La autora Mariana Enríquez habló de sus inicios literarios en el marco de la FILEY

Cultura

En el marco de la 9ª Feria Internacional de la Lectura Yucatán, Argentina, país invitado de honor, organizó junto con la UADY la lectura de El otro lado: relatos, fetichismos, confesiones: mis inicios en la escritura, ensayo que explora los inicios de la carrera literaria de Mariana Enríquez.

Escritora versátil y periodista, la autora argentina se ha constituido como fundadora de una nueva tradición de terror gótico literario que incorpora perspectivas novedosas. A través de su obra nos confronta con lo grotesco, lo transgresor, con los sectores vulnerables de la sociedad que habitan las fronteras de lo normal: marginados.

En palabras del narrador, ensayista y crítico literario, Adrián Curiel Rivera, quien fungió como presentador, la literatura de Enríquez “opera como una presa de agua que se va acumulando y que de repente se desborda y arrasa con todo”.

Sin embargo, la ganadora del Premio Herralde de Novela 2019 confesó que nunca tuvo interés en ser escritora: “No escribí mi primera novela porque quería ser escritora, ni porque quería publicar, ni porque conocía escritores y los admiraba y quería ser como ellos, la escribí porque no encontraba a nada ni nadie que contara lo que me pasaba”.

Es así como, a los 19 años, en un intento de reescribir su mundo privado, nació Bajar es lo peor, un espejo de los temas que inquietaban a la juventud de su época: la ansiedad adolescente, el alcohol, las drogas, y el rock, entre otros.

Enríquez retomó los escenarios que le eran familiares y los plasmó en su novela, lo cual, en su momento de publicación, la llevó a ser criticada como una obra de realismo sucio, sin embargo, ella la describe como “una novela casi fantástica con noche y drogas, con el romanticismo de Cumbres Borrascosas”. Sobre su proceso creativo, declaró: “yo quería ver reflejada mi experiencia en un texto escrito en Argentina, pero no quería que necesariamente fuese realista, pensar que la experiencia sólo se puede reflejar desde el realismo es un error común y una falta de imaginación grave”.

Bajar es lo peor conmocionó a la audiencia provocando una oleada de apoyo febril, sin embargo, también trajo experiencias inesperadas, como la llegada de cartas que demandaban saber la dirección de la vivienda de los personajes, como un surrealista borrado de la línea divisoria entre la ficción y la realidad. Al respecto, la también periodista se manifestó sorprendida, los lectores demandaban saber cuánto del texto estaba inspirado en la realidad, y mientras que la experiencia se conjuga con la imaginación en cualquier proceso creativo, los textos, expresó, incluso aquellos inspirados en hechos reales “están manipulados, al llevarlos a la palabra, a la literatura, cambian por completo”.

En cuanto a la estructura de su obra, la influencia gótica es innegable, sin embargo, también encontramos una familiaridad que resuena a través de Latinoamérica. Mariana Enríquez tomó los miedos sociales de nuestro continente y los plasmó en el terror, asimismo, reconoció que el ocultismo, la espiritualidad pagana y el folclor fueron elementos importantes en su infancia y adolescencia. Su abuela, oriunda de Corrientes, Argentina, localidad sincrética ubicada en la frontera entre Brasil y Paraguay, era una gran narradora y devota de creencias paganas. Esta crianza la llevó a reconocer una necesidad de reapropiación de las narrativas populares: “En América Latina hay cierto desprecio por las culturas (…) es una narrativa popular silenciada, que no entró a la literatura o entró con migajas, no con la fuerza y riqueza con las que pudo haber entrado”.

A pesar de que Bajar es lo peor es, con total seguridad, su novela que más impacto ha tenido en el público, Enríquez compartió que se rehúsa a retomar historias o personajes del pasado, evitando incluso modificar el texto antes de reimpresiones: “Me parece mal corregir los libros viejos, le pertenecen a su tiempo y le pertenecen al autor cuando era más joven, que es una persona diferente”.

Al concluir su presentación, la argentina agradeció al público por su presencia y se lamentó por la imposibilidad de visitar México como consecuencia de la pandemia, compartiendo que ha tenido muy buenas experiencias con el público mexicano, particularmente durante el último año de encierro e incertidumbre, y expresó su deseo de visitar la FILEY en ediciones futuras.