resultado en sí mismo no estuvo a la altura del tremendo apoyo recibido por el Tri, pese a que los hombres de Gerardo Martino firmaron una actuación briosa en la que solamente les faltó el gol. Sin embargo, el empate no enfrió lo más mínimo los ánimos de los aficionados, que siguieron de fiesta mucho después del pitido final, y mientras abandonaban el estadio. El siguiente partido de México en la liguilla, contra la Argentina de Lionel Messi, seguramente inspirará escenas similares; y el Estadio de Lusail ya se prepara para la próxima avalancha verde.

Fuente: FIFA