La inscripción de la talavera en la Lista de Patrimonio Inmaterial, solo el inicio para fortalecer su conservación

Cultura

Como parte del compromiso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para la preservación del patrimonio cultural inmaterial, a través de la Dirección de Patrimonio Mundial, con apoyo de los gobiernos de los estados de Puebla y Tlaxcala llevó a cabo el “Conversatorio sobre los procesos artesanales para elaboración de la talavera”, primera iniciativa encaminada a coordinar esfuerzos en favor de la preservación de esta manifestación, declarada Patrimonio de la Humanidad, el pasado 11 de diciembre, por la UNESCO.

La finalidad de la institución con este tipo de actividades es crear conciencia sobre la importancia que tienen las inscripciones en las listas de la UNESCO, más allá del reconocimiento internacional, “que muchos piensan es el objetivo principal, cuando en realidad solo es el principio para fortalecer la salvaguardia del patrimonio, explicó Edaly Quiroz, subdirectora de Patrimonio Inmaterial, del INAH, organizadora del foro de reflexión.

El conversatorio se desarrolló durante dos días; el 18 de diciembre, en el Museo Internacional del Barroco, en la ciudad de Puebla, y el 19 de diciembre en el Museo Regional de Tlaxcala, en la capital de esa entidad, con la participación de autoridades, académicos y artesanos de ambos estados, así como de Talavera de la Reina y Puente del Arzobispo, España, con quienes México comparte la inscripción binacional.

Quiroz explicó que la iniciativa del INAH busca coordinar los esfuerzos de Puebla y Tlaxcala, de manera local, y abrir un espacio de intercambio de experiencias entre ambas entidades y con España; “el Instituto considera fundamental propiciar el intercambio de experiencias, más que establecer un mecanismo uniforme o unificador, para fortalecer la preservación de una manifestación. Vemos que Puebla y Tlaxcala tiene gran interés en comenzar a trabajar en sus medidas de protección y valorización de la talavera”.

Asimismo, explicó que en los dos estados existe la Denominación de Origen (DO) para la talavera, y para regularla existe un Consejo Regulador de la Talavera; de manera oficial, son nueve los talleres que forman parte de ese órgano y cuentan con la certificación que garantiza que siguen el proceso artesanal, pero ello no quiere decir que talleres más pequeños no sigan el método tradicional; así que son muchos más talleres productores de talavera.

La tarea ahora es propiciar que esos talleres pequeños cuenten con la certificación, para validar que efectivamente llevan a cabo un proceso artesanal, indicó la subdirectora de Patrimonio Inmaterial, del INAH.

En ese sentido, los participantes coincidieron en señalar que está pendiente hacer un censo de los artesanos que la producen, entre ellos, opinaron lo anterior el secretario de Cultura de Puebla, Julio Glockner, quien durante su participación anunció que a partir de la inscripción de la talavera recibió la propuesta de algunos talleres para crear una escuela-taller para la producción de este tipo de cerámica.

“En los próximos días trabajaremos en ese proyecto, la idea es que quienes estudien y se profesionalicen en esto, a su vez capaciten en otras poblaciones del estado; asimismo, con el interés de que se sume Tlaxcala”, anunció el funcionario estatal.

Los panelistas también coincidieron que es importante que los artesanos vivan de su trabajo, tiene que ser una forma de vida que dé sustento al artesano y a su familia; en este sentido, Glockner refirió que dicha cuestión está vinculada con la economía mercantil simple, que ha sido olvidada, subestimada, sometida a la leyes de la industria del gran capital; “aquí tenemos que procurar, desde la Secretaría de Cultura de Puebla y otras instancias, estimular este tipo de producción que tiene carácter familiar; cada objeto artesanal, que es único, refleja el talento, la habilidad, creatividad de los artesanos”.

En las reflexiones también se consideró importante sensibilizar a la sociedad para que sepa apreciar la talavera, ante la gran cantidad de productos comerciales monótonos e incluso perjudiciales para el ambiente, como los plásticos.

La inscripción, un logro y un reto

En su intervención, Emma Yanes Rizo, directora del Fondo Nacional para el Fomento a las Artesanías (Fonart) e investigadora del INAH, señaló que para el estudio del oficio es importante recuperar los resquicios históricos de locerías y hornos antiguos del primer cuadro de la ciudad de Puebla.

“Es una buena noticia que la salvaguardia de nuestras artesanías se inicie con la talavera, porque en esta manifestación hay una fusión de técnicas de diferentes países: la talavera tiene sus raíces en el mundo árabe, pasa a España, se mejora en algunos aspectos, de allá llega a la Nueva España, y gracias a toda la experiencia en el mundo prehispánico con el barro, se logra desarrollar muy bien. Así que nace de tres continentes, es lo grato de esta técnica que además es de gran hermosura”.

