Flavio Oviedo: el teatrero nahua que recorre México

Cultura

“Si volviera a nacer, otra vez elegiría el arte, el teatro para vivir”, dice Flavio Bautista Oviedo, actor y director que ejerce su oficio de manera profesional desde hace 21 años. Fue en la infancia cuando en su natal Huasteca hidalguense lo llevaron un día a ver teatro guiñol, eso marcó su vida y, sin que lo supiera entonces, definió su ruta profesional.

Para Layo Oviedo, su nombre artístico, el teatro es una tarea, una pasión, un amor que no solamente lo ha llevado a viajar por el mundo divulgando las tradiciones mexicanas, sino que le ha permitido conocerse a sí mismo. “Mi esfuerzo me ha llevado a conocer mi propia cultura”, sostiene este hablante de náhuatl que desde el 2001 es guerrerense por adopción.

Su lengua indígena, que integra frecuentemente en su trabajo teatral, es un canal que le permite otras formas de expresión además de que le ha abierto puertas en el ámbito artístico, explica en conversación con la Secretaría de Cultura en el marco del Día Mundial del Teatro.

A propósito además del Año Internacional de las Lenguas Indígenas, este creador sabe que la lengua náhuatl “es digna de valorarse y de tener en cuenta también como un recurso de expresión en el teatro”, asegura.

Aunque ejerce el teatro desde niño, desde la escuela primaria comenzó a formalizar su trabajo a partir de 1996, cuando recibió una convocatoria para participar en el Laboratorio de Teatro Campesino e Indígena de México, con sede en la Ciudad de México.

Este modelo de escuela tuvo un auge en Tabasco, se movió por Yucatán, Sinaloa y Sonora para luego llegar a Morelos, la Ciudad de México y Oaxaca.

“Es una escuela en donde uno aprende, mama de las culturas étnicas las mismas tradiciones, las enseñanzas ancestrales de la cultura en general y, gracias al arte, pueden preservarse, rescatarse o revalorarse los sistemas de enseñanza de la vida en el mundo indígena”.

Su trabajo de llevar funciones a pueblos indígenas le hizo conocer Oaxaca, Veracruz, Puebla, Sinaloa, Hidalgo, Tabasco, Sonora, Yucatán y otros estados. Le permitió refrendar la confianza en el poder de la comunicación artística. “Era impresionante la reacción del público, ignoto del arte teatral como tal. Sentirse o descubrirse espectador oyendo música de Beethoven, viendo una escena, era algo tierno, maravilloso y muy sensible”.

Además, ocurrían operaciones de identificación indígena, de dignidad cultural. “Verse reflejado en su vida misma de campesino, viendo sus propias costumbres, viéndose reflejados en la escena era algo reivindicativo y de enseñanza, también de aprendizaje mutuo del público y del ejecutante. Y más aún si el teatro se hace en lengua indígena, en donde el señor o la señora que no habla español puede entender qué está pasando o qué se está diciendo en escena. Eso ha sido maravilloso”.

El ahínco, la entrega, la disponibilidad de hacer las cosas le han asegurado siempre espacios donde desarrollarse; una fortuna, reconoce. “Algo importante es mantenerse siempre en constante preparación, aprendizaje, y no dejar nunca de buscar, de encontrar esas formas de crecer en este ámbito”.

Oviedo ejerce el oficio de Esquilo y de Juan Ruiz de Alarcón como profesor en el Centro de Enseñanza para Extranjeros (CEPE) de la UNAM en su campus de Taxco, Guerrero.

“[Ahí] encontré el espacio donde desarrollar un movimiento cultural en la población taxqueña”. En el CEPE fundó el grupo Xinaxtli (semilla en náhuatl), que acaba de celebrar 10 años ininterrumpidos de actividades. “[Con Xinaxtli] hemos llevado el teatro a distintos lugares del estado de Guerrero, así como a otros estados y festivales de teatro”. Además, sus labores les han merecido reconocimientos como el premio al mejor montaje y a la mejor actriz en la Primera Muestra Estatal de Teatro en 2013, en Acapulco, Guerrero, otorgado por el Centro Cultural Domingo Soler, por su presentación de Los perros de Elena Garro.

El proyecto que ahora defiende ha permitido el desarrollo de al menos 10 artistas que ahí han comenzado su carrera, “formándose en diferentes universidades del país. Los talleres de teatro que ofrece el CEPE pueden ser la oportunidad de todo aquel que se interese en el teatro, el punto de inicio de una carrera dentro del arte específicamente teatral.

El entusiasmo, el esfuerzo, la constancia también enfrentan sus bemoles, claro. “Falta mucho esta combinación de gobierno con creadores e instituciones que den los espacios por igual a todos para expresarse sin interés político, sin buscar quedar bien con tal o cual institución o autoridad: eso siempre estorba. Y eso también existe en Guerrero, por supuesto”.

La convocatoria de Oviedo a jóvenes guerrerenses que quieran incorporarse a Xinaxtli está abierta. “Invitamos a todo aquel joven interesado en el teatro a que pida informes en nuestro centro y se acerque al mundo del teatro”. La meta es modesta: hacer juntos un mejor mundo.