Las víctimas del terrorismo han de poder recuperarse a través de la justicia y de medidas de apoyo

Internacional

El Secretario General de las Naciones Unidas recordó este miércoles que el terrorismo, aparte de representar un desafío global e infligir daños permanentes a las comunidades, deja una huella indeleble a todas las personas y familias afectadas .

En su mensaje para el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, que se celebra cada 21 de agosto, António Guterres señaló que las cicatrices provocadas por el terrorismo son “profundas” y que pese a “atenuarse con el tiempo, nunca desaparecen”.

“Este Día Internacional nos recuerda que, por mucho tiempo que haya pasado desde un atentado, las víctimas siguen luchando contra sus secuelas. Es preciso que las víctimas y los supervivientes en todo el mundo tengan la oportunidad de recuperarse a través de la justicia y de medidas de apoyo”.

Guterres encomió la gran resiliencia, valentía y espíritu de miles de esas personas y su capacidad para forjar alianzas mundiales, contrarrestar los falsos relatos difundidos por los terroristas y alzar su voz contra la amenaza del terrorismo y la ausencia de justicia.

Del mismo modo, se mostró partidario de ofrecer un “apoyo multifacético y a largo plazo” a las víctimas y supervivientes, especialmente a través de acuerdos con los gobiernos y la sociedad civil a fin de que puedan recuperarse, rehacer sus vidas y ayudar al prójimo.

La ONU apoya a las víctimas con múltiples iniciativas

El Secretario General destacó que las actividades de la Oficina de Lucha contra el Terrorismo de las Naciones Unidas sirvieron para conectar y hacer oír las voces de las víctimas de ese flagelo.

Además, resaltó la aprobación por parte de la Asamblea General de una resolución sobre las víctimas, la creación de un Grupo de Amigos de las Víctimas del Terrorismo y la organización el año que viene del primer Congreso Mundial de las Naciones Unidas de Víctimas del Terrorismo.

Por último, pidió una reflexión colectiva “sobre las vidas que han cambiado para siempre como consecuencia del terrorismo” y pidió comprometernos con las víctimas mostrándoles que no están solas y que la comunidad internacional se solidariza con ellas.

La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución el 19 de diciembre de 2017 por la que estableció el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo.

Convertir la experiencia negativa en herramienta para el cambio

Durante la inauguración de la exposición fotográfica “Sobrevivir al terrorismo: el poder de la resiliencia” en la sede la de la ONU en Nueva York, el Secretario General describió este miércoles la emoción que sintió durante un encuentro que mantuvo con supervivientes de un ataque terrorista.

“Su mensaje fue claro y sencillo. Las personas y las comunidades necesitan estar más unidas para ser más fuertes. Convirtamos estas experiencias desgarradoras en herramientas poderosas y positivas para el cambio. Esto representa una lección para todos.”

Añadió que los recuerdos trágicos no se pueden borrar, pero que podemos socorrer a las víctimas y a los sobrevivientes mediante “la búsqueda de la verdad y la justica, elevando sus voces y defendiendo su dignidad”.

Los Estados deben refrendar su compromiso con los derechos de las víctimas

Por otro lado, la relatora especial de las Naciones Unidas sobre la protección y promoción de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo, Fionnuala Ní Aoláin, instó a los gobiernos a redoblar sus esfuerzos para hacer efectivos los derechos de las víctimas.

“Subrayo mi compromiso de garantizar que se respeten los derechos humanos de las víctimas. El enfoque de este año sobre el poder de resiliencia de las víctimas del terrorismo y sus familias es particularmente importante.»

La relatora instó a los Estados a ratificar su compromiso de respetar los derechos de las víctimas, asegurándoles acceso a la justicia, a ejercer su derecho a interponer los recursos y obtener las reparaciones garantizadas por las normas internacionales de derechos humanos.

En su opinión, las víctimas sufren a menudo “una violencia sin rostro, sin nombre y totalmente indiscriminada. Pocos tienen los recursos físicos, emocionales, legales o financieros para responder a dicha violencia y para navegar por las complejas consecuencias legales, médicas, sociales y económicas que se derivan de ella”.