Huellas de medio siglo de danza: Ballet Independiente, texto celebratorio de creación y vida

Cultura

“Fue en el año de 1967 cuando se formalizó notarialmente el Ballet Independiente, un 15 de septiembre, el que hasta diciembre de 2017 hizo su última aparición en el Teatro de la Danza Guillermina Bravo y, desde esta pequeña anécdota, transcurrieron 50 años de afecto y recuerdos”, rememoró Magnolia Flores al presentar el libro Huellas de medio siglo de danza: Ballet Independiente, el cual recupera la historia de la compañía que fundó su marido, Raúl Flores Canelo.

Acompañada por Ofelia Chávez, directora del Cenidi Danza José Limón; la autora del libro, Cristina Mendoza, y la periodista Patricia Cardona, Magnolia Flores agradeció a los exintegrantes de la compañía, presentes en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, y recordó que cuando Flores Canelo logró confianza, “sintió entonces la necesidad de independizarse (del Ballet Nacional de México, dirigido por Guillermina Bravo) “para formar su propio grupo afín con sus ideales”.

Huellas de medio siglo de danza: Ballet Independiente, publicado por el centro de investigación del INBAL, recupera de manera puntual no sólo la historia de Ballet Independiente, sino el trabajo de uno de los coreógrafos que marcó la escena dancística de México, apuntó Ofelia Chávez.

“El libro nace de la invitación de Magnolia Flores a Cristina Mendoza, investigadora del Cenidi Danza, quien fue participe, testigo, espectadora e investigadora del Ballet Independiente. Este texto celebratorio del 50 aniversario de la creación y vida de la agrupación constituye un homenaje al legado de Raúl Flores Canelo; a la vez representa un reconocimiento a los innumerables talentos que se sumaron a su labor artística y, gracias a ellos, la compañía pudo desarrollarse durante medio siglo.

“Mención especial en la publicación de esta obra merece el apoyo de la misma compañía que permitió revisar el tesoro de su acervo documental, fotográfico y videográfico: programas de mano, calendarios de giras, festivales y concursos, así como las notas de prensa, la visión de los críticos y periodistas, los testimonios y entrevistas, los cuales constituyeron una guía significativa en la reconstrucción de la historia.

“Cristina Mendoza no se desvía en las intimidades biográficas, avatares y vicisitudes, sino que se centra en el discurso coreográfico que transcurre en varias etapas por las que transitó el Ballet Independiente y periodos directivos, poniéndonos al frente del espectáculo y la sensibilidad de una y varias épocas. A través de su narrativa se transmite un sentimiento sincero, derivado de la admiración y cariño hacia Raúl Flores Canelo, el artista y el hombre, y hacia la compañía”.

Por su parte, Cristina Mendoza recordó que Flores Canelo fue un “personaje de hermosa figura: suave, gentil, tímido, sencillísimo, pero con una visión de hierro sobre por qué y para qué hizo danza toda su vida. Estaba poseído por ciertas temáticas que penetraron su alma humana y coreográfica”.

Destacó que debido a que la autora, quien fue parte del Ballet Independiente, se introdujo en el corazón de la materia, “el libro es materia viva. Hay un corazón pulsando detrás de las palabras”. Agregó que el volumen construye un “tejido de críticas y noticias periodísticas asombroso. Cada paso que dio o dejó de dar el Ballet Independiente está registrado, desde los triunfos hasta las desventuras, las giras por Europa y el doloroso quiebre interno para convertirse en dos compañías; luego la lucha por la recuperación del nombre original y la maraña de posturas políticas y estéticas en pro y en contra de esa fractura. Todo está ahí”.

Finalmente, la autora dijo que, al desmenuzar las obras de Flores Canelo, “aún las de apariencia más simple, emerge una riqueza de sentidos, si bien no intelectual, sí de experiencias y vivencias.

“Construía de manera condensada, simbólica, de ahí que las superposiciones de tiempos espacios o personajes fueran una constante. No sólo trataba de hacer visible una historia coherente, sino de plantear una visión personal del mundo. Las obras van desplegando sensaciones, recuerdos, imágenes, datos y experiencias personales, autobiográficas; de penetración filosófica, política, moral y estética hizo uso de la estructura formal y conceptual de división en escenas a la manera de un guion literario, características de su estilo desde sus inicios coreográficos. Modalidad que le dio libertad para abordar cualquier temática.

“Como investigadora de la danza no pude rechazar la oportunidad de involucrarme en los actuales debates que han surgido en torno a la preservación y recuperación, recreación y reposición de montajes. Entendí que me correspondía atender los avatares que Magnolia fue sorteando desde 1992 como cabeza del grupo. Haberme planteado un recuento cronológico de las actividades realizadas durante cada uno de los periodos directivos por los que atravesó la compañía”, fue lo más atinado, pues el peso de su historia es de suma importancia para valorar su influencia.