Gunther Gerzso, figura tutelar del arte mexicano

Cultura

Antes de dedicarse a la pintura, Gunther Gerzso (1915-2000) se desempeñó como escenógrafo en la industria cinematográfica de México durante la llamada Época de oro, con directores de la talla de Luis Buñuel, Alejandro Galindo, Roberto Gavaldón y Emilio El Indio Fernández. También colaboró en el ámbito teatral nacional, al realizar escenografías para montajes en el Teatro Orientación y otros importantes foros.En el marco de la campaña “Contigo en la distancia”, la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) conmemoran este 21 de abril el 20 aniversario del deceso de Gunther Gerzso, artista mexicano de ascendencia húngaro-alemana que sobresalió como pintor y diseñador de escenografías, quien en 1978 recibió el Premio Nacional de las Bellas Artes.

“Gunther Gerzso es una figura tutelar del arte en México, junto con Carlos Mérida, Rufino Tamayo y Juan Soriano”, señala Carlos Segoviano, curador del Museo de Arte Moderno (MAM) del INBAL.

El autor de El nacimiento de los pájaros, Combate, Mitología, Nude, Paisaje, Dos personajes, Cabeza, Yaxchilán y Tlatoani, entre otras obras, perteneció a una generación de creadores que abrieron el paso a la abstracción en nuestro país como un género de propuestas plásticas y poéticas que por sí mismas se sostienen más allá de cualquier referencia literaria o histórica.

El curador del MAM refiere que la introducción a la abstracción en México fue de corte geométrico, como es el caso puntual del trabajo de Gerzso: “Su obra se distingue por tener un componente de corte constructivista derivado en cierta forma del cubismo y posee una limpieza geométrica y una volumetría de gran sensación tectónica que recuerda a los templos prehispánicos, pero no como ruinas históricas, sino como una especie de aliento místico que exalta el componente mágico o surreal”.

Asimismo, se acercó al grupo de artistas exiliados en México afines al surrealismo, integrado por Remedios Varo, Leonora Carrington, Kati Horna y Wolfgang Paalen. Un momento clave en la carrera de Gerzso ocurrió durante un viaje a Yucatán con Galindo, donde visitó Uxmal y Chichén Itzá, lo cual reforzó su convicción personal de realizar un tipo de arte genuinamente relacionado con México. Su amistad con Miguel Covarrubias, Alfonso Caso y Paalen también contribuyó a afianzar sus ideas sobre la calidad estética de las piezas arqueológicas halladas en nuestro territorio.

El mundo indígena se volvió clave, entonces, en el estilo de corte arquitectónico y abstraccionista que desarrolló, caracterizado por una superposición de fragmentos cuadrangulares asimétricos: volúmenes acomodados de forma excesivamente ordenada que evocan los basamentos prehispánicos como si fueran vistos desde arriba.

Sus pinturas, refiere el especialista, son planos de colores que se superponen y que evocan la tierra, el cielo, la fecunda vegetación del sur de México; se traslapan de tal manera que entre ellos se perciben como muros que impiden que la luz llegue hasta el fondo del cuadro, por lo cual hay espacios oscuros, como si se tratase de sitios subterráneos o pasadizos ocultos. Esto provoca que la pintura en conjunto se vuelva dramática y misteriosa. Los módulos geométricos que pinta asemejan pliegues de la memoria de toda la historia en la que se soporta este país, justamente desde el mundo prehispánico hasta la actualidad.

“Es muy importante reconocer a este artista como un personaje principal del cambio de la pintura hispanoamericana tras la Segunda Guerra Mundial. En el paso del realismo a la abstracción, Gunther Gerzso es un puente esencial”, afirma Segoviano.

Agrega que en el MAM es uno de los artistas consentidos. En su acervo se resguardan piezas como Ciudad maya. Su obra se incluye en diversas muestras colectivas del recinto, donde se han presentado tres exposiciones individuales, en 1970, 1977 y 2003. El Museo de Arte Carrillo Gil también resguarda varias obras suyas.

Por su parte, Julio García Murillo, maestro en Historia del arte, comenta que Octavio Paz designaba a Gerzso, Mérida y Tamayo como los antecesores de la pintura abstracta en México, aunque ninguno de ellos se reconocían como tales.

La obra temprana de Gerzso, añade, es similar a la de los surrealistas europeos. Ya que fue en los años cincuenta cuando empezó a definir su estilo, a partir de la exhibición de algunas de sus piezas en la Galería de Arte Mexicano.

“Tenía un profundo conocimiento del oficio pictórico. Lograba articular planos y fondos, por lo cual podemos hacerle caso de no considerarlo abstracto. Hacía toda una serie de reflexiones y apuntes. Para pintar no llegaba a partir del accidente”, concluye.

En 1978 Gerzso recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en el rubro de Bellas Artes. En 1994 obtuvo la Medalla Salvador Toscano al Mérito Cinematográfico que otorga la Cineteca Nacional. La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas lo reconoció con el premio Ariel de Oro en 2000 por su trayectoria en el séptimo arte.

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