En México prevalece un capitalismo de subcontratación internacional

Cultura

“La capacidad de desarrollo de un país no depende sólo del Estado sino también de los actores sociales”, aseguró el doctor Ilán Bizberg, investigador del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México (COLMEX), al participar en el Coloquio internacional América Latina, intempestiva, en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Si bien existen similitudes entre las naciones de América Latina, la historia, los contextos y los procesos de transición democrática han sido muy diferentes, ya que en el caso de México se dio primero la liberalización de la economía y luego el paso a la democracia, por un cierto debilitamiento del sindicalismo y, aun cuando existen movimientos sociales muy importantes, están atomizados, además de que cambiar el modelo económico de subcontratación internacional es difícil porque no existen las bases sociales para hacerlo.

El jefe del Poder Ejecutivo prevé cambiar la dinámica del neoliberalismo, pero las restricciones son muy fuertes por el comercio, los grandes grupos económicos, la dependencia de las inversiones extranjeras, las trasnacionales y, sobre todo, la ausencia de una sociedad civil importante.

El especialista expuso que en la región existen cuatro tipos de capitalismo y que cada uno se caracteriza por un modo de acumulación que incluye una estructura productiva, es decir, lo que explota el país en materias primas o bienes de alto valor agregado, cómo produce, distribuye la riqueza creada y la participación del Estado como actor central de desarrollo a partir de un compromiso entre varios actores.

Uno de los capitalismos al que pertenecen México y Chile es el de subcontratación internacional, que se caracteriza por la poca intervención estatal, la represión salarial, una política asistencial, la debilidad de los actores sociales y un pacto social dominante con los grandes capitales extranjeros y nacionales.

El segundo es el socio-desarrollismo, el cual intenta conseguir un equilibrio entre los mercados externo e interno con una fuerte intervención estatal, una política redistributiva y fuerza de los actores sociales, además de un pacto dominante junto con el capital, como se ha podido observar en Brasil y Argentina.

Otro es el denominado rentismo-liberal, que se distingue por una subordinación al capital global, la baja intervención del Estado, una represión salarial o controlada, un sistema de seguridad social asistencial, actores débiles y un pacto entre el capital extranjero y grandes empresarios nacionales.

Por último, el rentismo redistributivo que se ha observado en los últimos años en Bolivia, por ejemplo, que depende del mercado externo con una elevada intervención estatal, además de una redistribución salarial por un sistema de seguridad social, la presencia de fuertes actores sociales, un pacto dominante con los sectores populares y un compromiso con los capitales extranjeros y nacionales.

El doctor Bizberg consideró que Brasil se perfilaba para ser la nación más desarrollada de América Latina, sin embargo con la llegada del presidente Jair Bolsonaro se enfrenta a una crisis política más que económica, mientras que Perú y Chile se encuentran en situaciones de fragilidad por la dependencia de sus productos a la economía internacional.

El Coloquio Internacional América Latina, intempestiva fue inaugurado por el doctor Fernando de León González, rector de la Unidad Xochimilco; los maestros Dolly Espínola Frausto, directora de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, y Agustín Vázquez García, académico del Departamento de Producción Económica y miembro del comité organizador, y contó con la participación de especialistas de Argentina, Colombia, Brasil y México.