Lásky jedné plavovlásky (Los amores de una rubia), la tragicomedia de Miloš Forman

Cultura

En 1965, Miloš Forman presentaba, con Lásky jedné plavovlásky (Los amores de una rubia), un segundo largometraje anclado en el tono tragicómico que marcaría el resto de su filmografía. La película, que evoca en un segundo plano las inquietudes de la juventud checoslovaca de la década de los sesenta, se presenta en Cannes Classics en su versión restaurada.

Un año después de Černý Petr (Pedro, el negro) (1964), sátira social ligera que le permite colocar su nombre entre los de los cineastas de la prometedora nueva generación checoslovaca, Miloš Forman continúa en el registro de la comedia con Lásky jedné plavovlásky (Los amores de una rubia).

El cineasta pone en escena la historia de Andula (Hana Brejchová), una joven obrera que se ve seducida durante una fiesta por Milda (Vladimír Pucholt), un pianista de Praga, con quien pasa la noche.

Tras romper con su novio, la joven pone rumbo a la capital checoslovaca para volver a ver a Milda, de quien se había enamorado. Pero pronto se da cuenta de que lo suyo no había sido más que una aventura para el pianista.

A través de esta comedia agridulce, que gira en torno a una de las pocas protagonistas de su filmografía en una mezcla de ternura y humor negro, el cineasta checoslovaco hace un retrato de la juventud checoslovaca desilusionada e inquieta, mientras se sientan las premisas de la liberación de la «Primavera de Praga».

Lásky jedné plavovlásky (Los amores de una rubia) refleja también el espíritu de la nueva ola checoslovaca que, desde su surgimiento en los años sesenta, aborda el cine con la voluntad de romper con los códigos, especialmente en la forma de ilustrar la vida cotidiana.

Presentada en Venecia, y nominada al Óscar a la mejor película extranjera en 1967, este largometraje cosechó un enorme éxito entre el público de Checoslovaquia.