El resumen de la década de Noticias ONU: Parte 2

Internacional

En la segunda entrega de una serie de tres partes que repasa algunas de las principales historias relacionadas con la ONU de la última década, tomamos los años 2014 a 2016, que vieron el peor brote de ébola jamás registrado; así como una nueva esperanza de que la crisis climática pueda ser abordada por los líderes mundiales a través del histórico acuerdo climático de París; y el lanzamiento de la Agenda 2030 de la ONU: un plan de acción para las personas, el planeta y la prosperidad.

2014: la ONU lucha contra el peor brote de ébola en la historia

En diciembre de 2013, en el pueblo de Meliandou, en Guinea, un niño llamado Emile Ouamouno falleció. Fue una tragedia para su familia, pero su muerte adquirió un significado mucho más amplio, cuando Emile fue nombrado el paciente cero de lo que se convirtió en el peor brote de ébola en la historia.

El virus mortal y altamente contagioso se propagó rápidamente a través de Guinea, así como a las vecinas Liberia y Sierra Leona, para llegar a conocerse como el brote de ébola en África occidental. Las economías de los tres países estuvieron a punto de colapsar y los servicios de salud se vieron limitados. Se registraron unas 6000 muertes ese año, y comunidades enteras fueron paralizadas por el miedo.

Para agosto de 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) había declarado el brote como Emergencia de Salud Pública de Preocupación Internacional con el fin de garantizar una respuesta internacional coordinada, liberar fondos y detener la propagación de la enfermedad a otros países.

Pasarían dos años hasta que la OMS pudiera declarar terminada la emergencia, momento para el cual se habían registrado 28.616 casos y 11.310 muertes de ébola en Guinea, Liberia y Sierra Leona.

Un informe independiente de 2016 señaló que hubo un retraso en la identificación de la escala sin precedentes del brote, y destacó la importancia de una mejor capacitación para los equipos de trabajadores de la salud y una mejor comunicación entre las redes sanitarias.

Lamentablemente, desde 2018, otra parte de África ha estado luchando contra el segundo brote de ébola más grande registrado: hasta el momento se han perdido más de 2200 vidas, en medio de unas 3300 infecciones confirmadas en la República Democrática del Congo (RDC).

La parte oriental del país, donde se concentra el brote, también se enfrenta a una grave inseguridad y violencia, lo que dificulta los esfuerzos para contener la enfermedad. Después de los combates en noviembre de 2019, la OMS declaró que alrededor de un tercio de su equipo de respuesta al Ébola en la región de Beni tuvo que ser reubicado temporalmente, una medida que, según advirtió la agencia de salud de la ONU, hará más probable la propagación del virus.

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2015: nueva esperanza para la acción climática

UNFCCC
Adopción del Acuerdo de París.

En diciembre de 2015, con la adopción del Acuerdo de París sobre cambio climático se renovó la esperanza para el medio ambiente. Por primera vez, prácticamente todos los países del mundo se comprometieron a combatir la crisis climática y a adaptarse a sus consecuencias, que incluyen la amenaza del calentamiento global.

Ban Ki-Moon, el entonces Secretario General, aclamó el acuerdo como un «triunfo monumental», escribiendo en las redes sociales que preparaba “el escenario para avanzar en el fin de la pobreza, fortalecer la paz y garantizar una vida digna y una oportunidad para todos».

El acuerdo fue adoptado luego de dos semanas de negociaciones en la conferencia de la ONU sobre el cambio climático COP21. Abarca mitigación, para mantener las temperaturas no más de 2 grados Celsius más altas que los niveles preindustriales; adaptación, para que los países puedan lidiar mejor con los impactos del cambio climático; y apoyo, con financiamiento disponible para las naciones más vulnerables y más pobres.

La adopción tuvo lugar en un espíritu de gran emoción y esperanza, con lágrimas en los ojos de muchos delegados. Ban dijo que todos los involucrados deberían estar orgullosos de lo que habían logrado, pero señaló que el Acuerdo era solo el comienzo, porque el trabajo estaba por empezar al día siguiente.

Cuatro años después, el Acuerdo sigue siendo visto como un pilar clave en el largo camino hacia una economía global más limpia y sostenible, pero hay muchos indicadores de que no se ha realizado suficiente trabajo.

Una gran cantidad de informes y estudios ambientales muestran el daño continuo al medio ambiente debido al cambio climático provocado por el hombre, y la probabilidad de que, si continuamos en el camino actual, las temperaturas se elevarán mucho más allá del nivel de 1.5 grados Celsius, con consecuencias catastróficas.

El sucesor de Ban como jefe de la ONU, António Guterres, ha hecho de la crisis climática uno de los pilares centrales de su mandato, instituyendo varias iniciativas que aseguraron que el tema recibiera un nuevo impulso y enfoque, particularmente en 2019 (más sobre este tema en la tercera y última parte de nuestra revisión de la década).

Más historias de 2015 relacionadas con la ONU aquí.

2016: un plan para un futuro mejor

Durante los primeros 15 años del siglo XXI, muchas de las actividades de la ONU fueron guiadas por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), con ocho objetivos que iban desde reducir a la mitad las tasas de pobreza extrema hasta detener la propagación del VIH / SIDA y proporcionar educación primaria universal.

Para 2015, año objetivo de las metas, se había logrado mucho trabajo positivo, pero se necesitaba una nueva visión. Esto se convirtió en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que se lanzó oficialmente en 2016, y fue diseñada para aprovechar los ODM y completar lo que no pudieron lograr.

La Agenda estableció un plan de acción para las personas, el planeta y la prosperidad, incluida la erradicación de la pobreza, descrita por la ONU como «el mayor desafío global y un requisito indispensable para el desarrollo sostenible».

Se anunciaron 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con metas diseñadas para llevar a cabo acciones en cinco áreas principales: las personas (erradicación de la pobreza y el hambre); el planeta (protección contra la degradación y acción urgente sobre el cambio climático); la prosperidad (garantizar un buen vivir para todos); la paz (fomentar sociedades libres de miedo y violencia) y la asociación (para movilizar los medios para alcanzar los Objetivos).

En el lanzamiento de los Objetivos, el entonces Secretario General, Ban Ki-Moon, dijo que los ODS representaban una «visión compartida de la humanidad y un contrato social entre los líderes mundiales y las personas. Son una lista de cosas por hacer para las personas y el planeta, y un plan para el éxito”, afirmó en esa ocasión.

En 2020, solo faltarán 10 años para alcanzar los Objetivos e implementar la Agenda, y la ONU ha lanzado una Década de Acción para acelerar el proceso. Esto se anunció en septiembre de 2019, en la primera Cumbre sobre el progreso de la Agenda, que se convocó en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

En el cierre de la conferencia de dos días, la subsecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, dijo que habían surgido tres mensajes concretos de la cumbre: un compromiso renovado de los líderes mundiales para implementar la Agenda, que describió como crítica para responder a las necesidades del mundo; mayores desafíos, un reconocimiento de que se deben intensificar los esfuerzos para alcanzarlos; y claridad sobre la tarea que se avecina, con una década decisiva para «fomentar una acción global más ambiciosa”.

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