Para la directora del Fonart, el reconocimiento de la UNESCO permitirá mayores acciones, desde el punto de vista de la política pública, para su enseñanza y conservación del arte tradicional. “Este es un primer paso para que la gran producción artesanal de México, que no solo es de cerámica, sino textiles, fibras, orfebrería, platería, sea revalorada, también puede abonar para frenar los plagios de diseños y robo de técnicas que han emprendido los grandes diseñadores a falta de nuevas ideas”.

La investigadora Sol Rubín de la Borbolla, con experiencia en la integración de expedientes de candidaturas para integrar expresiones mexicanas a las listas de la UNESCO, propuso la creación de un comité o grupo de trabajo donde estén representados todos los que tienen que ver con esa manifestación: los artesanos, en primer lugar, los pequeños productores, los talleres artesanales, académicos, investigadores y los funcionarios públicos; el tema de la política pública para la conservación y salvaguardia del patrimonio es fundamental.

Asimismo, señaló que el tema de la preservación de una manifestación del patrimonio cultural tiene que ir hacia el interior de la problemática propia de esa manifestación, y hacia afuera con el tema de la revaloración de la misma entre el público en general. Son dos estrategias que se complementan, señaló.

En el conversatorio también participaron Cynthia Santoyo Robles, de la Oficina de la UNESCO en México; Luz de Lourdes Herbert Pesquera, directora de Patrimonio Mundial del INAH; y la secretaria de Turismo de Tlaxcala, Anabel Alvarado Varela, quien dijo que la inscripción de la talavera representa un orgullo, pero también “el reto de poner la mejor de nuestras voluntades para conservar esos procesos que se han conservado de padres a hijos”.

Entre otras propuestas que se escucharon durante los dos días, están el intercambio de artesanos, incluir el insumo de artesanías en las oficinas de gobierno federal y estatales, el intercambio de saberes entre distintas regiones, además de la creación de la escuela-taller. El conversatorio contó con dos paneles en los cuales participaron artesanos, quienes expresaron su preocupación por el tema de la innovación y la tradición, el cómo seguir siendo fieles al proceso tradicional, pero creando piezas por las que se interesen los nuevos consumidores.

Asimismo, hablaron del tema de la DO, al que se sumaron artesanos que se encontraban entre el público, pues por su alto costo muchos pequeños talleres no han podido obtenerla. Los artesanos tlaxcaltecas de San Pablo del Monte comentaron sobre las dificultades para que la DO se extendiera a esta región y no solo se quede en Puebla, pues este poblado es cuna de ceramistas de talavera, como se les reconoce en la inscripción de la UNESCO.

Crisis en España

Bienvenido Maquedano Carrasco, de la Consejería de Cultura de Castilla-La Mancha, España, dijo que, en su país, desde hace 30 años, hay una crisis importante de desuso de talavera porque se produjo un cambio en los gustos de la población para consumir cerámica, relacionado con la llegada de los productos industriales plásticos, principalmente chinos. “De la noche a la mañana, estamos hablando de cinco años de diferencia, a principios de la década de 1990, cuando teníamos unos 80 talleres de cerámica en un pueblo de mil 500 habitantes, en el caso de Puente del Arzobispo, y unos 40 en Talavera de la Reina, pasamos a una cuarta parte. Hoy hay poquitos talleres y el número de artesanos ha ido decreciendo también, paulatinamente. Estamos en una situación delicada.

“Pero, por otra parte, tenemos la esperanza de que los talleres de hoy día, que son supervivientes, se están beneficiando de una concienciación por parte de las administraciones públicas e incluso de la población que empieza a volver los ojos a temas como la contaminación, el cambio climático y comienza a optar por productos más sostenibles”.

Carrasco refirió que la sensación que se tiene en casi toda la sociedad española es que esta inscripción “ha caído del cielo”, pero esto es resultado de un trabajo de varios años de preparación.

Ahora, finalizó, “nos toca explicar qué es lo que hemos hecho todos estos años, qué supone esto del patrimonio inmaterial; primero a las comunidades portadoras, a los artesanos de Puente del Arzobispo y Talavera de la Reina, pero también a los propios políticos. La inscripción significa un compromiso, cuando hacemos una solicitud a la UNESCO hacemos un trato: usted lo reconoce y nosotros desarrollamos y proponemos una serie de medidas económicas, de visibilización, de preservación, de mejora de las condiciones de vida del artesano y de formación”.