Guillén de Lámport llegó a la Nueva España en 1640; tenía la misión de proteger a los criptojudíos portugueses de los excesos del Santo Oficio, sin embargo, fue encarcelado dos años después de su arribo bajo el cargo de herejía. Pasó 17 años en la cárcel de la Inquisición, desde donde siguió denunciando la corrupción de sus captores. En prisión, escribió casi mil salmos en latín sobre lienzos, con plumas de gallina y tinta que él mismo elaboraba con cenizas y otros materiales.
Murió en la hoguera en 1659.
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