El violonchelista Lynn Harrell interpreta a Schumann en concierto virtual con la Orquesta Sinfónica Nacional

Cultura

La Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) inicia el último mes del año con un programa bajo la dirección artística de su titular Carlos Miguel Prieto al interpretar un repertorio conformado por la obra Divertimento para orquesta, de Leonard Bernstein; Concierto para violonchelo, de Robert Schumann, acompañado del chelista Lynn Harrell como solista, y la Sinfonía núm. 5 de Serguéi Prokófiev, en una audición que se podrá disfrutar este viernes 4 de diciembre a las 20 horas a través de la plataforma Contigo en la distancia de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México.

Para celebrar su primer centenario, la Orquesta Sinfónica de Boston encargó varias obras y una de las piezas conmemorativas es Divertimento para orquesta, de Leonard Bernstein (1918-1990), la cual es una expresión de su historia de amor con la ciudad de su juventud y su orquesta. Es un álbum lleno de recuerdos, así como una evocación de escuchar música sinfónica en vivo por primera vez en el Symphony Hall. La composición fue estrenada el 25 de septiembre de 1980 por la agrupación dirigida por Seiji Ozawa.

El violonchelista Lynn Harrell (1944-abril 2020) es el solista invitado a interpretar el Concierto para violonchelo de Robert Schumann, pieza considerada una de las obras maestras escritas hacia el final de su carrera y estrenada cuatro años después de su muerte, en Leipzig, Alemania, el 9 de junio de 1860. El recital consta de tres movimientos interpretados sin pausa. A diferencia de muchos otros compositores de su tiempo, cuyo interés principal era escribir partituras majestuosas, Schumann tenía otras ideas al respecto: “No puedo escribir un concierto para los virtuosos. Debo lograr algo diferente”, decía.

Este sencillo y admirable principio, esbozado al inicio de su carrera musical, guió a Schumann en la creación de este concierto para violoncello. Algunas de las referencias más interesantes sobre esta obra están, como es de suponerse, en el diario de Clara Schumann: “El mes pasado Robert compuso un concierto para violoncello que me agradó mucho. Me parece que está escrito en el verdadero estilo del violoncello… Las cualidades románticas, la inspiración, la frescura y el humor, así como el muy interesante tejido entre el violoncello y la orquesta, son sumamente atractivos”, apunta.

Respecto a la Sinfonía núm. 5, con la cual cierra el programa la OSN, Prokófiev escribió: “Considero mi Quinta sinfonía como la culminación de un largo periodo de mi vida creativa. La concebí como un concierto sobre la grandeza del espíritu humano”.

Si bien es probable que Prokófiev haya querido infundir en su obra algo de orgullo nacional, sería difícil hablar de esta obra como una sinfonía nacionalista. Concebida bajo el estruendo de la guerra, la Quinta sinfonía dejó, desde el día de su estreno, un sabor nacional que conserva hasta nuestros días.

Para esta composición el autor utilizó una gran orquesta con piano, arpa, una nutrida sección de percusiones, maderas a tres con un clarinete extra, cuatro cornos, tres trompetas, tres trombones, tuba y cuerdas. Escrita en 1944, esta obra fue estrenada en Moscú el 13 de enero de 1945 bajo la batuta del compositor -en la que habría de ser su última aparición como director de orquesta.

Lynn Harrell, violonchelo

La presencia de Lynn Harrell se sintió siempre en todos los ámbitos del medio musical. Fue un solista consumado como integrante de grupos de cámara, en recitales, director de orquesta o profesor. Su versátil presencia lo colocó en el Continente Americano, en Europa y Asia, en el escalón más alto de los artistas de la escena internacional.

Los críticos lo llamaron un “gigante gentil”, un músico de casi dos metros de estatura cuya interpretación era infinitamente sutil, combinando un sonido robusto con su musicalidad inconfundible. En 2015-2016 Harrell realizó una gira por Europa con el trío Mutter-Bronfman-Harrell, con presentaciones en Berlín, Madrid, Moscú, Milán y Múnich.

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