Las obras del Metro representan una importante posibilidad para recuperar vestigios e información del pasado

Cultura

Durante una charla amena y enriquecedora en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el arqueólogo Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia, habló de los descubrimientos realizados durante la construcción del Sistema de Transporte Colectivo Metro de la Ciudad de México.
En la plática El Metro y la arqueología de la Ciudad de México, organizada por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, y en el marco de la muestra Metro, 50 años, que se exhibe en el Museo Nacional de Arquitectura, Pedro Francisco Sánchez narró parte de sus vivencias como uno de los metreros, apodados así por pertenecer al equipo de arqueólogos que participó en las labores de salvamento arqueológico en las excavaciones de las líneas tres a siete y nueve del mencionado sistema de transporte metropolitano.
“Cuando hablamos de grandes urbes, como Londres, París, Roma, Jerusalén o la Ciudad de México, nos debe quedar claro que, en sentido estricto, no nos referimos a una ciudad, sino al resultado de una superposición de ciudades, eventos, circunstancias y ámbitos que quedan resumidos en las urbes actuales, en cuyo entramado no son pocos los testimonios de esos tiempos idos, como casas antiguas, monumentos, lugares de culto o incluso tradiciones”, comentó quien fue supervisor en las obras de salvamento arqueológico.
“La actual Ciudad de México no es la excepción y, bajo el asfalto y los edificios que la cubren, subyacen vestigios, como en Tlatelolco, el Templo Mayor, Cuicuilco o el Palacio de Bellas Artes, donde se han hecho exploraciones y encontrado vestigios arqueológicos y novohispanos de mucho valor.
“Incluso, los hay aquéllos que se remontan a diez mil años atrás o más, como los restos de fauna pleistocénica que con inusual frecuencia aparecen al realizarse excavaciones de cierta profundidad y en contextos determinados que la experiencia nos permite establecer de manera previa y con regular certidumbre.
“A partir de lo anterior, nuestro ámbito de investigación y objeto de estudio se convierten en un verdadero palimpsesto; en un espacio sobre el que se han escrito y conservado los restos de antiguas sociedades, las osamentas de especies extintas y las huellas de eventos volcánicos o climatológicos que determinaron el establecimiento, la permanencia o el éxodo de las comunidades”.
El arqueólogo concluyó que es conocida la falta de piezas “en la integración y estudio de este rompecabezas. Las que existen se ubican tanto en sentido diacrónico cuanto sincrónico. No podemos dejar pasar oportunidades para procurar su rescate. Las obras de infraestructura se convierten en una oportunidad única e irrepetible para recuperar información. Particularmente las que se desarrollan para integrar el Sistema de Transporte Colectivo denominado coloquialmente Metro representan una singular y extraordinaria opción para este fin”.