Las universidades deben abonar al diseño de políticas públicas en el ámbito cultural

Cultura

Aunque en México las universidades cuentan cada vez con más investigadores que trabajan sobre el análisis cultural, aún existen vacíos respecto de programas que abonen al diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas en el rubro artístico, refirieron académicos de la Universidad Autónoma metropolitana (UAM).

Al participar en los Conversatorios sobre los programas sectoriales 2019-2024, realizados en la Rectoría General, refirieron que en tiempos de cambio es más necesario que nunca entender cuál es el papel de las instituciones de educación superior y las consagradas a la ciencia.

El doctor Eduardo Nivón Bolán, investigador del Departamento de Antropología de la Unidad Iztapalapa, señaló que una labor ineludible es proponer caminos posibles y soluciones a las grandes demandas del sector, ante ello un plan de desarrollo y políticas públicas que presentan contradicciones, tales como los intentos débiles de descentralización, gestión del presupuesto en las diferentes áreas y diplomacia cultural.

En las recientes modificaciones al Presupuesto de Egresos de la Federación 2020, el Ramo 48, concerniente a cultura, tuvo una ampliación y/o reasignación de 150 millones de pesos, lo cual contrasta con los recortes y criterios de austeridad del gobierno federal, y hace necesario analizar el funcionamiento de los organismos de la Secretaría y la concepción misma de la cultura y el arte en esta administración, ya que hay buenas intenciones, pero no existe un plan claro que sirva de guía.

La maestra Dolly Espínola Frausto, directora de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Xochimilco, señaló que en términos institucionales no “debemos abocarnos sólo a entender el contexto, sino también a una participación más activa”, ya que si bien ese es uno de los objetivos de los conversatorios, eventualmente se busca hacer propuestas para fortalecer la enseñanza y la formación en gestión, administración y diplomacia, entre otras áreas.

Este trabajo demanda también crear programas que hagan frente a las transformaciones en las industrias creativas y los procesos de producción, circulación y consumo, así como los cambios tecnológicos y los escenarios a los que se enfrentan los profesionales en estos campos.

Desde el decreto presidencial de 2015, que transformó el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en la actual Secretaría de Cultura, el proceso de reorientación de sus políticas públicas parece no tener la claridad y la precisión requeridas.

Esto supone mayor autonomía técnica, presupuestal y de planeación, sin embargo, la importancia de la Reforma de 2015 aún no ha quedado consolidada en medio de un cambio sexenal.