La ONU suspende ayuda humanitaria en RD Congo por la inseguridad

Internacional

El recrudecimiento de la violencia impide la ayuda humanitaria en el este de República Democrática del Congo, donde sus habitantes sufren una pesadilla atrapados en el fuego cruzado entre Gobierno y grupos armados. La respuesta al ébola también disminuye por la inseguridad, mientras que una ola de intensas lluvias aumenta los casos de cólera y un brote mortal de sarampión amenaza la vida de miles de niños menores de cinco años.

Los ataques de grupos armados a las comunidades en el este de la República Democrática del Congo crean una crisis humanitaria y amenazan la distribución de ayuda, declararon varias agencias de Naciones Unidas este viernes.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) tuvo que suspender temporalmente su ayuda ya que la seguridad en el terreno de su personal y el de sus socios no está garantizada y el acceso se ha vuelto muy difícil.

«Eso significa que miles de personas no recibirán asistencia alimentaria en los próximos días», explicó su portavoz, Herve Verhossel.

Las tensiones en el territorio del este de Beni en la provincia de Kivu del Norte aumentaron desde el lanzamiento de una operación de seguridad dirigida por el Gobierno contra las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF) el 30 de octubre, informó el portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) a periodistas en Ginebra.

“Los grupos armados han estado atacando a civiles y poblaciones desplazadas en la región, matando a decenas de personas y dejando a otras «atrapadas en el fuego cruzado», dijo Charlie Yaxley.

Según ACNUR, la ciudad de Beni es el hogar de alrededor de 500.000 personas. «Entendemos que hay al menos 275.000 personas en las áreas circundantes que ya han sido desplazadas y las condiciones son bastante graves y deterioradas», dijo Yaxley.

De acuerdo con la Agencia, los niños necesitan apoyo inmediato ya que muchos han perdido a sus padres o han llegado solos. El reclutamiento forzado por parte de grupos armados es una amenaza real para la seguridad de los niños, y las mujeres también enfrentan violencia sexual generalizada, abusos y riesgo de explotación.

Las personas en el este de la República Democrática del Congo continúan siendo blanco de ataques por una multitud de grupos armados, con al menos 100 civiles asesinados en ataques violentos en la región de Beni y miles desplazados desde el 2 de noviembre.

Obstáculos para la respuesta al Ébola

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que los niveles de vigilancia de ébola (el seguimiento a cualquier persona que haya entrado en contacto con personas infectadas) tuvieron que ser reducidos de un 86% a un 59% al comienzo de la semana ya que alrededor de un tercio del personal de la OMS de respuesta al Ébola en Beni ha sido reubicado temporalmente en Goma.

Hasta el 26 de noviembre, se había notificado un total de 3304 casos de ébola. Unas 2199 personas han muerto desde que se declaró el brote el 1 de agosto de 2018.

En su última actualización sobre la enfermedad, el Ministerio de Salud del país señaló la interrupción de las actividades en los sectores de Beni y Butembo, luego de las manifestaciones populares por el asesinato de civiles.

Se necesita acceso y seguridad

El portavoz de ACNUR hizo un llamado a poner fin a la violencia en Beni y sus alrededores ya que las agencias humanitarias necesitan acceso inmediato para apoyar a la población afectada.

“Cientos de personan duermen actualmente en iglesias y escuelas. Hay ciertos grupos civiles que están atrapados rodeados por las fuerzas armadas y actualmente no pueden abandonar las áreas en las que se encuentran», dijo Yaxley.

Agregó que personas ya refugiadas están siendo desplazadas nuevamente por los ataques y a veces se quedan atrapadas en el fuego cruzado.

Este desplazamiento ocurre también tras los ataques de grupos armados el miércoles a un campamento en Biakato y una oficina de coordinación de respuesta al ébola, que se cobró la vida de tres trabajadores y un oficial de policía e hirió a otros seis. Al condenar la violencia, la OMS hizo un llamado para que se detengan las agresiones, ya que se corre el riesgo de revertir el progreso significativo logrado contra la epidemia.

A principios de este mes en la ciudad de Lwemba, provincia de Ituri, los atacantes mataron a un trabajador de salud comunitario de respuesta al ébola y dejaron a su esposa gravemente herida antes de quemar su casa. La víctima también era reportero de una estación de radio comunitaria, donde ayudaba a crear conciencia sobre el ébola.

Lluvias intensan empeoran la situación

La Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) también destacó este viernes que las lluvias torrenciales desde octubre en la República Democrática del Congo han causado grandes inundaciones y las evaluaciones iniciales indican que más de 400,000 personas están afectadas, la mayoría a lo largo del río Ubangi, en el noroeste del país.

Se trata de las peores inundaciones en 25 años. “OCHA ha desplegado personal en las áreas inundadas a lo largo del río Ubangi para apoyar a las autoridades locales en la coordinación de la respuesta. Las evaluaciones iniciales indican que las personas necesitan refugio de emergencia y agua limpia como prioridad”, indicó Jens Laerke, portavoz de la agencia.

A principios de esta semana, las fuertes lluvias y deslizamientos de tierra en la capital, Kinshasa, mataron a más de 40 personas e inundaron varios vecindarios.

La portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Marixie Mercado, dijo que en el norte y el sur de Ubangi, más de 32.000 casas, 632 fuentes de agua y 142 escuelas y centros de salud han sido dañados.

“Los puntos de suministro de agua y las letrinas se han dañado y el acceso al agua potable, la higiene y el saneamiento es muy limitado. El riesgo de enfermedades transmitidas por el agua, especialmente el cólera, está aumentando debido al desbordamiento de las letrinas y las malas condiciones de higiene”, detalló Mercado.

UNICEF envió una primera ola de suministros de emergencia (agua, saneamiento y salud) por aire a socios en Zongo y Libenge, el epicentro de la crisis humanitaria en el sur de Ubangi.

“Estamos enviando una segunda ronda de suministros a ambas provincias ahora. Y también hemos desplegado expertos en agua y saneamiento”, agregó.

Al 10 de noviembre, se habían registrado 25.818 casos de cólera, incluidas 457 muertes. También hay una epidemia de sarampión en todo el país que se describe como el brote más grande y rápido del mundo. Ya ha matado a más de 5000 personas, más del 90% de ellos niños menores de cinco años.

La ONU está realizando evaluaciones en todo el país para evaluar la magnitud de las inundaciones y la cantidad de personas que necesitan asistencia humanitaria. El Gobierno está desarrollando un plan de respuesta con el apoyo de las Naciones Unidas y los socios humanitarios. Este plan priorizará refugio, agua y saneamiento y artículos no alimentarios para ayudar a los más vulnerables entre los afectados.