La Orquesta Sinfónica Nacional deleitó al público con un oasis de música mexicana en el Palacio de Bellas Artes

Cultura

La Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) ofreció un inusitado concierto que se convirtió en un verdadero oasis conformado por obras tradicionales y populares de autores mexicanos.Bajo la dirección del maestro huésped Iván López Reynoso y la participación del Coro del Teatro de Bellas Artes, la agrupación presentó su Gala Mexicana de Concierto en el Palacio de Bellas Artes, que incluyó temas de Carlos Chávez, Macedonio Alcalá, Agustín Lara, Silvestre Revueltas, Blas Galindo y Chucho Ferrer.
Ante un numeroso público que se dio cita este miércoles 19 de febrero en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, la OSN inició el concierto con la Obertura Republicana (Chapultepec), de Carlos Chávez, para, desde un inicio, mostrar el carácter de la música mexicana de concierto, la cual ha dado fama a México en el plano internacional.
La obra reúne una serie de arreglos que el compositor mexicano hizo a melodías como La marcha de Zacatecas, de Genaro Codina; el vals Club verde, de Rodolfo Campodónico, y el típico corrido revolucionario La Adelita, que despertaron el interés y los aplausos del público.
En un viaje por la geografía musical del país, el concierto siguió con un himno del sureste mexicano: el vals Dios nunca muere, de Macedonio Alcalá, que despertó suspiros, pero también las palmas de los espectadores.
Luego vino la Sinfonía india, de Carlos Chávez, emblemático homenaje musical a las culturas indígenas de nuestro país (seris, yaquis y huicholes) con el uso de instrumentos como el teponastle, percusiones y flautas.
En una muestra de versatilidad y destreza en el manejo de los géneros, la OSN hizo una pausa romántica en el programa para abordar un popurrí con canciones del “jarocho rumbero y trovador de veras”: Agustín Lara. Con la intervención del Coro del Teatro de Bellas Artes entonaron piezas como Farolito, Veracruz y María Bonita, entre otras.
La Gala Mexicana de la Orquesta Sinfónica Nacional incluyó en su parte final tres obras que resaltan el carácter nacionalista, festivo y bravío del país. Primero se escuchó el homenaje que Silvestre Revueltas hizo a la isla de Janitzio del lago de Pátzcuaro, la cual vislumbra el uso de melodías populares y tradicionales en una obra sinfónica.
Luego vino la festiva Sones de mariachi, de Blas Galindo, un homenaje a la música jalisciense, a sus sones La negra, El zopilote y Los cuatro reales, que despertaron inclusive el clásico grito del mariachi.
Entre aplausos y vivas a México, el concierto culminó con la interpretación ¡Que viva México lindo!, una simbiosis de canciones populares, como La feria de las flores y Al son de mi guitarra, que cierra de manera estruendosa y nostálgica con la internacional México lindo y querido.
Entre el público, las jóvenes Karla y Rosario comentaron convencidas que “fue un lindo concierto” y que valió la pena llegar desde Los Reyes, Estado de México, a darse “un relax musical” a la mitad de semana.
Más contundente, la señora Victorina Galarza, de la colonia Portales de la Ciudad de México, emocionada expresó que “deberían hacerse más conciertos de este tipo, gratuitos, para recordarnos a media semana quiénes somos y de dónde venimos”.
La Gala Mexicana de la Orquesta Sinfónica Nacional fue organizada por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.