El vínculo docencia-investigación no se traduce en buenas prácticas educativas

Cultura

La figura del profesor-investigador “en nuestra institución está en tela de juicio, pues la idea o valor de vinculación entre docencia e investigación no se traduce necesariamente en buenas prácticas educativas”, afirmó el doctor Javier Rodríguez Lagunas, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En el estudio Problemas de la docencia, explicaciones, estrategias y expectativas. La mirada de los académicos participantes en grupos focales, elaborado conjuntamente con el maestro Víctor Gerardo Cárdenas González, ambos del Departamento de Sociología de la Unidad Iztapalapa, concluyeron que “existe un conflicto y tensión porque nuestro modelo de enseñanza-aprendizaje presenta signos de agotamiento”.

Durante el Coloquio Docencia universitaria en el nivel de licenciatura, celebrado en dicha sede académica, Rodríguez Lagunas consideró que existe una segmentación del trabajo académico, “pues los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), nivel III, son como una casta divina y hay académicos de primera, segunda o de tercera, y persiste una visión que degrada a aquel que no es parte de este sistema”.

Rodríguez Lagunas y Cárdenas González diagnosticaron que si bien frente a otras universidades estatales la Casa abierta al tiempo está en mejores condiciones hay exceso de alumnos en grupos y las instalaciones no son las adecuadas para propiciar el trabajo en equipo, además de que el alto grado de ausentismo de profesores ha provocado que los ayudantes impartan las clases y asuman responsabilidades que corresponden a los titulares.

Al menos siete de cada diez docentes son de tiempo completo, por lo que no tienen problemas de estabilidad laboral y pueden ingresar al sistema de estímulos, pero el mecanismo para medir la academia se ubica en el campo de la investigación.

Otro dato preocupante que arrojó la indagación es el bajo nivel de conocimientos de los alumnos de nuevo ingreso –cerca de 80 por ciento no domina la aritmética o el álgebra elemental– y esa falta de recursos apendidos contribuye a no alcanzar el objetivo de la docencia.

Los resultados del trabajo derivan de entrevistas a 17 profesores de las divisiones académicas de Ciencias Biológicas y de la Salud; Ciencias Básicas e Ingeniería, y de Ciencias Sociales y Humanidades.

Rodríguez Lagunas recordó que en 1999, durante el rectorado del doctor José Luis Gázquez Mateos, se deliberó en torno al problema de le eficiencia terminal. Derivado de ese ejercicio emergieron políticas operacionales para la docencia.

El doctor Moisés Mecalco López, profesor de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UAT), compartió que ante las presiones por los vaivenes políticos y las políticas educativas implementadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en ese centro de estudios formaron una comisión de profesores que rediseñó los planes de estudios de las licenciaturas y propuso incluir la perspectiva de las competencias en su modelo educativo e integrar la articulación de conocimientos con la práctica e integración pedagógica.

“Para entender el mundo contemporáneo, el alumno requiere de una visión integral, sin perder de vista que las universidades públicas interactúan en un entorno marcado por las modificaciones propias del mundo capitalista”.