Kamala Harris y su visita

Política

Alberto Woolrich Ortíz

Cuenta la historia que cuando Trajano entregó a Pretorio la espada que era símbolo de la justicia le expreso: “Úsala en mi favor si gobernase con justicia y, si no, contra mi”. En ésta Cuarta Transformación de la Nación y con las distancias propias del simbolismo cabe decir: Trajano es el pueblo y la espada es nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Intelligenti pauca.

También cuenta la historia que Pierre Joseph Proudron en un muy emblemático momento expresó que: “La justicia consiste en el respeto espontáneo y mutuamente garantizado de la dignidad humana, cualquiera que sea la persona a que se refiera y en cualesquiera circunstancias, y sean los que fueren los riesgos a que su defensa pueda exponernos”.

Con esos emblemáticos antecedentes quiero referir aquí y ahora que tras una larga, sangrienta y trepidante lucha entre hermanos en nuestro País se obtuvo nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Desde entonces, nuestra República antepone su Carta Magna a las leyes ordinarias derivadas de ella. Conviene puntualizar en éste preciso instante que nuestra Ley de Leyes establece los derechos fundamentales para todos los mexicanos, sean estos servidores públicos o no lo sean, la misma norma asigna competencias a los Órganos del Estado y prevé mecanismos procesales y procedimentales que garanticen todo su contenido.

Nuestro México tiene y debe mantener la imperiosa necesidad de proteger su Constitución Política con apoyo y fundamento en la realidad, dado que nuestra vida social, económica, política y jurídica necesariamente tiene que estar regulada por el derecho. Nuestra Constitución en ésta Cuarta Transformación y en cualquier época aún diferente a ésta, demanda y exige la conservación, vigencia y efectividad de la misma. El respeto a la Carta de Carranza, por desgracia en ésta época política, no siempre ha sido espontánea y natural, han existido ocasiones en que nuestras autoridades, entre las que se destaca la Presidencia de la República, han violentado y trastocado sus disposiciones, pese a que juraron observarla, respetarla y guardarla. Como consecuencia jurídica de ese absurdo comportamiento se ha desequilibrado la estabilidad de los poderes constituidos, lo cuál implica violaciones a los derechos de los mexicanos.

Para fundar mis futuras aseveraciones, me he permitido precisar una serie de importantes datos históricos, jurídicos y políticos a fin de hacer ver a mis distinguidos lectores el efecto que tiene la justicia, cuando alguien juramenta sobre la Constitución de la República respetarla y hacerla respetar y ello no lo cumplen.

Pasemos al tema.

Hay un narcopolítico que ha encendido los ánimos y la ira de nuestra Carta Magna, cuando como alto funcionario de la justicia de la República, se atrevió a crear alianzas con los narcotraficantes para introducir y bajar aviones con grandes cargamentos de clorhidrato de cocaína a fin de dañar la salud de los mexicanos y al haber olvidado acatar al Derecho que debe imperar en nuestra República.

Siempre he estado y sigo estando en contra de la corrupción que impera en el medio de procuración e impartición de justicia y el que los funcionarios desleales no se atengan en puridad al profundo mensaje de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: la justicia tiene que ser decente, transparente, efectiva y gratuita.

Por ello nuestra historia jurídica patria, como lo he referido en innumerables ocasiones en muy diversas colaboraciones en el presente espacio informativo, ahora demanda cárcel para el infractor de la ley que tanto ha dañado la imagen de nuestra Nación y por sobre todo de la justicia por su desmedida sed de riqueza. Auri sacra fames.

Ahora compete a Pretorio utilizar la espada de la justicia en contra del delincuente que dio nacimiento al fenómeno de la narcopolítica y so pretexto de cumplir eficazmente con su encomienda tuvo el atrevimiento de encarcelar a gente inocente a fin de tratar de evitar se supiera la verdad de su maldad.

Vaya para la justicia una anticipada y sincera felicitación, no en balde la próxima visita de la Vicepresidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Doña Kamala Harris, quién hará entrega de un dossier, con todos los protocolos exigidos por el Derecho Internacional, que según se dice contiene vital información para combatir la narcopolítica, documento diplomático que proporciona el nombre del político protector del narco, según se reveló en el juicio del siglo el Chapo Guzmán.

Los entendidos en cuestión de diplomacia refieren que además contiene los datos del diplomático que en funciones de Embajador de los Estados Unidos Mexicanos acreditado ante la Comunidad Europea, se atrevió en su momento a proponer a un digno empresario mexicano: El trasiego de substancias no permitidas en su avión particular, situación que de hecho fue rechazada por ese mexicano de honor.

Tiempo al tiempo, falta muy poco tiempo.

Lic. Alberto Woolrich Ortíz.

Presidente de la Academia de

Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C..