La Orquesta de Cámara de Bellas Artes brindó una noche de música barroca

Cultura

En una noche de música prodigiosa y de embeleso colectivo, la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA) dio cuenta de la primera sesión de su programa 6 de la Temporada 2019, este jueves 7 de marzo en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Durante este concierto, convocado por la Secretaría de Cultura, a través del Instituto Nacional de Bellas y Literatura (INBAL), la OCBA deleitó al público con un programa diverso que significó un viaje por la historia de la música.
Con la participación del director de orquesta francés Jean-Luc Tingaud y del traverso, también procedente de Francia, pero radicado en México, Vincent Touzet, la OCBA interpretó la Sinfonía en si bemol mayor Wq 182/2, de Carl Philipp Emanuel Bach; Concierto para flauta en do mayor, Op. 7 núm. 3, de Jean Marie Leclair, y Metamorfosis, de Richard Strauss.
El concierto significó el debut con la OCBA del también pianista Jean-Luc Tingaud, quien se mostró conmovido por los aplausos que le otorgó el público al final de la jornada. Y no es para menos, ya que la batuta huésped llevó a la orquesta por los caminos del barroco con Bach, y luego por el largo periodo de la música clásica con Leclair y Strauss.
La sesión inició con la Sinfonía en si bemol mayor Wq 182/2, una pieza de Carl Philipp Emanuel Bach llena de invención, sincera en su desarrollo y un feliz fraseo, en la que la OCBA, acompañada por un teclado, dio una demostración de su dominio de los repertorios.
Luego subió al escenario el flautista traverso Vincent Touzet, quien llevó la parte solista del Concierto para flauta en do mayor, Op. 7 núm. 3, de Jean Marie Leclair —compositor francés de la primera mitad del siglo XVIII— para lo cual utilizó una flauta barroca de época.
Emocionado, Vincent Touzet comentó al final de su intervención: “Estoy feliz y me pareció una buena participación. Siempre me hace feliz estar con la OCBA, pues no es la primera vez. Además, el público de la Sala Ponce es un público conocedor y entusiasta y me gusta compartir siempre con los asistentes. La sala se presta muy bien para este tipo de instrumento, la flauta traversa barroca, de madera y una llave, que tiene una sonoridad baja”.
Y explicó: “Eso implica un gran esfuerzo tanto del solista como de la orquesta para alcanzar el equilibrio sonoro, para que una no opaque a la otra. Ha sido un reto combinar este instrumento antiguo con una orquesta moderna, de hecho, es algo inusual, sin embargo, me parece que se alcanzó un muy claro diálogo entre la orquesta y la flauta, gracias a la destreza del director huésped y a los músicos que me han cobijado siempre que me invitan”.
Con un prolongado aplauso, el público premió al solista, quien agradeció con una reverencia. Pero si esta primera parte significó un afortunado experimento sonoro, la segunda parte de la sesión devino en un trance musical, una experiencia inusitada que llevó al público al embeleso y de ahí al éxtasis con la interpretación de Metamorfosis, de Richard Strauss.
Bajo la dirección de Jean-Luc Tingaud, las diferentes secciones de cuerdas de la OCBA se convirtieron en solistas, cada ejecutante en distinto momento. Todos pusieron literalmente alma, corazón y vida para dar forma a una casi mística interpretación de lo que muchos consideran un canto fúnebre, un lamento sonoro, un desespero por aferrarse al mundo y dejar aquello que no se comprende del propio universo.
Y si bien en el principio se percibió el luto que Strauss sentía al final de la Segunda Guerra Mundial, la obra en un momento pareció recuperar la fe en un nuevo mundo. Sin embargo, hacia el final volvió a hipnotizar al público con una sonoridad sombría y a la vez portentosa, a lo que dos jóvenes del público no dudaron en llamar “un trance musical”.
“Creo que los músicos se posesionaron seriamente de su papel, como que se extasiaron en las notas que salían de sus instrumentos y ese paroxismo lo contagiaron al público. Era alucinante verlos poseídos por la música”, dijo un joven egresado de una Escuela de Iniciación Artística del INBAL.
“Yo siento que la orquesta y el público entramos en una especie de embeleso, de éxtasis. Metamorfosis fue como una sueño colectivo, muy doloroso, muy terrible, me pareció interminable, pero también muy gratificante, increíble, mágico”, dijo la joven acompañante.
El programa 6 de la Temporada 2019 de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes se repetirá el domingo 10 de marzo a las 12:00 en el Conservatorio Nacional de Música. La entrada es libre.