La resiliencia de los mozambiqueños es admirable, dice Guterres en la zona devastada por los ciclones

Internacional

En una visita a las comunidades siniestradas por el paso del ciclón Idai en Mozambique, el titular de la ONU destacó la determinación de los niños de seguir en las escuelas sin techo, de las mujeres que continúan trabajando en el campo sin herramientas ni tierra y de la población en general, que sigue adelante pese a la gran destrucción de sus medios de vida por los meteoros de marzo y abril pasados.

El segundo día de su visita a Mozambique, el Secretario General de la ONU estuvo este viernes en la zona arrasada por el ciclón Idai en marzo de este año. Ahí, António Guterres entró a una escuela y preguntó a los niños: “¿A quién de ustedes le destruyó su casa el ciclón?”

Levantaron la mano casi todos los estudiantes de la concurrida aula en la que toman clases bajo el sol abrasador después de que los vientos de 195 kilómetros por hora se llevaron el techo del inmueble.

La escuela fue una más de las edificaciones dañadas en Beira, la segunda ciudad de Mozambique, donde el 90% de la infraestructura sufrió perjuicios debido al paso de Idai. Actualmente, la escuela acoge a 5000 niños que, divididos en tres turnos, toman clases en grupos de hasta 90 alumnos.

Tras saludar a un gran número de niños en el resto del edificio, Guterres les prometió que tendrían una nueva escuela y los animó a seguir estudiando y aprendiendo para convertirse en los profesionales del futuro.

En otro salón de clases, les explicó que la ONU “es un lugar donde todos los países se juntan para tratar de resolver los problemas del mundo. Algunas veces pueden hacerlo y otras no”, acotó.

Sólo una estructura de la escuela, la más nueva, permaneció inmune al desastre. Inaugurada en febrero, fu construida con respaldo de ONU-Hábitat, la agencia de las Naciones Unidas para los asentamientos humanos, con las provisiones necesarias para resistir los eventos climáticos extremos. “Ese es un gran ejemplo de resiliencia, de cómo las cosas pueden resistir cuando están bien construidas”, recalcó Guterres.

ONU-Hábitat ha liderado una iniciativa que ha apoyado en todo Mozambique la construcción de 3000 aulas resilientes.

Vulnerabilidad

En uno de esos salones de clases, el titular de la ONU se reunió con un grupo de personas con discapacidad y una con albinismo, así como con algunos de los grupos vulnerables más afectados por el siniestro.

Orlando Machambissa, un discapacitado de 44 años, le aseguró que la gente con discapacidad sufre el doble que el resto de la población. Machambissa, que tiene albinismo y está perdiendo la vista, afirmó que el ciclón fue “una noche imposible de recordar” y que algunas personas tuvieron el valor de rescatar las cosas que se llevaba el viento, pero que los que no ven bien no pudieron hacerlo.

Por su parte, una mujer de 37 años que no oye, Antónia Piripiri, explicó que en un país en el que la mayor parte de la gente se entera de las noticias por la radio, las personas como ella no tuvieron información durante la emergencia. “Ocurrió repentinamente, sin previo aviso, y la gente salió y vio caer sus casas”, rememoró.

En esa reunión, Guterres hizo hincapié en que “las Naciones Unidas tienen la obligación de hacer todo lo posible por ayudar, sobre todo a la gente más vulnerable que ha sufrido más con esta tragedia”.

Una nueva vida

A treinta minutos de Beira, Guterres visitó el campamento Mandruzi, que aloja temporalmente a 480 familias damnificadas. El Gobierno les ha dado terrenos, pero aún viven en tiendas de campaña provistas por la Agencia de la ONU para los Refugiados, la Organización Internacional para las Migraciones y otros socios humanitarios.

El Secretario General estuvo en la escuela del campamento, apoyada por UNICEF, y conversó con varias familias de residentes sobre la vida en ese asentamiento. Varias veces les preguntó si les gustaba el nuevo lugar, le respondieron que sí porque se sienten más seguros.

Más tarde, en un evento con los medios de comunicación, Guterres habló de los desafíos para reubicar a la población damnificada en Mozambique, recordando que todavía hay 46.000 personas viviendo en campamentos que no volverán a sus antiguos barrios o pueblos.

“Estoy seguro de que se harán más inversiones y nosotros apoyaremos la inversión en educación, salud y otros servicios básicos para el bienestar de la población”, señaló.

Agregó sentirse muy impresionado por lo que había observado. “Lo que vi fue una gran valentía y determinación. Vi gente que ya está cultivando. Están listos para construir su futuro.”

Necesidades

Antes de partir, Guterres estuvo en un centro de seguridad para mujeres y niños, donde escuchó las preocupaciones sobre la lejanía de las escuelas de los niños mayores, la falta de materiales para construir sus viviendas y las dificultades de ser madres solteras. Pero, sobre todo, supo claramente que no quieren depender de la ayuda, sino ser autosuficientes.

“Sólo necesitamos las herramientas para poder ganarnos la vida”, le dijo una de las mujeres. Algunas necesitan utensilios de labranza, otras precisan aprender a leer y escribir, y algunas más quieren aprender a hacer canastas o cerámica para vender. “Queremos sentir que nos ganamos la vida con nuestro trabajo”, recalcaron.

Para concluir su visita al país, el Secretario General sostuvo un encuentro con los líderes del equipo humanitario de la ONU en Mozambique y recibió un informe sobre los avances frente a la emergencia.