La Compañía Nacional de Danza estrenó el ballet de Romeo y Julieta con lleno total en el Palacio de Bellas Artes

Cultura

Con el retorno del ballet Romeo y Julieta al Palacio de Bellas Artes, la Compañía Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), acompañada de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, congregó a un numeroso público que elogió, con una larga ovación, su desempeño artístico en la interpretación de una obra de grandes desafíos técnicos, dramáticos y musicales.
En la primera de las diez funciones que ofrecerá la CND, tanto el cuerpo de baile como los protagonistas de la obra, representados por los bailarines Elisa Ramos y Argenis Montalvo, en sus respectivos papeles de Julieta y Romeo, ofrecieron una gran interpretación de la pieza coreográfica de John Cranko (1927-1973), en la que trabajaron arduamente desde hace meses bajo la dirección de la maestra inglesa Jean Bourne, repositora oficial de las obras de Cranko.
Moisés Carrada, en su papel de Mercucio, también fue largamente ovacionado por los asistentes, así como el director de orquesta, Jonas Alber, y el resto del elenco que actuó con gran soltura y profesionalismo esta magistral reposición del clásico de William Shakespeare, que se desarrolla en la antigua ciudad de Verona, Italia, a principios del Renacimiento.
Al estreno acudieron Elisa Carrillo, primera bailarina del Staatsballett Berlin, una de las compañías de ballet más importantes a nivel internacional, y Cuauhtémoc Nájera, directores de la CND, quienes manifestaron su orgullo por el desempeño de los bailarines en el escenario.
“Tenemos una compañía con nuevos integrantes, todos muy jóvenes, que han tenido la oportunidad de trabajar con Jean Bourne para el montaje de esta obra que requiere no sólo destreza en el baile, sino también actuación”, dijo la bailarina, quien un día antes del estreno estuvo en el ensayo general de la obra para dar las últimas indicaciones al elenco.
“Estoy muy emocionada de que se trajera de nuevo el ballet de Romeo y Julieta y que el público lo haya recibido con tanto entusiasmo, luego de 11 años de su última presentación en este escenario. Es una historia que todo mundo conoce, todos nos enamoramos y sufrimos por el primer amor, es una obra bella y me da gusto ver a los bailarines trabajar con empeño y enfocados en su papel”.
Añadió que la interpretación dramática de esta coreografía en tres actos es uno de los grandes retos para los bailarines, que deben combinar con los giros, los duetos y todo el trabajo técnico que conlleva la obra. “No es nada más pensar en los saltos y los giros perfectos, sino en cómo se va a actuar para lograr que el papel crezca”, enfatizó Elisa Carrillo, quien ha interpretado en varias ocasiones este ballet con la Ópera de Berlín y con el Stuttgart Ballet de Alemania, en el que hizo todos los personajes femeninos, desde el cuerpo de baile hasta Julieta.
“He bailado varias versiones de Romeo y Julieta: la de Nacho Duato, que me fascina, pero es más contemporánea, una visión completamente diferente. También está la de Kenneth MacMillan, excelente, pero sobre todas prefiero la de Cranko. Romeo y Julieta y Onegin son bailes de Cranko muy importantes para mí”.
Finalmente, manifestó su entusiasmo porque el INBAL presente de nuevo esta producción y que los bailarines la disfruten, “porque es maravilloso interpretar ballets de Cranko, todas las compañías importantes del mundo tienen repertorio de él y es fundamental que la CND vuelva a tener una obra de este coreógrafo”.
Cuauhtémoc Nájera, codirector de la CND, comentó que todos los que han participado en el montaje están muy contentos con el resultado de los bailarines, por lo que incluso se eligieron cuatro elencos para representar los papeles principales de la obra: las Julieta, los Romeo, los Teobaldo y los Mercucio.
“Eso habla muy bien del trabajo de los bailarines de la compañía para dar vida a esta coreografía que tiene varios desafíos: el primero viene del texto mismo de Shakespeare sobre una historia dramática con personajes muy jóvenes que reflejan una gran pasión y toman decisiones radicales. Por otra parte, está la partitura de Serguéi Prokófiev, que es muy bella pero no es una música fácil y los bailarines tienen que entenderla, ajustarse, complementarse, interpretarla. Y, por último, está el reto coreográfico que tiene las complicaciones técnicas de la coreografía como estructura, pero también de su lenguaje que combina la visión clásica del ballet con su propia manera de verlo en el siglo XX”.
Agregó que desde que se reunió con Elisa Carrillo en enero, hablaron del proyecto para presentar de nuevo Romeo y Julieta, que la CND montó en 1994 y se bailó por última vez fue en 2008.
“Quisimos rescatarla porque es uno de los ballets de corte clásico más importantes del siglo XX y nos pareció fundamental tener este repertorio en la compañía. Es un ballet bello que le gusta al público y del que hay muchas versiones, pero de todas las que conozco, la de John Cranko es la que prefiero, porque es la más cercana al texto de Shakespeare y se acopla muy bien a la musicalidad”, concluyó.
Las próximas funciones serán el 22, 24, 27, 29 y 31 de octubre, y 3, 5, 7 y 10 de noviembre. Martes y jueves a las 20:00 horas y domingos a las 17:00. Las localidades están a la venta en taquillas del Palacio de Bellas Artes y en el sistema Ticketmaster.