Indignación, impotencia y miedo ante crímenes cometidos contra familia Lebaron y muchos mexicanos: Alto al Secuestro

Política

Fentanilo, opiáceos, armas e impunidad protagonistas de la inseguridad en nuestro país aunado a la falta de una EFECTIVA estrategia de seguridad que haga prevalecer el Estado de Derecho.
Que hagan lo que crean conveniente, tanto los gobiernos Estatales y el Federal pero que actúen, ya no queremos seguir siendo VÍCTIMAS de ningún delito.
¿Qué tendrá que pasar, cuántos secuestros, feminicidios, homicidios o robos a mano armada tendrán que ocurrir para que los gobernados tengamos seguridad?
¿Cuándo veremos acciones reales de los gobiernos, para no sentirnos solos y abandonados a nuestra suerte como es el caso de la familia Lebaron, quienes por cierto, tienen una docena de años denunciando que el crimen organizado se ha apoderado del territorio donde ellos habitan y sus cercanías?
¿Qué mensaje quiso enviar la delincuencia organizada tanto al gobierno como a la ciudadanía? Demostrar su poderío, su crueldad y saber que no habrá consecuencia alguna porque seguramente no habrá ningún detenido por estos hechos.
La familia ya fue víctima de dos secuestros, dos hermanos de Julián Lebaron, uno de ellos por desgracia fue asesinado durante su cautiverio.
El Estado ya fue incapaz de darles seguridad y justicia en aquel entonces, hoy vuelven a ser víctimas de un Estado incapaz enviando un mensaje de impunidad. Dicha impunidad es la que permite que estas tragedias se sigan repitiendo y lo más lamentable es que cada vez ocurren con mayor crueldad y hasta dejando niños y bebés como víctimas mortales.
¿Qué nos está pasando como humanidad para haber llegado a normalizar la violencia?
Las víctimas del delito somos abandonadas en todos sentidos, estamos desprotegidas; los derechos de los violentos son de mayor peso que los de quienes hemos sufrido la violencia y con cualquier pretexto piden ser excarcelados dejándonos nuevamente en peligro.
Los ciudadanos estamos en manos de una delincuencia que se siente intocable, cada vez más confrontativa y ataca sin piedad por igual a niños, mujeres, ancianos y jóvenes, en medio de gobiernos que se escudan en la no confrontación, que no actúan y en los que es más fácil abandonar a los ciudadanos que hacer prevalecer el Estado de derecho.
Defender a los mexicanos con la ley en la mano no es sinónimo de violaciones a los derechos humanos, es a través del uso legítimo de la fuerza como se debe proteger un bien superior, que es la seguridad de todos los ciudadanos.