La etnóloga Marina Alonso reflexiona sobre la invención de la música indígena en México

Cultura

La categoría de música indígena nació, prácticamente, en el siglo XX, como una expresión de la forma en la que el Estado mexicano promovió lo que consideraba lo propiamente originario, en términos de una manifestación cultural, indicó la etnóloga Marina Alonso Bolaños.

La estudiosa de la música tradicional presentó su libro La invención de la música indígena de México. Antropología e historia de las políticas culturales del siglo XX, en el canal de INAH TV en YouTube, como parte del ciclo “Palabra de nuestros autores”, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y de la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura.

En el enlace virtual, Alonso lamentó que, pese a los avances en la historia reciente: movimientos indígenas o los cambios constitucionales para el reconocimiento de la multiculturalidad del país, en la sociedad y en el imaginario colectivo persistan muchas ideas en torno al indígena, a lo indígena y a sus músicas, perdurando los estereotipos que victimizan a los pueblos originarios y anulan la diversidad.

“Este libro nació, precisamente, a partir de la búsqueda de respuestas ante preguntas sobre por qué ciertas expresiones musicales han sido más estudiadas que otras, o la razón por la que algunas se consideran más ‘representativas’, entre otros cuestionamientos. Realicé un trabajo de archivo para rastrear las ideas que están detrás de la construcción de lo indígena y de la identidad mexicana”.

La especialista encontró que las expresiones musicales populares, tradicionales, actuales e indígenas, deben mucho a las políticas culturales posrevolucionarias, en particular a las realizadas de 1920 a 1930, debido al gran impulso del sistema educativo mexicano. Afirmó que estas manifestaciones sonoras también están en deuda con las grandes instituciones de los decenios posteriores, en particular con el Instituto Nacional Indigenista y el INAH, entre otras, no solamente de México sino de América Latina.

En la presentación virtual, Alonso afirmó que muchas de estas tradiciones musicales fueron reforzadas y simbolizadas para formar parte del acervo cultural de la nación, razón por la cual plantea que se trata de una invención.

“No hago un uso peyorativo del término (invención), sino que retomo parte de los postulados del historiador Eric Hobsbawm, para proponer cómo hay una suerte de selección artificial en torno a ciertos tipos de música que se consideran más indígena que otros, o que debieran ser representativas sobre otras”, apuntó.

Asimismo, resaltó el trabajo de etnomusicólogos como Vicente T. Mendoza y Gabriel Saldívar, desarrollado en los años cincuenta y sesenta, y al efectuado posteriormente por Thomas Stanford, pero en particular al de aquellos que estuvieron ligados a las instituciones públicas y a las investigaciones en torno a las nociones de lo que debiera ser la música indígena.

La maestra en antropología por el Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, dijo que antes de la llegada de Thomas Stanford a México —a mediados de la década de los 50, del siglo pasado—, no se hablaba de la etnomusicología como disciplina, sino que los investigadores se dedicaron al trabajo de la ‘folclorología’.

“Este libro parte de un pensamiento crítico, considero que se trata de un texto provocador, de planteamientos que invitan a reflexionar, a homenajear a los músicos tradicionales, locales, a los propios pueblos indígenas, para dejar de cosificarlos, y pensar que son sujetos históricos, cuya contemporaneidad debemos reconocer”, finalizó.

El libro La invención de la música indígena de México. Antropología e historia de las políticas culturales del siglo XX está disponible con descuento del 50%, a través del correo electrónico feriafilah@inah.gob.mx, con el código OVA1069, sujeto a disponibilidad. Incluye envío dentro de la República Mexicana.

La investigación poscovid-19 en la Fonoteca del INAH

La etnóloga Marina Alonso también participó hace unos días, en la sexta charla del Seminario Antropología, Historia, Conservación y Documentación de la Música en México 2020, con la conferencia virtual Fonoteca poscovid-19, reflexiones sobre la investigación, la cual versó sobre los retos a los que se enfrenta y enfrentará este repositorio, pionero en el país en la investigación, documentación y conservación de materiales sonoro-musicales.

Señaló que en todos los campos disciplinarios se han llevado a cabo foros de reflexión al respecto; sin embargo, considera que las y los investigadores de las músicas han permanecido un tanto ajenos a estas problemáticas, por lo que es pertinente iniciar el debate académico. Asimismo, destacó la preocupación por el trabajo de campo, su lugar y viabilidad en estos nuevos tiempos.

“Parte de la discusión inaplazable, y que no hemos hecho de forma sistemática, concierne al trabajo de campo ante la pandemia. Se han escuchado muchas opiniones, que van, sobre todo, en el sentido de plantearse que se está en la era COVID-19 y lo que será la poscovid-19, pero la reflexión tendría que ir más allá de la coyuntura y de la propia situación sanitaria”, dijo.

Ahora, añadió, se ha previsto la etnografía virtual, donde, gracias a las relaciones de amistad y trabajo establecidas con diversas personas, se posibilita contactar a los interlocutores a través de las nuevas tecnologías, aunque únicamente se le escuche o vea, por medio de un dispositivo electrónico, y no se aprecie el contexto completo que solía observarse.

“La cuestión aquí es que estas tecnologías ayuden a mejorar y a transformar las relaciones en el trabajo de campo entre la academia y sus interlocutores, pero no sólo en este ámbito, por ello me parecía importante discutir aspectos en torno a la Fonoteca del INAH y lo que será el periodo posterior a la pandemia, en la medida en que su utilización nos debería conducir a dar respuesta a los retos que enfrentamos hoy”.

La etnóloga subrayó que las aproximaciones conceptuales y metodológicas siempre han sido objeto de controversia. Para el trabajo de campo habrá un antes y un después de esta contingencia sanitaria, por lo que implica en sí misma y porque muchas zonas están cerradas al ingreso de gente externa, lo cual significa un proceso de análisis y de actualización de las formas locales de organización sociopolítica.

“Habrá que diseñar estrategias de intercomunicación de maneras distintas y más acordes a la realidad actual. Podríamos remitirnos a una etnografía que permita el flujo de las relaciones sociales, que enfatice el diálogo y que no sea de corte contemplativo”, concluyó.