Josefina Lavalle, figura clave en el desarrollo de la danza en México

Cultura

Bailarina, coreógrafa, profesora e investigadora, Josefina Lavalle dedicó su vida a la danza, pues desde que interpretó el Jarabe tapatío en el jardín de niños, nunca dejó de estudiar para enriquecer su acervo y “hacer mejor las cosas”, de acuerdo con sus propias palabras.La labor de Josefina Lavalle (Ciudad de México, 29 de enero de 1924-25 de mayo de 2009) quedó plasmada en sus trabajos teóricos e históricos, como la creación del Fondo Nacional para el Desarrollo de la Danza Popular Mexicana (centro de recopilación e investigación de la danza indígena tradicional), su estudio sobre la reconstrucción de bailes de salón del siglo XIX o su sistema de notación para la danza.
Su creatividad se materializó en más de 40 piezas coreográficas, entre las que sobresalen Juan Calavera, La maestra rural, Informe para una academia, Danza para cinco palabras, Sueño de un domingo por la tarde en la Alameda, Cambio de tiempo y Corrido.
En 2007 el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) le otorgó la Medalla Bellas Artes en el marco de los 60 años de la Academia de la Danza Mexicana (ADM), de la cual fue una de sus fundadoras. Al año siguiente, durante los festejos por el 25 aniversario del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón (Cenidi Danza) recibió la presea INBA-José Limón.
El 23 de marzo de 2010 en ceremonia oficial se develó la placa Josefina Lavalle en memoria de la creadora e intérprete, en el Salón 7 de la Escuela Nacional de Danza Folklórica. Previamente se impuso su nombre al Auditorio de la ADM.
Sus primeros pasos
Festivales escolares en la primaria y secundaria contaban con la presencia de Josefina. “Era muy bailadora. Bailaba yo danzón, swing, blues. ¡Uy!, mi mamá me hacía unos vestidos preciosos”, declaró en entrevista publicada en el libro Josefina Lavalle: Institucionalidad y rebeldía, de Patricia Camacho.
En 1937 inició sus estudios dancísticos de manera formal en la Escuela Nacional de Danza, dirigida por Carlos Mérida y con maestros como Nellie Campobello, Luis Felipe Obregón, Linda Costa, Tessy Marcué y Francisco Domínguez.
Continuó estudios de danza clásica en la academia de la maestra Estrella Morales. En esa época fue profesora de la Escuela Nacional de Danza e invitada a formar parte, bajo la dirección de Waldeen, del elenco del Ballet de Bellas Artes. En 1946 fue designada primera bailarina de la compañía.
En 1947 fundó, junto con Guillermina Bravo y Ana Mérida, la Academia de la ADM. Además, se inició como coreógrafa profesional con la Suite provenzal, estrenada en la primera temporada del Ballet de la ADM en el Palacio de Bellas Artes.
Al año siguiente fundó el Ballet Nacional de México, al lado de Guillermina Bravo, Amalia Hernández, Lin Durán y Evelia Beristáin. En 1956 realizó una gira por Cuba y en 1957 por Europa, China y la extinta Unión Soviética.
Junto con Guillermo Arriaga fundó en 1958 el Ballet Popular de México. Fue nombrada directora de la ADM en 1959. Por su apoyo al movimiento estudiantil de 1968 fue cesada de su cargo, pero le fue restituido en 1972 y lo ocupó hasta 1977.
Colaboró con las autoridades del INBAL en la creación de los Centros de Educación Artística. Fue designada vicepresidenta para América Latina del Consejo Internacional de la Danza de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, de 1973 a 1983. En 1986 ingresó al Cenidi Danza como investigadora de tiempo completo.
Siempre activa, continuó impartiendo clases, fue asesora artística y jurado en diversos certámenes dancísticos, además de publicar artículos. Falleció el 25 de mayo de 2009 y, un día después, en el Palacio de Bellas se le rindió homenaje de cuerpo presente.