La automedicación puede perjudicar la salud de pacientes con dolor crónico

Cultura

En la actualidad, 86% de mexicanos toma medicamentos sin prescripción médica  y, de ellos, el 68% recurre a la automedicación con antiinflamatorios no esteroideos (AINES) para aliviar el dolor y su uso inapropiado puede desencadenar efectos adversos importantes e incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades graves a corto y largo plazo, que incluso pueden llevar a la muerte.

En México, el dolor es una de las 10 causas más comunes de atención a la salud a través de la consulta externa, área de urgencias o en el área de hospitalización , sin embargo, la automedicación se ha convertido en un problema de salud pública.

Esto responde a diversas razones, como la falta de acceso a atención médica, al desconocimiento del dolor crónico como una enfermedad en sí misma, la desinformación respecto a cuándo es oportuno acudir al médico, a la confianza en recomendaciones de familiares, conocidos e información consultada en internet, así como a la disponibilidad de medicamentos que pueden adquirirse sin receta médica.

Este es el caso de los antiinflamatorios no esteroideos (AINES). “Los AINES se emplean para tratar los dolores agudos, es decir, aquellos que tienen una duración corta, menor a un par de meses; la inflamación y la fiebre. Sin embargo, no deberían usarse por tiempo prolongado, pues pueden cronificar el dolor y retrasar el tratamiento adecuado; lo cual genera importantes complicaciones de salud”, señala el doctor João García, presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT).

Los pacientes que se automedican con AINES resuelven parcialmente el dolor inicialmente uno o dos días y no acuden a una consulta médica; cuando se complica y el paciente de manera repetitiva consume este tipo de analgésicos por algún tipo de dolor crónico y lo repite cada tres meses, es ahí cuando se pueden ocasionar diversos efectos colaterales, por lo se debe evitar la automedicación, advierte la doctora Teresa Nava Obregón, Jefa de la Clínica del Dolor en el Hospital Universitario “Dr. José E. González” de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Monterrey, Nuevo León.

Entre los riesgos que supone la automedicación con AINES para aliviar el dolor se encuentran:

– Retraso o dificultades para realizar un diagnóstico adecuado. El uso indiscriminado de estos medicamentos puede ocultar tanto la intensidad del dolor como las enfermedades de base que lo ocasionan, y demorar la atención oportuna.

– Cronificación del dolor. La administración de dosis indebidas puede incrementar su intensidad y prolongar el padecimiento por meses, años o para toda la vida; lo cual podría provocar daños irreversibles y afectar la calidad de vida del paciente.

– Daños a la salud. El uso recurrente y/o en altas dosis, sin supervisión médica, provoca que las sustancias se acumulen en el organismo, y causen algunas complicaciones como sangrado gastrointestinal, falla renal, daño hepático o problemas cardiovasculares, especialmente entre pacientes de edad avanzada o con patologías preexistentes.

– Aparición de reacciones leves como erupciones cutáneas, dolor abdominal, vómito o taquicardia.

El problema se agrava debido a que muchos de los pacientes que tienen enfermedades crónico-degenerativas como dolor crónico de espalda, de rodilla, de cadera, de columna, del hombro, son adultos mayores que ya tienen medicación y que al administrar este tipo de fármacos (AINES) pueden potenciar efectos adversos graves e incluso aumentar el riesgo de sangrado gastrointestinal y, a largo plazo, daño renal que puede ocasionar la muerte, señala la Dra. Nava.

Ambos especialistas coinciden en que, para solucionar esta situación, es necesario mejorar el acceso a los sistemas de salud, promover un uso más responsable de estas opciones terapéuticas y educar a la población sobre el dolor crónico, los peligros de la automedicación en estos casos y la importancia de buscar atención médica adecuada para garantizar un diagnóstico oportuno y recibir el tratamiento adecuado para cada paciente.

Así mismo, recalcan la urgencia de implementar programas para la formación sobre dolor crónico en el personal de salud, ya que son los responsables de la prescripción, así como de la promoción del uso adecuado de los medicamentos.

Sobre el dolor crónico
• Una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con, daño tisular real o potencial, pero, cuando se prolonga por más de tres meses, pierde su función biológica y se cronifica  .
• Es considerado una enfermedad por sí misma, de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11, por sus siglas en inglés) .
• La Federación Latinoamericana de Estudios del Dolor (FEDELAT) estima que 190 millones de personas padecen esta condición en Latinoamérica  ; de ellos, alrededor de 60 millones sufren de dolor lumbar crónico  y 13 millones de personas padecen de dolor neuropático
• El dolor crónico tiene un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes, desde el punto de vista físico, económico y emocional. Debido a su intensidad, interfiere en las actividades físicas, sociales y diarias, disminuye su capacidad cognitiva y los hace más propensos a sufrir ansiedad y depresión .